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Críticas de Carlos Muñoz Muriedas
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
5
21 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Pedro Olea que más tarde nos obsequiaría con notables títulos como "Tormento" (1974) o "Un hombre llamado flor de otoño" (1978), su filmografía también contaría con filmes irregulares como el presente, pero no por ello desdeñables.
Probablemente, la película acusa el paso del tiempo y las condiciones de vida que se daban, es una época de más prosperidad, la España del 600 y del boom turístico. Olea declaró en su momento que su intención era un “intento serio de hacer comedia española con personajes de verdad”. Estamos, pues, ante una nueva apuesta de cine que se desmarcaba de lo que a veces con justicia y otras con injusticia se llamó “españolada”.
La película, que cuenta con la participación en el guion, entre otros, de Antonio Giménez Rico sitúa la acción en unas vacaciones de Semana Santa, he aquí la primera novedad, la cual implica cierto aperturismo. Durante el metraje hay referencias críticas implícitas a un tiempo en que durante estos días apenas se podía hacer mucha cosa, como cuando uno de los chicos pone la música habitual de las fechas en la radio y otro le manda apagarla. También es original el momento en que Luis (Andrés Resino) entra en una iglesia donde están oficiando la misa de Jueves Santo y el momento del lavatorio de pies porque le atrae la chica, recordemos que ese día se lee en el Evangelio el famoso mandamiento de Jesús de “Amaos los unos a los otros”, otro momento es la espera a que ya sean las 12 de la noche del sábado de gloria para poder abrir las salas de fiestas.
Merece destacar el tratamiento cromático que hay, los tres protagonistas van con camisas y polos de diferentes colores llamativos como si de un filme de Jacques Demy se tratara. La influencia del cine francés es clara, no obstante, Olea abusa demasiado y mide mal los tiempos como en la escena de la fiesta psicodélica, cuyo máximo interés es reconocer a Miguel Picazo, Massiel, componentes de Los Brincos, etc.
Encontramos en la película la participación de un joven Luis Eduardo Aute cantando en francés o el grupo de Los Relámpagos también en escenas igualmente larguísimas. Ya no estamos, pues, escuchando las características músicas que García Abril, García Segura o Algueró compusieron para el cine español.
La película supone el debut, según los créditos, de Luis García Berlanga como actor, aquel año aparecería en otra producción con algunas similitudes como "Tuset Street" o en la comedia "No somos de piedra", pero en esta última en plan cameo, como había hecho anteriormente. Compone un personaje que se mueve en el mundo del contrabando y del que uno espera más, pues se queda en plano totalmente.
En definitiva, es un producto de un director con bastante inexperiencia aun, pero con momentos que presagiaban un autor considerable. Los contrastes de la música con los silencios del amanecer, de las juergas costeras con la rutina de la ciudad o las escenas melancólicas en la playa y la frustración del amor son temas que como he mencionado en el principio, Olea los inserta en "personajes de verdad" (a partir de ahí que el espectador juzgue). Para ello no contó con un reparto de grandes figuras, ahí tenemos a Andrés Resino, más popular en la televisión y que varias generaciones lo recordarán como el malo de la serie “El súper” de Tele 5, o Cristina Galbó, la eterna adolescente del cine patrio que cayó luego en el olvido.
Carlos Muñoz Muriedas
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8
30 de noviembre de 2015
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una más que curiosa e interesante producción histórica con toques de cine de aventuras. La película se enmarca en la moda setentera de este tipo de producciones, especialmente las británicas. Con guión de Carlos Blanco, uno de los grandes de Cifesa, el proyecto fue rechazado en su momento por José María Forqué. Finalmente se le ofrece a Rovira Beleta que hace un digno trabajo, aunque poco reconocido pues más de una vez se ha podido leer que no era su tipo de cine, incluso en su propia voz.

La película ya de por sí tiene garantías de ser una producción cuidada, ahí está Gil Parrondo, por ejemplo, que hace un excelente trabajo de ambientación artística. Por un lado, vemos una clara distinción entre las dos cortes, la de Castilla más rígida y pobre, y la de Aragón más rica y con más lujo. Y es que esta distinción también se da en los personajes, por una parte en Castilla vemos más maldad, ansia de poder, corrupción.En cambio, Aragón vendría a suponer la modernidad y superación de la Edad Media con valores fraternales. Hay un recurso del zoom bastante bueno para reflejar estas diferencias que es cuando José Calvo pasa por el río fronterizo entre Castilla y Aragón, la cámara se va moviendo de un lado a otro haciendo zooms.

La Isabel adolescente de la película, muy bien interpretada por Maribel Martín, es muy trabajadora, ahí la vemos en el campo sudando y trabajando, llevando el arado ella sola con ese sol que tanto le alumbra. Resulta curiosa ver su forma de vivir como si fueran pordioseros en Castilla, sin apenas medios. Terele Pávez está genial como Reina Madre y sus escenas de locura están llenas de un eficaz dramatismo, incluso hasta resultan violentas de ver. La película se decanta por la versión de que el Infante Alfonso de Castilla fue envenenado, resultan muy emotivas las escenas en que está con Isabel en el campo y también la benevolencia y aire angelical del niño que da vida al personaje que lo hace francamente muy bien. Rovira Beleta no se corta y hasta nos muestra la autopsia que se le hace mostrándonos hasta un corazón, una escena de las más tremendas que ha dado el cine español.

En el papel de Fernando está el actor Juan Ribó, galán adolescente de la época que también borda el papel, le da ese aire de héroe noble que busca la justicia, el personaje encaja bastante bien en las escenas de aventuras, especialmente el duelo que hay al final.

Sorprende que la película estuviera tan mal comercializada y cayera en el olvido, ni siquiera se estrenó en Barcelona. Probablemente era una película arriesgada aun para la época, y es que esta poco tiene que ver con el cine histórico de Cifesa y eso que tiene a Blanco de guionista. La película muestra aspectos que probablemente no encajarían aún en el gran público, ya hemos hecho referencia al envenenamiento del infante Alfonso de Castilla, pero la película aun saca más jugo, por una parte vemos a un Enrique IV (excelente Rodero) en clara relación homosexual con el Marqués de Villena, lo vemos bañándose desnudo con unos enanos mientras va diciendo: ¡Oh rey moro, mi tesoro! Su esposa no lo quiere y tiene relación con el capitán...También destaca José Bódalo en su papel de Arzobispo de Toledo, impagabla la escena mientras no para de comer diciendo que la Iglesia es pobre.

Por otra parte vemos el miedo que da el rey de Granada a quien se le dan todas las mujeres necesarias ya que tiene miedo la corte castellana de que ataque, estamos pues ante una corte corrupta y cobarde, de ahí que sobresalga esta Isabel y sus ideas de querer cambiar todo e imponer justicia. Por cierto, también la vemos desnuda y en unas tórridas escenas de amor que curiosamente no cortó la censura del momento.

Incluso en un año como 1976, el director aprovecha para lanzar un mensaje de fraternidad entre los pueblos españoles en la boca de Isabel ya que dice: Vizcaínos, catalanes, andaluces, todos tan diferentes pero en uno solo, como el sabor de la manzana" Originalmente el guión de Blanco decía "uno solo" pero Rovira Beleta añadió el "en"
En definitiva, una película muy entretenida, pasa muy rápido todo y además cuenta con unas excelentes vistas de Ávila y Toledo ,excelentemente fotografiadas, que hacen aumentar el atractivo de esta. La música de Waldo de los Ríos también le da cierto toque sentimental especial al film en sus escenas más interiores.
Carlos Muñoz Muriedas
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8
14 de noviembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La luz brilló dos veces" no es de las películas más recordadas de Vidor, probablemente la falta de verosimilitud en la historia sea su principal problema, pero no por ello deja de ser una película digna, notable y recomendable. Y es que viendo esta película uno puede observar lo que significa ser un gran director, seguramente si nos pusiéramos a escribir en un papel toda la trama, el pensamiento que tendríamos es el de un culebrón exagerado, pero al estar esta historia en manos de Vidor todo cambia. El director le da arte, forma, estilo... La historia es lo de menos, hay que entenderla como un análisis de las pasiones humanas bien elaborado y dispuesto en su guión con un clímax final bastante conseguido. Vidor ornamenta la historia ya sea mediante la utilización inteligente y simbólica de la luz, desde los relámpagos de los créditos, la presencia constante de la luz de las velas (no es casualidad que estas aparezcan en las escenas más importantes), la luz de los faros en medio de la oscuridad, la del fuego, por ejemplo, en el primer encuentro de ella con él...El paisaje, como en otras de sus grandes películas, cobra protagonismo y se funde en una de las escenas más pasionales que se producen (la escena del vértigo). Los planos están muy cuidados (excelente ese retrato que se refleja en el espejo con ella...), hay un uso inteligente del travelling, una brillante fotografía... La película dura lo necesario, ni es excesiva ni elíptica y lo más seguro es que quedaremos satisfechos si no pensamos en si la historia es o no verosímil. El personaje de Roman dice que cree en él porque es actriz (aunque sea de teatro) y nosotros creeremos en la película porque nos gusta el buen cine y Vidor es uno de los grandes del séptimo arte.
Carlos Muñoz Muriedas
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8
12 de abril de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película mítica del cine español, "El último cuplé" con el paso del tiempo gana todavía más en sus intenciones de recordar y evocar aquellos tiempos del cuplé y a quienes lo hicieron posible. Rodada elegantemente con un peculiar uso cromático donde domina el color rojo y con coreografías muy vistosas (por ejemplo. el número de "Valencia" es de los mejores que se hayan rodado en el cine español, incluso en Italia se la llamó así), "El último cuplé" supone un ejercicio de visión nostálgica de tiempos que ya no volverán, de la juventud que pasa, de la decadencia de las estrellas, de la frustración amorosa...Rodada en los desaparecidos estudios Orphea de Barcelona, podemos disfrutar del mítico teatro El Molino, así como de vistas de un Paralelo prácticamente desaparecido en la actualidad. La interpretación de Sara Montiel como María Luján es de las mejores de su carrera pues aquí se muestra muy natural y transmite al espectador toda la sensibilidad del personaje. La dirección de Orduña tendría mucho que ver, así como la de no haber convertido la película en un folletín más. "El último cuplé" supuso también el nacimiento de un subgénero: el de la película con su protagonista. A veces con suerte y otras con no tanta, Sara Montiel fue repitiendo el mismo esquema prácticamente durante dos décadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carlos Muñoz Muriedas
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9
20 de febrero de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarto largometraje de Truffaut y uno de los más despreciados en su momento. La ventaja de la obra del director francés es que esta gana con el paso del tiempo. Y es que "La piel suave" no es un simple filme sobre el adulterio en plan folletinesco como muchas veces caen en la tentación varios directores.
Su cuarto largometraje ratificaba su maestría cinematográfica, en esta ocasión y tal como él mismo dijo, la influencia hitchockiana estaba muy presente. Como decía su admirado Renoir, el problema no es la historia sino en cómo se cuenta. Suspense, lirismo, drama y comedia se van combinando de manera inteligente.
Ya por comenzar la escena de tener que ir al aeropuerto corriendo está rodada con una efectividad intrigante, como si de una película de misterio se tratara. La influencia y su admiración por el mago del suspense estaba clara.
Temas como la soledad, el sentimiento de culpa, la incomunicación, el egoísmo o la hipocresía son tratados. Así pues, los tres personajes principales están solos por una u otra cuestión, pero sobre todo por el problema de la incomunicación, que es lo que conduce a todo lo negativo que tendrán.
Por una parte, estamos ante un matrimonio convencional que no ha sabido comunicarse ni mostrarse afecto, el director reparte culpas a los dos. Por otra parte, su relación extramatrimonial con Nicole (François Dorléac) sufre también los mismos problemas derivados de la timidez y cierta inmadurez del protagonista que es incapaz de afrontar los hechos.
Aunque Truffaut calificaba el filme de demasiado amargo, creo que era injusto con su obra. La película consigue transmitir una fuerte carga lírica en escenas como el fundido en negro mientras hay el contacto epidérmico entre él y Nicole, la bella música de George Delerue contribuye a ello. Es de destacar que en toda la película no hay sexo explícito, incluso en una escena en que deducimos que va a haber vemos en su lugar como ella pone la bandeja de comer al gato y luego cierra la puerta.
El sentimiento de culpa, otro de los grandes temas, se da también en todos los personajes. No creo que pretenda ser moralista Truffaut como en algunas ocasiones se ha dicho sobre esta película. Creo que refleja lo que ciertamente nos puede pasar a todos. Por ejemplo, el escritor es incapaz de defender a Nicole mientras la están acosando por la calle porque tiene miedo, o irá a un hotel bastante modesto para que no le vean. No sabrá comunicar a su mujer el adulterio, engañándola, y todas sus decisiones las toma porque otros se lo han dicho.
El azar, de hecho el avión en el que conoce a Nicole lo coge mientras ya están retirando la escalerilla, la llamada telefónica, el traje de la lavandería, etc. conduce a esta gran tragedia que es el matrimonio convencional con poco afecto y prácticamente sin amor verdadero.
Carlos Muñoz Muriedas
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