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Voto de Carlos Muñoz Muriedas:
5
Comedia. Drama. Romance. Musical En las vacaciones de Semana Santa de 1967, tres amigos llegan a Torremolinos dispuestos a ligar y a experimentar emociones fuertes. Entran en contacto con un ambiente nuevo, en el que mientras que unos descubren las mentiras que se ocultan tras el lujo y el esplendor y los peligros que acompañan a la vida fácil, otros encuentran el auténtico amor. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Pedro Olea que más tarde nos obsequiaría con notables títulos como "Tormento" (1974) o "Un hombre llamado flor de otoño" (1978), su filmografía también contaría con filmes irregulares como el presente, pero no por ello desdeñables.
Probablemente, la película acusa el paso del tiempo y las condiciones de vida que se daban, es una época de más prosperidad, la España del 600 y del boom turístico. Olea declaró en su momento que su intención era un “intento serio de hacer comedia española con personajes de verdad”. Estamos, pues, ante una nueva apuesta de cine que se desmarcaba de lo que a veces con justicia y otras con injusticia se llamó “españolada”.
La película, que cuenta con la participación en el guion, entre otros, de Antonio Giménez Rico sitúa la acción en unas vacaciones de Semana Santa, he aquí la primera novedad, la cual implica cierto aperturismo. Durante el metraje hay referencias críticas implícitas a un tiempo en que durante estos días apenas se podía hacer mucha cosa, como cuando uno de los chicos pone la música habitual de las fechas en la radio y otro le manda apagarla. También es original el momento en que Luis (Andrés Resino) entra en una iglesia donde están oficiando la misa de Jueves Santo y el momento del lavatorio de pies porque le atrae la chica, recordemos que ese día se lee en el Evangelio el famoso mandamiento de Jesús de “Amaos los unos a los otros”, otro momento es la espera a que ya sean las 12 de la noche del sábado de gloria para poder abrir las salas de fiestas.
Merece destacar el tratamiento cromático que hay, los tres protagonistas van con camisas y polos de diferentes colores llamativos como si de un filme de Jacques Demy se tratara. La influencia del cine francés es clara, no obstante, Olea abusa demasiado y mide mal los tiempos como en la escena de la fiesta psicodélica, cuyo máximo interés es reconocer a Miguel Picazo, Massiel, componentes de Los Brincos, etc.
Encontramos en la película la participación de un joven Luis Eduardo Aute cantando en francés o el grupo de Los Relámpagos también en escenas igualmente larguísimas. Ya no estamos, pues, escuchando las características músicas que García Abril, García Segura o Algueró compusieron para el cine español.
La película supone el debut, según los créditos, de Luis García Berlanga como actor, aquel año aparecería en otra producción con algunas similitudes como "Tuset Street" o en la comedia "No somos de piedra", pero en esta última en plan cameo, como había hecho anteriormente. Compone un personaje que se mueve en el mundo del contrabando y del que uno espera más, pues se queda en plano totalmente.
En definitiva, es un producto de un director con bastante inexperiencia aun, pero con momentos que presagiaban un autor considerable. Los contrastes de la música con los silencios del amanecer, de las juergas costeras con la rutina de la ciudad o las escenas melancólicas en la playa y la frustración del amor son temas que como he mencionado en el principio, Olea los inserta en "personajes de verdad" (a partir de ahí que el espectador juzgue). Para ello no contó con un reparto de grandes figuras, ahí tenemos a Andrés Resino, más popular en la televisión y que varias generaciones lo recordarán como el malo de la serie “El súper” de Tele 5, o Cristina Galbó, la eterna adolescente del cine patrio que cayó luego en el olvido.
Carlos Muñoz Muriedas
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