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España España · Madrid
Críticas de Eduargil
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Críticas 139
Críticas ordenadas por utilidad
9
19 de enero de 2017
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maren Ade, con tres películas en su haber se ha convertido, además de en una directora con un brillante futuro, en una de las grandes sociólogas del panorama cinematográfico actual, con un estilo intelectual cuyo objetivo se basa en la búsqueda de lo esencial eliminando lo superfluo, al mismo tiempo intimista, que explora diferentes matices del autoconocimiento, la amistad y de la solidaridad. En su debut, con Los árboles no dejan ver el bosque (2003), cuenta la historia de una profesora desesperadamente sola que en sus intentos de hacer amigos siempre está presente el rechazo. Seis años después, en 2009 con Entre nosotros, relata la crónica de la disolución y descomposición de una joven pareja treintañera, la cual cada vez van teniendo menos complicidad y capacidad de sorprender el uno al otro, y en cambio, más diferencias entre sí, en un claro homenaje al John Cassavetes de Faces (1968). Y ahora, con Toni Erdmann, consigue introducirnos en un relato aparentemente simple pero lleno de conflictos muchos más profundos, el complicado rol que debe ejercer la familia cuando vivimos en una sociedad dominada por la competición y la búsqueda del éxito, en cierta forma promovido por las leyes del neoliberalismo y la globalización.

Inès Conradi (Sandra Hüller), que trabaja como ejecutiva en una consultora para una multinacional petrolera en Bucarest, recibe la visita inesperada de su padre, Winfried (Peter Simonischek). Ambos han estado distanciados durante mucho tiempo, en parte por la excéntrica personalidad de Winfried. Triste y afligido por la muerte de su único compañero, su viejo perro, y aprovechando el cumpleaños de Inés decide marchar a Bucarest para estar con ella en ese día especial y conseguir estrechar y suavizar los vínculos parentales. Ella apenas tiene tiempo para estar con su padre, y éste enseguida aprecia como la ambición, la ética profesional y el ritmo frenético de trabajo de Inés, frena la entrada de felicidad en su vida. Parece que Inés ha perdido el sentido del humor, por lo que Winfried tratará de liberarla de su caparazón a través de sus dientes postizos y de su repertorio de bromas que ella tolera a regañadientes.

Él es un bromista incorregible, le encanta ponerse dientes postizos, horribles pelucas y pintura en la cara, además de hacer imitaciones y transformarse en otros personajes como el que da nombre al título de la película, Toni Erdmann. Winfried es un divorciado anciano, profesor de piano a tiempo parcial a punto de jubilarse que trabaja para vivir. Ella, en cambio no podía ser más diferente, es una mujer de negocios cuyos potenciales clientes requieren de sus servicios para que trace calculados planes cuyo objetivo final sea conseguir la reducción de costes en dichas empresas, y al mismo tiempo, asumir el peso de la culpa de los despidos que conllevan esas acciones. Inés, es una mujer cuya vida está totalmente entregada al trabajo, todo el día colgada al teléfono móvil, sin apenas tiempo para disfrutar fuera de su entorno laboral que vive para trabajar.

Winfred, para liberar a su hija, se infiltrará en la esfera profesional de ella poniéndose una ridícula y despeinada peluca acompañado de sus inseparables y horribles dientes postizos para pasar a ser otro padre, un life coach o entrenador de vida, cuyo nombre es Toni Erdmann. Aparece disfrazado de Erdmann por sorpresa en un bar, ante el gesto atónito de Inés, para coquetear y vacilar a sus amigas con una disparatada historia sobre un entierro de tortugas, en otra ocasión se sienta cerca de Inés y su jefe con un cojín tirapedos para interrumpir la conversación, o emplea la típica gracia de utilizar unas esposas con su hija sin saber que ha perdido las llaves. Por su supuesto, todas estas situaciones no provocan ninguna gracia a Inés.

Muchas de estas escenas pueden resultar disparatadas y alocadas, pero ofrecen un sutil y mordaz reflejo, aunque a veces llevado a extremos, de una realidad latente en la sociedad actual sobre el conflicto en las relaciones paternofiliales, originado por las obligaciones naturales de cada uno con sus padres, y la dificultad de cumplirlas cuando somos adultos y llevamos una vida independiente. Toni Erdmann cuenta la historia de dos inadaptados, tanto en sus respectivos ámbitos como cuando están en compañía el uno del otro. En dos de las escenas más destacadas y aplaudidas por los espectadores a lo largo de la película, observamos claramente el sufrimiento y la lucha interior de Inés, tanto en la brutal interpretación de Sandra Hüller cantando The Greatest Love of All de Whitney Houston como en la de una espontánea fiesta de cumpleaños desnuda.

Estamos ante una seria crítica social en tono de divertida e hilarante comedia, sobre la codicia de las grandes empresas multinacionales y de la política corporativa de Europa, sobre todo después de la caída del muro de Berlín. Winfried piensa que su hija es una mujer sería, pero no se da cuenta que en el mundo corporativo las mujeres tienen que ser así, e inclusive ser un poco masculinas (Inés va casi siempre con el pelo recogido y con ropa muy oscura) y apenas mostrar sentimientos para abrirse camino y que las tomen en serio. Por lo tanto, también Maren Ade pone el dedo en la llaga sobre otro aspecto importante en el mundo de las empresas, el sexismo en el lugar del trabajo. El distanciamiento familiar entre el padre y la hija en parte es debido a esa separación generacional existente entre ellos, con dos maneras distintas de ver la realidad y con escalas de valores diferentes.

Si quieres enterarte de todo el contenido de la rueda de prensa de Maren Ade que se celebró el 17 de enero en los cines Golem de Madrid para presentar Toni Erdmann entra en el link de mi artículo de TimeJust: http://timejust.es/actualidad/estrenos-y-criticas-de-cine-toni-erdmann-y-rueda-de-prensa-de-maren-ade/


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8
25 de junio de 2018
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su primera adaptación literaria, Albert Dupontel se ha fijado en la novela de Pierre Lemaitre, célebre autor de obras policíacas. El director ha rediseñado el best-seller para la pantalla grande, con el beneplácito del autor que también ha colaborado en el guion. La historia ha sufrido bastantes cambios como escenas añadidas o eliminadas y, en particular, una terminación alternativa que se aleja de la conclusión del libro. A pesar de que Pierre Lemaitre, dejó cierta libertad creativa al cineasta, Dupontel se mantuvo relativamente fiel a la novela, centrándose en el drama humano experimentado por los dos personajes principales, interpretados por Nahuel Pérez Biscayart y él mismo.

Sobrevivir a una guerra a veces es algo relativo, muchos soldados sobrevivieron a la Primera Guerra Mundial, pero a costa de las heridas más horrendas. El largometraje Nos Vemos allá Arriba trata sobre dos soldados que regresan del frente. El modesto contable Albert Maillard (Albert Dupontel) llega intacto, y el artista Edouard Péricourt (Nahuel Pérez Biscayart) con el rostro severamente mutilado. La culpa la tiene el cruel y despiadado teniente Pradelle (Laurent Lafitte) al ordenar una acción de ataque insensata en vísperas de un armisticio.

Después de la guerra, los dos excombatientes se retiran a un gran estudio, donde, con la ayuda de una niña huérfana Louise (Héloïse Balster), planean vengarse de Pradelle. Para sobrevivir, ambos organizan una estafa en torno a los monumentos de los soldados caídos durante la guerra. Paralelamente, vemos como el oficial Pradelle se enriquece con el fraude de tumbas de guerra y ataúdes. Al final, las dos historias se unirán de forma natural.

Es muy difícil clasificar y establecer un género a Nos Vemos allá Arriba. No es una comedia, aunque se utiliza un tono burlesco y jocoso en la narración. No es un thriller ni una película de crímenes, a pesar de que hay muchos cadáveres en escena. Y tampoco es un drama bélico, aunque la película tiene un espectacular primer cuarto de hora con magníficas tomas de guerra muy bien rodadas. Se presenta una historia consistente e intensa, llena de sorpresas, y por muchos momentos parecerá poco creíble, debido a unos personajes demasiado caricaturizados y por su tendencia a lo grotesco. Sin embargo, Nos Vemos allá Arriba fascinará desde el minuto uno hasta el final.

El crimen y la comedia van de la mano. Al igual que en 1997 Roberto Benigni con su maravillosa “La Vida es Bella” se burló de forma sutil y emotiva de algo tan terrible como la Segunda Guerra Mundial, Albert Dupontel, esta vez con la Primera Guerra Mundial de fondo, hace lo propio con las tumbas de los soldados y los monumentos funerarios.

Este tono distendido y relajado también se aplica en el modo de tratar la mutilación sufrida por Edouard en su rostro. Toda la mandíbula inferior ha sido destrozada. Sin embargo, él sabe perfectamente disimular y camuflar esto por medio de una máscara facial, y dado que Edouard es un magnífico artista, sus máscaras se vuelven cada vez más hermosas y extravagantes durante la película. A destacar la magistral cabeza de león realizada con billetes de banco.

La historia es impredecible e incluso a mitad de la película es difícil adivinar hacia dónde se dirigirá la historia, pero los protagonistas son carismáticos, los villanos son despreciables y el drama es desgarrador.

Los efectos visuales como el estilo absurdo de la película nos recuerda a los inicios de Jean Pierre Jeunet con “Delicatessen” (1991) o a la hermosa “Amelie” (2001). Esta relación no debería resultar muy descabellada en cuanto que Jeunet en 2004 hizo una película sobre la Primera Guerra Mundial, “Largo Domingo de Noviazgo” (2004). Esta vez el protagonista es un personaje masculino.

La puesta en escena se identifica por movimientos largos y amplios de cámara, lo que permite una inmersión rápida del espectador en el corazón de la historia. Esto es particularmente efectivo en la parte de la película que tiene lugar en las trincheras. En la apertura de la historia narrada por Albert Maillard vemos una espectacular secuencia aérea donde un perro corre portando un documento en el que se informa de que pronto se firmará un armisticio. La cámara sigue al perro desde un dispositivo de vuelo no tripulado, para bajar y pasar a otro objetivo, que recorrerá la trinchera misma. Una gran exhibición inicial de manejo de cámara.

Nos Vemos allá Arriba elegantemente realizada, combina muchos y variopintos personajes con suma facilidad, y capta perfectamente la atmósfera de París después de la guerra (1919) con unas cuidadosas reconstrucciones. Los bellos y minuciosos decorados, el notable diseño de vestuario, la memorable puesta en escena y la rica fotografía consiguen que la película se sienta viva en todo momento.

https://cinemagavia.es/nos-vemos-alla-arriba-pelicula-critica/
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8
12 de abril de 2018
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Matar a Jesús es un thriller donde su directora Laura Mora Ortega procesa sus experiencias personales, situando la acción en la bulliciosa ciudad del crimen de Medellín. La película busca retratar una sociedad en conflicto a través de dos jóvenes que han sido brutalmente atravesados por la violencia. Una historia de venganza interpretada en su mayoría por actores no profesionales, a los que la cámara sigue muy de cerca, dotando a la cinta de mucho realismo y autenticidad. La cinta obtuvo el Premio de La Juventud en el pasado Festival de San Sebastián.

Matar a Jesús nos presenta a Paula (Natasha Jaramillo), una estudiante de fotografía que irradia felicidad y alegría, despreocupada, rebelde, asiste a reuniones estudiantiles, fuma porros, y protesta contra el sistema. La complicidad con su padre es total, abogado y profesor de su universidad. Todo esto cambia de golpe cuando el padre de Paula es asesinado de camino a casa en el interior de su coche por dos hombres armados montados en una motocicleta.

Ella, que acompañaba a su padre en el auto, se convierte en testigo presencial del terrible asesinato. A pesar de que Paula confiesa a la policía haber visto la cara del sicario en su huida, existen claro indicios de que ésta no tiene mucho interés por resolver el caso, más cuando el valioso reloj de su padre no fue entregado junto al resto de pertenencias y ha desaparecido misteriosamente. Además, los montones de archivos de casos similares al del profesor, apiñados en la comisaria y pendientes de investigación, también hacen dudar de la honestidad de las fuerzas de seguridad.

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(En la zona Spoiler)
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Matar a Jesús empieza con un cierto trasfondo político y social, para convertirse en una historia cristológica, cargada de gran contenido metafórico, con la idea de hacernos reflexionar sobre conceptos como la venganza, el pecado y el perdón. La muerte del padre de Laura parece cambiar simbólicamente el rumbo inicial de la película.

Por un lado, en las primeras escenas observamos a Laura como miembro de un grupo de activistas estudiantiles que debaten de forma combativa sobre los proyectos de ley de educación y planean protestas contra los próximos recortes presupuestarios en las universidades. Por otro lado, el padre de Paula enseña filosofía y sociología en la universidad. Michel Foucault parece ser su referencia. De esta forma, todo parece indicar que ha sido un asesinato político.

Poco antes del final vemos una escena que nos hace pensar que el nombre del protagonista, Jesús, no es algo casual. En ella aparece Paula (Natasha Jarmillo) sentada en un camastro de una habitación oscura, sin apenas decoración y desangelada. Allí, junto a ella se encuentra Jesús (Giovanny Rodríguez) arrodillado a sus pies, con un trapo doblado y empapado en agua, lavando con dulzura y ternura casi inesperada su cara raspada, poco después de que Paula fuera golpeada y robada en la calle. Una escena con un claro sentido metáforico que nos recuerda a Jesús arrodillado, lavando los pies a sus discípulos, la noche antes de su muerte.

Nuestro protagonista parece una especie de Cristo reencarnado, consciente de la dura realidad en la que vive, en busca del perdón a sus pecados a través de la misericordia de Paula.

Matar a Jesús se sustenta sobre la base de la experiencia personal de la propia directora, que vio al igual que la protagonista de la película, como asesinaban a su padre delante de ella. A diferencia de la cinta, Laura Mora no llegó a conocer al asesino, tan solo lo vio en sueños. Matar a Jesús explora lo que pudo haber hecho ella. Al final del filme aparece una dedicatoria a su padre.

Los actores no son profesionales porque Laura Mora Ortega quiso que fueran de Medellín y hablaran el mismo argot de la zona (hasta el punto que la película hay que verla con subtítulos en castellano para poder llegar a entender a los personajes del todo). Esta falta de experiencia en los actores se nota a lo largo del metraje, sin embargo la naturalidad y el realismo de sus interpretaciones consiguen sobradamente el objetivo de la directora: dar una mayor autenticidad a la historia.

Algunas tomas de la película son verdaderamente impresionantes como cuando pasean por la noche en una festiva Medellín en navidad, envueltos por las resplandecientes y brillantes bengalas y luces de neón. Espectaculares seguimientos con cámara en mano sobre bicicletas bajando a toda velocidad por las empinadas laderas de la ciudad, hermosas vistas panorámicas de las montañas circundantes o deliciosas tomas de la pareja nadando en las corrientes de un río en el claro de un bosque, son otros momentos mágicos de la película.

La fotografía es inmersiva, con mucha luminosidad. Matar a Jesús está rodada con luz natural y frecuentes primeros planos que dan un tono apasionante y realista a la historia. Un excepcional trabajo de cámara que consigue revelar tanto la belleza como el lado más oscuro de la ciudad de Medellín.

https://cinemagavia.es/matar-a-jesus-pelicula-critica/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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8
22 de diciembre de 2017
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiado Cerca supone el prometedor debut de Kantemir Balagov con el que ganó el premio Fipresci en el pasado Festival de Cannes, donde compitió en la sección de Un Certain Regard. En España tuvimos la ocasión de verla en la sección Zabaltegui-Tabakalera del Festival de San Sebastián donde la esplendida interpretación de la actriz protagonista, Darya Zhovner, consiguió una Mención Especial. Kantemir Balagov elige una manera muy directa y sin adornos de contar una historia real ambientada en una pequeña comunidad judía en Nalchik, capital de la República de Kabardino-Balkaria en la Federación Rusa, históricamente musulmana. Demasiado Cerca, rodada en ambos idiomas, ruso y kabardiano, se estrena el 22 de Diciembre.

La acción de la película nos sitúa en una ciudad del norte del Cáucaso, Nálchik, capital de la República de Kabardino-Balkaria en la Federación Rusa, con una población mayoritariamente musulmana, donde vive una comunidad judía. Ila (Darya Zhovnar) y su familia son miembros de esta estricta y arraigada minoría. Ila es una mujer rebelde que prefiere dedicarse a trabajar como mecánico en el taller de su padre, que realizar otra ocupación propuesta por el rabino de la comunidad supuéstamente más acorde a su naturaleza de mujer. Además, mantiene una estrecha relación con la colectividad kabardiana de la zona, y es reacia a seguir las normas y requerimientos de su propia comunidad.

Nos encontramos a finales de los años noventa, una época turbulenta, de una gran inestabilidad política y social después del colapso de la Unión Soviética. Con la guerra de Chechenia de trasfondo donde los rusos están a punto de abandonar el territorio ocupado. Una zona donde la violencia y el racismo están omnipresentes como comprobamos en una escena de una cinta de vídeo de los amigos de Illa. En ella se nos ilustra de la cruda y brutal forma de tratar a los prisioneros de guerra a través de una impactante tortura como de la posterior decapitación.

En la parte inicial de la narración de Demasiado Cerca vemos la celebración de una ceremonia en la casa de Ila porque su hermano se ha comprometido con otra chica de la comunidad judía. Sin embargo, esta alegre atmósfera durará poco y rápidamente la fotografía cambiará a tonos más oscuros cuando los dos jóvenes comprometidos son violentamente secuestrados por un grupo de kabardianos en busca de rescate. Las dos familias no son ricas y la recolección de dinero demuestra ser una verdadera hazaña ..

Ambas familias deciden eludir a la policía por miedo a las fatales consecuencias que pudiera tener, por lo que acuden a su comunidad judía en busca de ayuda. La lucha titánica de la familia de Ila para encontrar el dinero de la liberación, tendrá un impacto directo en la desordenada vida de Ila. El filme nos muestra el microcosmos de una familia, cuya paz y cohesión se desmorona debido a la intensa violencia psicológica existente en su entorno y al chantaje de tener que guardar silencio. Un escenario que después de haber logrado castrar al padre y al hijo, tratará de hacer lo mismo con la hija. Sin embargo, Ila se rebela, con consecuencias irreparables para ella y su séquito.

Maravillosas actuaciones fundamentalmente de las dos protagonistas femeninas, la fascinante interpretación de la actriz Daria Zhovnar en el papel de Ila, una mujer un poco marimacho y rebelde, y la excelente Olga Dragunova, en el papel de la figura matriarcal que intenta controlar a los miembros de su familia a través del chantaje emocional.

El novato Kantemir Balagov rinde un homenaje, sobre todo de sus primeros trabajos, a su padrino cinematográfico, Alexander Sokurov, que también es productor de la película, con un drama realista donde nos revela su enfoque sobre las férreas estructuras existentes en las sociedades cerradas ya sean en una comunidad o en la propia familia.

El director coloca gran parte de la acción en el interior de las casas rurales. La forma de filmar nos crea una sensación continua de claustrofobia por los espacios tan restringidos donde introduce su cámara. Asimismo, aplica unos conceptos estéticos de proximidad absoluta. Para el rodaje utiliza un formato bastante inusual, casi cuadrado de 4:3, donde la cámara está situada constantemente a una distancia muy corta de los personajes, e inclusive éstos, casi siempre, suelen estar muy cerca los unos de los otros. Todo lo que observamos, en términos de pleno realismo pero también de cercanía absoluta, es una familia y una comunidad en crisis. Es esta crisis la que desestabiliza y sacude los lazos familiares.

Además de utilizar los primeros planos, el director juega con la luz, con los espacios, y mutila el sonido, de tal forma, que las diminutas casas rurales se ven aún más sofocantes y claustrofóbicas. A medida que la película progresa y la historia evoluciona, la cámara de forma progresiva también sale a áreas más grandes. Demasiado Cerca nos muestra y da a conocer aspectos de una cultura judía rusa, cerrada y anticuada, ademas de las tensiones internas existentes en el norte del Cáucaso.

https://cinemagavia.es/demasiado-cerca-pelicula-critica-tesnota/
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5
26 de diciembre de 2016
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última canción es una comedia romántica ambientada en una pequeña ciudad de Maine. Hannah (Rebecca Hall) intenta recomponer su vida tras el fallecimiento hace tres años de su marido, Hunter Miles, un afamado cantante de folk que tan solo grabó un álbum antes de su prematura muerte en un accidente de senderismo. El disco penetró en lo mas hondo de los corazones de muchísimos seguidores convirtiéndose en un álbum de culto. Ella visita de forma continua la tumba de Hunter al igual que muchos admiradores de su música hacen peregrinaciones acompañados de regalos para depositar a pie de lápida en su honor.

Hannah sigue sufriendo y no consigue superar la trágica pérdida por lo que para calmar el dolor decide escribir una biografía sobre su corta vida y música. Al mismo tiempo para mantenerse ocupada y liberar su cabeza, colabora en un periódico local que dirige un amigo suyo, Griffin Dunne, con historias de interés humano sobre habitantes del lugar, y mantiene sexo con un guardabosques interpretado por un rudo Joe Manginello, con el que no tiene ningún tipo de afecto romántico. Hannah descubrirá que está demasiado unida emocionalmente a su marido como para poder escribir una biografía rigurosa y objetiva sobre él por lo que aparece en escena Andrew (Jason Sudeikis), profesor del Manhattan American Studies especializado en cultura pop y admirador de la música de Hunter Miles, con la intención de aportar su perspectiva en la vida del músico para hacerlo inmortal, pero Hannah es una mujer muy recelosa y protectora del trabajo de su marido y rápidamente se producirá un choque entre ambos y muchas discrepancias, pero después de continuas peleas y de comprender las verdaderas intenciones de cada uno de ellos, ella aceptará a colaborar con él en la biografía.

Difícilmente La última canción puede llegar a ser del todo una comedia romántica en estado puro cuando por un lado se intenta rendir un homenaje al marido muerto y por otro se escenifica un juego de seducción para conquistar a la enviudada. En un principio tanto el director, Sean Mewshaw, como su mujer y co-guionista, Desiree Van Tila, permiten que Hannah y Andrew descubran sus sentimientos alrededor de Hunter, para poco a poco dar paso a una más que predecible y agria comedia romántica. El guion no se centra en mistificar y engrandecer la figura de Hunter Mills como si fuera un nuevo Kurt Cobain, sino en los sentimientos y emociones de Hannah para proteger la memoria de su marido. Se agradece los esfuerzos por alejarse de los clichés del género gracias a ese toque dramático de la historia pero La última canción se queda a medio camino y no pasa de ser una discreta película bien intencionada y sincera.

A pesar de la química existente entre Rebecca Hall y Jason Sudeikis sus personajes son poco creíbles, la historia de un erudito de la cultura pop que ve a Hunter Miles como un ídolo es una pieza difícil de encajar como la nueva pareja sentimental de Hannah, sino más bien como una fantasía propia de un fans que quiere ocupar el puesto de su héroe y más teniendo en cuenta el poco tiempo transcurrido en el desarrollo de la trama. Por otra parte, a Sudeikis, conocido principalmente por sus papeles en comedias, parece que le cuesta trabajo asumir una interpretación más sobria y dramática de lo acostumbrado por esos tic cómicos algo exagerados utilizados en muchas escenas a lo largo de la película para provocar que no nos tomemos en serio su personaje y sacarnos de la historia.

Posiblemente lo mejor de la película sea el excelente trabajo del compositor de Seattle, Damien Jurado, que escribió la mayoría de las canciones de la banda sonora y suministra la voz de Hunter Miles para conseguir que parezca un genial artista.

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