Veo bastante cine de terror. No porque me encante, sino porque cuando quedas con amigos para ver una peli en casa, una de dos: o ves una de acción, o una de terror (o si no, una comedia romántica cutre si ellas son mayoría).

El caso es que con las películas de terror las hay con las que pasas miedo (pocas), las que te dan mal rollo (algunas más) y con las que lo pasas mal (tb pocas). Con "La Huérfana" pasa lo siguiente:

¿Miedo? Un poco
¿Mal rollo? Bastante
¿Pasarlo mal? Muchísimo. Hacía años (creo que desde que vi "La Señal" en el instituto) que no lo pasaba así. Los tres adultos que estábamos en el salón vivimos la película como si la final del mundial se tratase (insultos a la niña/arbitro incluidos).

La verdad, se agradece un soplo de aire fresco como éste entre tanto zombie, saw, asesino de adolescentes cutre, más saw y demás bodrios variados que pueblan el cine de terror actual.

Supongo que si estás leyendo esta crítica tienes entre 25 y 35 años, y además, supongo que si estás votando esta serie significa que al igual que yo, y muchos otros de los que nacimos durante la década de los 80, disfrutaste de horas (y horas) de entretenimiento televisivo.

Seamos sinceros: tuvimos mucha más suerte que los que vinieron después. ¿Quién no recuerda con una sonrisa aquel primer Club Disney en el que echaban "El Pato Darwin" o "Chip y Chop Rescatadores"? ¿Quién no tiene grabadas a fuego las melodías de series como "Los Caballeros del Zodiaco", "Los Fruitis", "Los Trotamúsicos" y un larguísimo etcétera? ¿Quién no se emociona al recordar aquel traumático final en el que David el Gnomo ... David el Gnomo... pues... (sniff, sniff)? ¿Y qué tienen los niños de ahora? "Sálvame", los documentales de la 2, programas estilo "España Directo" y más "Sálvame". C'est la vie, mon ami.

Pero en fin, vamos a lo que nos ocupa. Si bien hay series de aquella época que sobrevivieron al paso de los años, ese no fue el caso de "Mask": una especie de amalgama entre los "Transformers" y los "GI Joe", solo que ni la mitad de popular que cualquiera de las otras dos. Me imagino que el hecho de que Hasbro u otra compañía de juguetes no estuviera detrás respaldando el producto pudo tener algo que ver en esto.

La serie, por lo que puedo recordar, trataba sobre una organización "buena" llamada Mask que lucha contra una organización "mala" llamada Venom. Si lo sé, un argumento totalmente original y novedoso, pero la particularidad radica en que todos los personajes tenían coches molones que dejarían los Aston Martin de Bond a la altura del betún y llevaban máscaras...

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Vale, reconozco que la cosa no mejora mucho. Pero lo cierto es que aunque no recuerdo demasiado la serie, sí recuerdo que ofrecía al público infantil veinte minutos de diversión y acción sin violencia en cada capítulo. Tengo un buen recuerdo de la serie, razón por la que no tengo ningún interés en volver a verla. Prefiero no llevarme un chasco.

Érase una vez un profesor de teatro en horas bajas que decide escribir, dirigir y protagonizar la segunda parte de "Hamlet" de W.S. y convertirla en un musical. Así, Jesus (el de la Biblia, sí, sí) y Hamlet deciden viajar en una máquina del tiempo para cambiar el pasado... ¡soberbio!

No le pidas más a la película de lo que ella te ofrece. Es decir, no puedes alquilar "Hamlet 2" esperando encontrar una buena película, o hasta una buena comedia. Es una película que vale para lo que vale: tumbarse en el sofá, relajarse, echarse unas risas y apagar el DVD. Ni más, ni menos.

En cualquier caso, película totalmente recomendable para esas tardes o noches muertas en las que no sabes qué hacer o que película ver. Tiene algún que otro puntazo, te ríes alguna que otra vez y la hora y media se te pasa volando. A lo mejor hasta te soprendes a tí mismo poniéndole de nota un 6 (¡como me pasó a mí!) ¡o hasta un 7! (que a cosas más chungas le habremos puesto esa nota, ¿o no?)

Hay una crítica de un usuario de FilmAffinity que me gusta mucho o más bien, que me parece muy interesante. Es sobre la película "Stalker", de A. Tarkovsky, y en ella, viene a decir que nadie puede recomendarte películas como esa, sino que eres tú, en tu calidad de cinéfilo, quien tiene que llegar a ellas por sí mismo. Creo que algo parecido ocurre con la producción que tenemos entre manos.

"The Kingmaker" no es uno de esos documentales espectaculares que puedas recomendar a todo el mundo como pudieran serlo "Planeta Tierra", "Apocalipsis" o "Cosmos", por poner algunos ejemplos. Si a esto le añadimos que trata sobre un personaje casi desconocido para el gran público, creo que si has visto esta película y estás leyendo esta crítica, es porque tenías una buena razón para hacerlo. En mi caso, la cosa puede resumirse en que hace unos años, tuve que hacer un trabajo bastante extenso sobre la situación actual del idioma español en la islas Filipinas. Había que verlo entonces.

La "kingmaker" en cuestión es un personaje real que no desentonaría en la trama de "Juego de tronos": con 90 años a sus espaldas, un peinado y vestuario extravagantes y un sentido del humor entre cínico y delirante, Imelda Marcos parece seguir siendo la mujer que mueve los hilos de todo y todos en Filipinas. La mariposa de acero, antigua reina de la belleza y viuda del dictador Ferdinand Marcos, es corresponsable de haber ordenado la muerte, tortura o detención ilegal de más de 100.000 filipinos y de haber saqueado millones de pesos durante los más de 20 años en los que esta “dictadura conyugal” ejerció el poder. Pero “perdonamos y además, olvidamos” parecen haber dicho todos quienes la votaron como miembro de la Cámara de Representantes del país en 2010.

No soy un gran experto en documentales, pero considero que en éste se ha hecho un buen trabajo por muchas razones: se nos explica debidamente el contexto histórico y la situación actual, el tiempo que se le concede a Imelda está equilibrado con el que se le concede a sus víctimas y detractores, el montaje es inteligente y dinámico… Todo ello permite que el interés no decaiga en absoluto durante los más de 100 minutos que dura y logra que de algún modo, el espectador se implique con las injusticias que está viendo en pantalla.

Pero si esta obra llega realmente a brillar por momentos es pura y llanamente gracias al personaje que es Imelda Marcos. Cuando ves lo que estás viendo (cuadros de Ferdinand desnudo en la jungla, islas convertidas en zoológicos particulares…) y oyes lo que estás oyendo ("Tengo que estar lo más guapa posible porque los pobres siempre buscan una estrella en la oscuridad de la noche"; "No tenía nada en contra de él, excepto que hablaba demasiado"; "Mao me dio la mano y me dijo: “Imelda, tú sola podrías acabar con la Guerra Fría en cuatro años"…) reír de incredulidad es la respuesta natural del cerebro y sólo esperas que en algún momento ella se quite las gafas y la peluca y que debajo de todo ese maquillaje aparezca Sacha Baron Cohen con un nuevo y alucinante personaje. ¿De verdad todo esto es real?

Moralejas, supongo, hay varias. Que cada uno escoja la que mejor le siente y la que más le guste. ¿La mía? Más allá del hiperrepetido “quien no conoce su historia, está condenado a repetirla”, me resulta interesante comparar el caso del matrimonio Marcos con el de nuestra propia dictadura. Evidentemente, son equiparables en ciertos aspecto, pero, ¿hasta qué punto? ¿Hemos cometido o estaremos cometiendo los mismos errores de los filipinos?

En conclusión, un documental sumamente recomendable sobre uno de esos personajes que dejaron su huella en el siglo XX y parecen empeñados en dejarla también en el XXI todo el tiempo que les sea posible.

Me gusta “Dragón Ball”, y me atrevería a decir que a todos los que estáis leyendo esta crítica también. Disfrute con ella de niño, de adolescente y ahora que soy adulto a veces me sorprendo viéndola en reposiciones de la Televisión de Galicia cuando no echan nada mejor. Es innegable que esa serie tiene algo. O más que algo, mucho. Muchísimo.

Por eso, lamento profundamente lo que están haciendo con la serie original, tratando de alargar lo inalargable para sacar más y más pasta. "GT" me pareció totalmente innecesaria, y ya no digamos "Kai", "Super", la película de los dioses, la nueva de Freezer… No las he visto ni pienso hacerlo. Para mí las aventuras de Son Goku y sus amigos acabaron con la saga de Bu y ese debería haber sido el punto y final de esa increíble historia.

Muy diferente es lo que he visto en esta nueva temporada de “Slayers”, o “Reena y Gaudi” para la mayoría. La serie original de tres temporadas nunca llegó a estar entre las joyas de la corona del anime, pero se trataba de una historia de espada y brujería muy entretenida con unos finales de temporada sumamente épicos. Además, mientras que en "Dragon Ball" los personajes iban haciéndose más y más fuertes hasta lo inimaginable, los de "Slayers" no. Cuando acaba la batalla contra Estrella Oscura todavía quedan muchos enigmas por resolver y los personajes se encuentran en una situación igual o peor que al principio: nadie sabe a qué juega Zeros, Zelgadis no recupera su forma humana, Gaudi pierde la Espada de Luz y Reena no puede dominar todavía el Superconjuro. Ese final te deja con ganas de más, y no porque te hayas encariñado con los personajes, que también, sino porque da la sensación de que todavía está todo por contar y que las batallas contra Fibrizo o Estrella Oscura sólo han sido una introducción para algo mucho mayor.

Así, cuando me topé por casualidad con los episodios de “Revolution” y “Evolution – R” dije: “¡Ey, ¿pues por qué no?”. Las nuevas temporadas no son la maravilla definitiva y creo que a veces la trama es innecesariamente compleja y algo confusa, pero ayudan a que te reencuentres con los personajes y saben conducirte muy bien hasta ese final épico que todos esperamos. El final no decepciona, y como ocurrió a finales de los noventa, te deja con ganas de saber más sobre el universo y la mitología de la serie.

¿Quién sabe? Tal vez dentro de otros diez años sabremos cómo continúa esta historia.