Me dije que no haría una crítica de "M", pues no quería seguir perdiendo mi valioso tiempo, pero después de ver las innumerables, infinitas e igualitarias críticas me decidí por empezar diciendo lo siguiente: ¡Vaya peñazo de película!

Mira que yo iba con todas las ganas del mundo, convencido de que me apasionaría... pero qué estafa.
No quiero comentar su técnica perfecta, no advierto sobre su peligroso mensaje panfletario, no discuto que sea avanzada a su época, admiro que los actores no se hayan muerto de cáncer de pulmón... pero lo que quiero constatar, y todavía no he visto por ningún lado, es que esta película es aburridísima. Tal y como está estructurada, la forma en que la policía y "los otros" lo buscan en paralelo (sucediéndose situaciones poco creíbles durante toda la función), la casi ausencia (hasta el final, claro) del personaje principal, las numerosas conversaciones en torno a pistas totalmente arbitrarias y absurdas... un sinfín de ridiculeces que crean tedio casi desde el primer fotograma. Y la cosa no mejora adentrándose en el metraje, hasta concluir con un final preponderante que trata de ser efectivo pero que se desarma por el preocupante mensaje que envía.

Aquí Bergman relata de forma universal los bajos instintos humanos, reflejados en la venganza, en la violencia, en la inocencia... Su objetivo es demostrar la falta de evolución de esos instintos. Ya sea en Suecia, en el siglo XIV, en el XIX, en España, o en Indochina, el ser humano se comporta de forma unidimensional, y esta película es claro reflejo de ello.
La increíble personalidad del director no se ve alterada, y sigue siendo una constante el valor que arroja al filmar teniendo en cuenta el contexto en el que se encontraba.

Hay obras que no se pueden analizar sin haber visto parte de la filmografía de un autor. Y esta película es uno de esos casos.
No había visto nada de Ingmar Bergman, y de pronto encontrarse con un film con una personalidad tan, tan marcada, a la vez fascina, y a la vez crea numerosas preguntas.
Una de ellas podría ser: ¿hay que tomarse esta cinta como una continuidad o realmente es la ruptura de un periodo?
Y podríamos seguir con: ¿es transgresora o una más en la lista del director?
Realmente es una necesidad imperiosa poder compararla con alguna de sus otras películas.
Aunque lo que no es necesario constatar es su rotunda calidad estética, y como la convierte en enfermiza cuando a él se le antoja, creando un aura malsana que impregna todo el metraje de principio a fin. Y es esa atmósfera, por ejemplo, la que hace interesante un principio dubitativo en la frontera del tedio; y realmente es sólo a partir de "La hora del lobo" cuando la historia se vuelve hipnótica y toda su galería de personajes escalofriantes.
Y algo que no puedo parar de elogiar, casi desde el primer fotograma, es que este film es del año 1967... qué valor, y qué valentía.
Sí señor, Bergman.

"Orgullo y prejuicio" es ante todo un espléndido retrato del amor en el s. XVIII, de las desfasadísimas labores casamenteras, y de la necesidad de que una mujer pertenezca a un hombre.
Sin duda, el amor es el principal motor del film, pero también resulta interesante el estudio que se realiza de la época, viendo en el personaje de Keira Knightley a una mujer avanzada que rechaza los contratos de amor, y que no convierte en su objetivo diario el encontrar al hombre que sea su alma gemela.
Toda esa búsqueda de la esperanza está muy bien relatada en el film, con intrigas y tejemanejes de lo más interesantes, en manos de unos Bennet del todo carismáticos en cada uno de sus papeles, y una galería de secundarios de lo más apetitosos.
A parte de la gran capacidad narrativa de la cinta, la gran fortuna que tuvo el inspirado Joe Wright fue contar con un reparto en estado de gracia. No puedo ahora imaginarme otra Lizzie más perfecta que Keira Knightley. Durante todo el metraje entraga su alma al personaje, y cada emoción que siente es traspada al espectador con la facilidad de gesto de la actriz. Pero también son sus hermanas en sus diferentes papeles quien aporta agilidad al relato, y lo mismo pasa con la madre, el padre, el señor Darcy y la siempre eficad Mrs. Dench.
Yo me quedo sin más que pedirle a la producción salvo una sola cosa que comentaré en spoilers.

Kar-Wai hace gala de su majestuosa capacidad escénica y nos relata una historia de amor. No filma la intimidad, ni sexo, ni besos; filma la cotidianidad, y de esa rutina surge el amor. Amor cohibido e intenso, amor pausado y tranquilo. Tal y como la película es: barroca, e hipnótica.
La calidad puesta en el detalle es fascinante, nunca la lluvia, el humo, o una bajada de escaleras dijo tanto. Nunca una mirada, un traqueteo de caderas o una posición corporal emocionó de esa manera. Rebosaban amor, y Kar-Wai consiguió grabarlo.
Uno de los problemas es que por momentos la historia de amor quedaba a la zaga del apabullante estilo (como por ejemplo su tramo final), haciendose "sólo" interesante en el enfoque de cámara, en la preciosista música o en las naturales interpretaciones.
Sea lo que sea, "In the Mood for Love" es un dulce que deja buen sabor de boca.
Lo mejor: la evidente calidad de Wong Kar-Wai.
Lo peor: Camboya 1966. No conecta.