Me daban medio punto extra en francés si iba a verla. Fue el único motivo por el que me animé a ir al cine y ver un drama de la tierra gala sobre un colegio para niños problemáticos en plena posguerra. Para colmo, era en V.O. El envoltorio no era bonito, menos aún atractivo, pero todo cambió cuando vi lo de dentro; resultó ser todo un regalo. Nadie me había contado que al colegio llegaba un músico frustrado para cubrir el puesto de vigilante, que el hombre compondría preciosas canciones que cantarían niños con un gran corazón en el fondo y que, entre todos ellos, uno poseía una voz tan increíble que acompañaba a la perfección a su rostro angelical.
Para mí, “Los chicos del coro” es de esas películas que no te cansas de ver una y otra vez porque siempre te deja buenos sentimientos. He de decir que la ambientación es realmente buena, los chicos están caracterizados de forma fantástica y los espacios no pueden ser más idóneos. Cada niño interpreta maravillosamente su papel, logrando emocionar en algunos momentos. Sin embargo, dejando atrás la calidad de la película por motivos como los anteriormente nombrados, creo que la verdadera razón por la que merece la pena es porque, ante todo, es una película bonita. Así que, para aquellos que amen la buena música y disfruten con momentos emotivos, no duden verla.

Dejando atrás el hecho de que las críticas puedan ser buenas o malas, sin duda alguna "Gladiator" pasará a la historia junto con grandes obras del séptimo arte.
Película inolvidable, que ha marcado un género y que ha dado paso a la inspiración de muchos directores a la hora de dar a luz a sus películas.
"Gladiator" nos muestra la grandeza de una Roma imperial, bañada de violencia, crudeza, engaños, traiciones, conspiraciones, etc.
Como en otras muchas películas de este género, podemos diferenciar claramente las distintas escalas sociales existentes en la época y lo que suponía cada una; desde los esclavos cuyas vidas podían llegar a su fin de la noche a la mañana para divertir a un público con ansias de sangre, hasta un tirano emperador que llega a asesinar a su propio padre para alcanzar el poder.
Dejando atrás la acción, los efectos especiales, el magnífico vestuario, etc, he de resaltar sin duda dos aspectos:
El primero, los diálogos, citas que se quedan grabadas en la memoria; “Tus defectos como hijo son mi fracaso como padre”, “Una vez hubo un sueño llamado Roma, sólo podías susurrarlo; a nada que levantaras la voz de desvanecía…”, "Roma vale la vida de un hombre bueno..."
El segundo es, sin duda, la música, la cual resulta envolvente, emocionante y, en mi opinión, no podría ser más idónea. Una delicia auditiva que te transporta al Coliseo en pleno Imperio.
Por último, destacar a un Russell Crowe apoteósico y a un Joaquin Phoenix que casi lo supera.

Chico pobre conoce a chica rica, ambos se enamoran e intentan luchar contra las reglas establecidas por la sociedad para que al final gobierne el amor. En un principio podríamos pensar en una película romanticota, cuyo tema está más que tratado. Y en parte es cierto, “El diario de Noa” es una historia romántica y rosa donde las haya, pero tiene un mensaje que va más allá de una bonita historia sobre una parejita de jóvenes enamorados; esta película nos habla del amor incondicional y duradero, el que no tiene en cuenta la escala social, la posesión de más o menos capital, la edad, las circunstancias o el estado en que nos encontremos o se encuentre nuestro ser amado, “nuestro amor puede hacer todo lo que nos propongamos”.
En mi opinión, el comienzo de la historia, el noviazgo adolescente entre Noa y Allie puede rozar lo “ñoño” y cursi. Sin embargo, conforme va discurriendo el tiempo y los personajes van madurando, la historia se va haciendo más profunda e interesante, hasta que descubrimos un final conmovedor que te impide contener las lágrimas.
En general, evito las películas de este género porque no resultan de mi devoción precisamente, pero en este caso, he de hacer una gran excepción porque “El diario de Noa” es sin duda una película llena de buenos sentimientos que merece la pena ver.

Vale, la inteligencia, la sabiduría, el cinismo, la ironía... no suelen reflejarse, y menos aún en tal grado, en una chica de 16 años. Y vale, las súper chicas que, a los dieciséis años, son inteligentes, sabias, cínicas e irónicas, no tienen el accidente de quedarse embarazadas, ya que es algo demasiado estúpido e improbable para ellas. Tan improbable como el hecho de acostarse con alguien más estúpido aún que el accidente consecuente.
¿Y qué? ¿Acaso estas "anormalidades" son un problema para que una película no sea buena? Todo lo contrario, ya que estos hechos unidos a otra serie de factores son los que hacen de Juno la gran película que es.
Ya estamos cansados, al menos yo, de tanto dramón y adolescente embarazada que echa su vida a perder a causa de algo que no debió ser. Basta ya de lagrimones e historias tristes. ¿Por qué no sacar lo bonito de lo feo? Buscar en las lágrimas las sonrisas. ¿Por qué la chica no puede encontrar a una idílica mujer cuyo mayor deseo sea convertirse en la madre del bebé? ¿Por qué los padres no pueden apoyarla durante esos nueve meses en lugar de pensar continuamente en qué han hecho mal con su hija? ¿Por qué no puede nacer de un embarazo no deseado el amor verdadero y la amistad para toda la vida? Con Juno, todo ello es posible.
Y es que esta película rompe las reglas en todos los sentidos y, en mi opinión, no lo podía hacer de una forma mejor.
A resaltar la magnífica interpretación de Ellen Page, sin la cual Juno no habría sido Juno, los grandiosos diálogos y la espléndida y de lo más adecuada BSO, que hace a la película aún más especial. Me quedo con el primer verso de una de las canciones; "Eres un amante a tiempo parcial y un amigo en todo momento".

Película anti-hollywoodiense en el mejor de los sentidos, la cual no trata de contar una historia interesante que capte la atención del espectador sino que se limita a narrar de la forma más realista la vida de los marines ingleses durante las guerras napoleónicas.
Ambientación espectacular, personajes realistas, fotografía magnífica y música adaptada a la perfección en cada escena y que consigue llegar a emocionarte.
Crow demostró con creces en "Gladiator" y "Una mente maravillosa" el ACTOR con mayúsculas que es, y de nuevo no decepciona en esta ocasión. Sin embargo, Bettany llega incluso a hacerle sombra con una interpretación que sobrepasa el calificativo de buena. Junto a estos dos actores, caben destacar los guardiamarinas que a veces dan la impresión de ser ángeles disfrazados de niños-marines en el infierno del mar. Entre todos ellos, un excelente Max Pirkis, que parece adoptar lo mejor del Capitán Aubrey junto con el doctor Matury; la valentía de un soldado y el alma de un naturalista.
Tampoco dejar atrás a un James D´Arcy que te hace compadecerlo hasta el final.
Sin duda, una película que debería estar entre los grandes clásicos que pasarán a la historia y que, desafortunadamente, no fue lo suficientemente valorada en su momento.