Un niño desaparece sin dejar rastro. Cada miembro de la familia afronta la ausencia del pequeño a su manera. Sin embargo, unos años después algo sucede que insufla a todos nuevas esperanzas.

La película es poco conocida, y no lo merece. La historia es dura, repleta de escenas incómodas, sustentada en una intriga verosímil, al parecer basada en hechos reales. El director coquetea con el realismo mágico, impregna la atmósfera de misterio. Se trata de un film desgarrador, que te obliga a hacer preguntas constantemente, muy bien interpretado, con personajes creíbles y una resolución más que digna.

Divertida película de terror realizada con mimo y estilo. Homenajea mucho cine de serie B: la ciencia ficción de los cincuenta, las entregas sobre psicópatas con hacha, las cintas de zombis… El argumento gira en torno a unos bichos viscosos, provenientes del espacio exterior, que tienen el poder de devolver la vida a los muertos. Pero hay mucho más. Todo lo relacionado con el personaje de Tom Atkins, ese duro detective de pasado traumático, es oro puro. Además, Fred Dekker dirige como un figura, utilizando con brillantez el travelling, recurriendo siempre a recursos interesantes y nunca facilones -nótese las dos veces en que usa al gato para asustar: no es lo que uno espera-. Logra sacar todo el partido al presupuesto y consigue una película ideal para pasar un buen rato de humor negro y casquería.

- Chicas, tengo una buena y una mala noticia. La buena es que vuestros novios ya están aquí… la mala es que están muertos.

Las noches de Halloween dan pie a muchos sobresaltos. Cuatro historias, más un prólogo, tienen lugar en una película que logra la proeza de transmitir un perfecto equilibrio entre el terror y el humor negro. Los relatos se intercalan y los personajes se van cruzando durante unas horas inolvidables consagradas a lo macabro. Los giros se acumulan en un festival del horror que deleitará a los fanáticos del género.

Un escalofrío de placer sacudirá los cuerpos. Y la luna llena será testigo de crueldades inenarrables.

Desconfía de las bellas jóvenes de rostro virginal que visten como Caperucita, ten cuidado con los amables vecinos que ofrecen dulces, procura que las bromas no se vuelvan en tu contra.

Y, sobre todo, recuerda respetar la tradición o el Niño Calabaza vendrá a por ti.

Película rodada para el lucimiento de Pacino, quien ofrece una exhibición de talento. La dirección es sólo correcta, en ocasiones puede parecer un telefilme. La historia nos habla de un experto en relaciones públicas que se verá envuelto en una oscura trama de corrupción y asesinato. Nada que no hayamos visto ya. Hombres poderosos con mentes enfermas, juegos de poder, gente sin escrúpulos dispuesta a cualquier cosa con tal de ocultar sus pecados. La ciudad de Nueva York, en apariencia deslumbrante, esconde sórdidos secretos. Pacino encarna a un tipo en caída libre, iluminado de fracasos, enfermo de alcohol y pastillas, un idealista pese a todo, un desgraciado con la labia como única arma. Kim Basinger apenas aparece en un par de escenas, y lo mismo ocurre con Ryan O'Neal. Pasable.

“Cujo” es un perro cabreado, sediento de sangre, deseoso de acabar con todo lo que se mueva. “Cujo” es un relato potente, poseedor de un suspense maravilloso, un clima malsano y una mirada distinta hacia “el mejor amigo del hombre”. “Cujo” es la evidencia del mal que espera su momento. “Cujo” quizá se demora demasiado en la presentación de personajes, pero cuando llega la acción “Cujo” no decepciona. Porque “Cujo” es el horror visto a través de los ojos de un niño, “Cujo” es la angustia de una madre impotente, “Cujo” es el reverso tenebroso de “Beethoven, uno más en la familia”. Stephen King quedó altamente satisfecho con esta adaptación de “Cujo”, que casualmente es una novela suya.

“Cujo” tiene relación con “Los pájaros”, en la medida en que ambas pelis juegan con la idea de convertir a animales aparentemente inofensivos en criaturas amenazadoras y horripilantes, y además en otro rasgo: sus protagonistas son mujeres modernas que no encajan dentro de los estereotipos de su tiempo.

“Cujo” está protagonizado por Dee Wallace, quien confesó en una entrevista que lo pasó malamente durante el rodaje, debido a las tensiones a las que estaba sometida, y que cuando todo acabó precisó de unas semanas para recobrar las fuerzas. En “Cujo” su interpretación es uno de los aspectos más destacados; transmite el pánico, el dolor y la desesperación de manera notable.