La frase es estupenda, pero no es mía; qué más quisiera yo. Se puede leer en el póster, aunque no tenga nada que ver con la peli. Y me gusta porque parodia la famosa y absurda frasecilla de Love Story, que tan célebre se hizo un año antes de que se estrenara esta aberración (si es que se estrenó, que no me consta)

Lo más abominable del doctor Phibes es que es Vincent Price, y si algo sabía hacer este señor era hablar, pero aquí habla bien poquito y ayudándose de una gramola, y eso no mola.

Durante la peli podemos ver algún que otro asesinato inconcebible y, por tanto, simpático, pero no lo suficiente como para compensar su densa horterez, que te duelen los ojos de tanto mirar dorados y rosados, los oídos de escuchar tanta pachanga sintética y el alma de ver a Price y Joseph Cotten haciendo el canelo de esta manera.

Un engendro hortera, pesado y triste.

No hay nada más peor que hacer pelis “modernillas” ambientadas en otras épocas, donde la estética y el contexto se dan de tortas. Lo más horrendo que conozco a este respecto es el "Fahrenheit 451" de Truffaut, aunque esta también tiene lo suyo, ya que este Medievo de brilli brilli hace pupita a los ojos y convierte la peli entera en un espantajo.
Merlín, con su casquete cósmico, es el rey del glam en este Camelot kitsch, al que solo le falta una bola de espejitos colgando del techo mientras Arturo y Lancelot se dan a la ginebra.

La de los Monty Python, que trataba sobre el mismo asunto y estaba hecha en broma y con factura low cost, se me antoja más seria y formal que esta.

Por otro lado, y siguiendo con las alabanzas a esta obra, los actores están horribles todos a excepción de la bruja Helen Mirren, que prácticamente salva el sarao ella sola.

Fantasía tiene mucha, medieval y de la otra, lo que consigue, quieras que no, que la función pasme y entretenga a partes iguales.

Batiburrillo cochinero, destinado a pegar un par de sustos a algún ocasional y blandengue espectador, y a aburrir inexorablemente a todos los demás.

Si se trata de referenciar al cine de James Wan, más que un spin-off de Expediente Warren, esto es un remake artrítico y torpe de Dead Silence, que era otra peli con muñeco malvado, que hacía cosas de muñeco malvado, no como esta pobre, que no hace ná. Su único mérito es ser fea, pero eso ya lo sabíamos, porque es una fea de segunda mano, y además paralítica. Se me antoja mucho más aterrador aquel viejo anuncio de las muñecas de Famosa, que se dirigían al portal con unos andares muy inquietantes y cantando una cosa que se te metía en la cabeza y te amargaba las fiestas.

Terrorín para toda la familia. Una auténtica birria.

Esta peli es propaganda a favor la pena de muerte. Sin más. Y como fue engendrada con el único propósito de lavar los ingenuos cerebros de los buenos ciudadanos que poblaban la Tierra de la Libertad y las Oportunidades, allá por el 34, el guión muy currado no está. La historia, de hecho, es de todo punto inverosímil, es más, hay un momento en que da un giro, aparentemente interesante, pero que termina por desenmascarar al completo las manipuladoras intenciones del guión.

Un señor, a favor de la pena capital, manda a la silla eléctrica a una mujer que asesina a su marido en plan crimen pasional. El señor está convencido de haber obrado justamente, ya que tamaño crimen imperdonable merece, justamente, ser subsanado con otra ejecución. Este señor podría llamarse Smith, o Reynolds, o cualquier cosa, pero resulta que se apellida Welldom, y cada vez que alguien le menta, es como si le estuviera diciendo “well done”, es decir, “bien hecho” tronco, eres un tío estupendo, el más sabio, justo y sensato, te queremos.

A mi es que la pena de muerte me parece una pena, y claro, no me gusta el trasfondo de la peli. Pero, además, resulta que técnicamente es una chapuza. Es cine en blanco y negro, pero tal cual. No hay matices, ni pardos, ni grises; sólo blanco y negro. Mirar esto es como estar mirando el lomo de una vaca lechera. No es una peli cualquiera. Tampoco se oye bien, por lo que hay que recurrir, impepinablemente, a la versión doblada, aunque no se quiera.

Una peli excepcional (de excepción): el primer bodrio cutre que visiono fechado en los años 30. Una kk.

Si pensabas que estaba todo inventado en el mundo de los asesinos en serie, te equivocabas. Aquí llega Rubber, un neumático asesino con poderes psíquicos. Con eso está todo dicho. Bueno no, he de añadir que esa circunstancia no es, ni con mucho, lo más insólito de la película, de la que no se entiende muy bien nada, pero no por surrealista, que eso es fácil de asumir, sino por su caótica narración. Ya desde el principio te preparan para lo peor, y, como dicen por ahí, el que avisa no es traidor, ya, pero yo no digo que la peli traicione, porque de una peli sobre un neumático asesino no se espera gran cosa, pero ésta se malogra. Con la primera víctima (humana) la verdad es que me mondé de la risa… pero luego es todo lo mismo… tras inventarse lo del neumático, agotaron su imaginación.

Tras rodar y rodar, la peli pincha.