Espero que sea la primera, única y última película de Gary Lennon.

Comienza muy prometedoramente con un monólogo en primer plano con un lenguaje seguido de una sucesión de imágenes que nos muestran aparentemente que estamos frente a una película al estilo de tarantino con escenas buenas escenas de sexo y violencia aliñadas con un vocabulario soez que tiende a la comedia negra y que en conjunto promete una película muy entretenida y que puede hasta hacernos recordar algunas de sus escenas.

La parte central de la trama cae y cae al vacio sin pausa, lo que empezó siendo una película de crimen y comedia negra con tintes eróticos está empezando a ser un película de sobremesa llena de tópicos y de denuncia sobre los malos tratos.

La parte final es sencillamente RIDÍCULA, no tiene ni pies ni cabeza, el fallo principal es que Gary Lennon ha querdido meternos unos centímetros de clavo, nos ha ofrecido un principio con gancho para despues colarnos una película protesta contra los malos tratos, anda y jodete.

Mi consejo: No la vean.

Cuando terminé de ver ésta película salí bastante confuso de la sala de proyección, no sabía exactamente si me había gustado o me había horrorizado. Antes de ver este remake americano vi su exisquisita predecesora" Let me the right in" y me encantó.

Pero cuando supe de la existencia de éste remake del director de "Cloverfield" y amiguete de J.J Abrams lo primero que pensé es que éste remake iba a ser una cagada, fui al cine para comprobarlo y cuando salí de la sala tuve un sentimiento bipolar, por un lado sentí que no había tirado 7 euros a la basura, la película entró bastante bien, éste es el aspecto positivo.

El aspecto negativo es que ya sabía perfectamente lo que sucedería en cada escena y efectivamente así ocurrió.

Asique tras mucha meditación creo que la mejor nota para éste remake es un 5. ¿Por qué?, porque a pesar de que cipie plano a plano toda la cinta original y de que echemos mucho de menos a los dos protagonistas de Let me the Right in, especialmente a Lina Leandersson 8aunque Chloe Moretz no se quede corta), está bastante bien hecha, respeta el guión adaptado, no destroza la historia original y entretiene bastante.

Mi consejo: vean la película original.

Ojalá todos los blockbusters y precuelas fuesen como “Furiosa: De la Saga Mad Max”. Después de años y años soportando —y finalmente sufriendo—las secuelas, precuelas y recuelas del UCM, esta nueva ola de superproducciones con toque de autor como el “Dune” de Villeneuve o esta entrega de la saga “Mad Max” se sienten como un soplo de aire fresco y una pequeña esperanza para el cine de consumo masivo.

Mentiría si dijese que “Furiosa” se encuentra a la altura de aquella magna opus que George Miller nos regaló allá por el 2015. Hay cosas que pasan una vez en toda la vida y nunca más volverán a suceder por mucho empeño que uno quiera invertir. “Furia en la Carretera” fue algo único e irrepetible, un ejemplo perfecto de ese mantra sobre el que pivota el cine y que se resume en un: <<No me cuentes nada, muéstramelo>>. “Furia en la Carretera” era —y es—puro cine y sin lugar a dudas el mejor blockbuster de las últimas tres décadas, realizado por —en aquel entonces—un señor de setenta años que enseñó a cineastas mucho más jóvenes y presumiblemente mas preparados como se hace una película de acción.

En 2024, un casi octogenario George Miller, vuelve a la carga con la precuela/spin-off de uno de los personajes más icónicos de su gran obra maestra. Imperator Furiosa se convirtió en todo un icono de la cultura popular, alrededor de ella se empezaron a gestar miles de teorías relativas a sus orígenes, su relación con Inmortan Joe—el villano de “Fury Road”, como llegó a adquirir ese estatus empoderado dentro de un entorno postapocalíptico plagado de arena, gasolina y testosterona, y como llegó a perder uno de sus miembros. Esos misterios alimentaron su leyenda, por eso era tan peligroso realizar una precuela que arruinase esa imagen que el público se había formado de ella. Si a esto le sumamos que la elección de Anya Taylor—Joy para hacer de la versión joven de Charlice Theron era cuanto menos desconcertante —pues las dos comparten talento, belleza, pero no rasgos físicos muy parecidos—, el proyecto parecía abocado al fracaso.

Entonces…
¿Si “Furiosa” no está a la altura de “Furia en la Carretera”, por lo menos es una continuación/precuela digna de ser testigos de ella?
La respuesta es un rotundo SI.

La estructura narrativa de “Furiosa” se aleja muy acertadamente de “Furia en la carretera”, haber contado esta historia de nuevo como una vertiginosa persecución de dos horas no le habría sentado bien el al producto final. George Miller decide dividir la película en varios segmentos para contarnos una historia de venganza con toques de spaguetti western de Sergio Leone que se desarrolla a lo largo de muchos años. Esta ya de por si, la hace diferente al resto de películas de Mad Max y con un toque de personalidad.
Anya Taylor-Joy sigue en su línea de cautivar al espectador nada más amanecer en pantalla, conforme uno avanza en la película se da cuenta de que Taylor-Joy fue una decisión más que acertada de casting. Buena parte de su poder de interpretación se encuentra en su mirada, y eso era precisamente lo que George Miller buscaba: esa mirada que solo Anya Taylor-Joy tiene y que lo dice todo sin necesidad de articular palabra alguna.

Pero el que realmente se come la pantalla —y hace el papel de su vida— es Chris Hemsworth. Si en “Furia en la carretera” no se echaba de menos a Mel Gibson y Tom Hardy quedaba eclipsado cuando Charlice Theron irrumpía en escena, aquí ocurre exactamente lo mismo con Hemsworth y Taylor-Joy. Es salir Dementus en pantalla y la película crece y crece.

Es bien cierto que hay una presencia mayor de CGI en esta cinta que en la rodada en 2015. En lo personal no creo que sea constitutivo de rebajar la cinta un par de puntos por debajo de la nota que se merece. “Furia en la carretera” pertenece a otra época donde seguía habiendo pequeños bastiones que aguantaban la tormenta de CGI, mientras que “Furiosa” nace en la época ya consolidada de los efectos visuales. Puede que el bueno de George Miller le cogiese el gusto por el CGI cuando rodó “3000 años esperándote”, pero la elección de introducir más pantalla verde en “Furiosa” no tiene pinta de haberse elegido por pereza, sino por pura necesidad. Recordemos que “Furia en la carretera” consistía en una persecución —era menester que los efectos fuese los más prácticos posibles—, mientras que “Furiosa” abarca decenas de entornos a lo largo de los años.


En resumen: “Furiosa” es un buen blockbuster, una buena película, artesanal, con carisma, con identidad propia y muy recomendable.

Sed testigos.

Viaje a las tinieblas es sin lugar a dudas una de las peores adaptaciones de una novela de Stephen King que se hayan realizado. Es aburridísima, no tiene emoción, ni gancho ni personalidad y todo esto se debe a Mick Garris que tiene la misma idea de dirigir una película que un niño de dos años en resolver un logaritmo neperiano. falla absolutamente en todo, el guión es horrible, los actores no se sabe si actuan así a proposito o no, no tiene atmósfera y está plagada de escenas estúpidas y que no viene a cuento.

En conclusión: La obra de King ha sido nuevamente profanada y destrozada por un inútil Mick Garris que debería retirarse del cine y dedicarse a otra cosa porque sinceramente y no creo ser el único, este hombre cada vez va de mal en peor a la hora de adaptar a Stephen King.
Todo esto ha dado lugar a esta película que es sin duda alguna estúpida.

Netflix, en su línea de convertir en detritus todo lo que toca, nos trae un innecesario remake de la película del año 2008 de mismo título, dirigida por Lone Scherfig y basada en la novela homónima de David Nicholls.
Digo innecesario, porque nadie pidió la revisión de la adaptación cinematográfica original—que en 108 minutos se las ingenió para narrar con solvencia las desventuras de la pareja protagonista a lo largo del tiempo— y porque esta revisión, pasada por el filtro de la agenda de inclusividad imperante, no aporta nada nuevo al resultado final salvo un nuevo elenco de actores—por llamarlos de alguna forma— y un puñado de escenas bochornosas que arruinan el visionado del producto.

Haciendo el ejercicio mental de olvidar que existe una obra precedente de mayor calidad, la serie no se sostiene por ningún lado. Al tratarse de un drama románico, lo mínimo que se espera es que la pareja protagonista tenga algo de química, pero en esta serie pedir eso es pura fantasía. Se nota demasiado que Ambika Mod —en el rol de Emma— y Leo Woodall —en el rol de Dexter—son dos actores primerizos con la expresividad de dos cebollas e incapaces de transmitir una emoción verdadera. No parecen amigos, no parecen una pareja, se parecen a dos actores de tercera fila intentando haciendo una burda imitación de las orgánicas actuaciones de Anne Hathaway y Jim Sturges.

Hay voces que han llegado a afirmar que se encuentra al mismo nivel de “Normal People” de Lenny Abrahamson. La comparación está totalmente fuera de lugar. Si bien existen ciertos paralelismos en las tramas, la serie de Abrahamson goza de una narrativa y una visceralidad que ya le gustaría tener a la serie One Day.
Netflix ha devenido en una destructora de la nostalgia y una maquinaria al servicio de la agenda, poco la importa ya la calidad de sus productos y la inteligencia de sus consumidores. No contenta con haber raptado y castrado el talento de cineastas como David Fincher o convertir sus primeros productos en panfletos políticos vacuos como la última temporada de Stranger Things, ahora se dedica a profanar obras cinematográficas que estaban bien como estaban.

Hoy ha sido profanada One Day.

¿Quién será la siguiente víctima de Netflix?