La película cuenta dos historias que al final se entrelazan entre sí. Por un lado está la historia de una lucha entre unos guerrilleros republicanos y unos soldados franquistas dirigidos por un general malo malísimo. En el otro lado tenemos una historia de fantasía en la que participa la niña.

Se pueden hacer varias lecturas; la primera es una crítica sobre las atrocidades de la guerra. La película está repleta de escenas muy violentas y muy desagradables con la que se intenta criticar el salvajismo de las guerras. Por otro lado nos muestra la inocencia de una niña cuya única preocupación es jugar y pasárselo bien y no entiende por qué todo eso está sucediendo. Esa inocencia se muestra en la historia paralela de fantasía que envuelve a la niña. Otra lectura es la de buscar el lado infantil que todos tenemos y que siempre es bueno conservar. En la película se ve como algunas de esas fantasías repercuten en la historia real para bien.

En el apartado técnico, sobresale en todos los aspectos, tal vez tenga la pega de que sea excesivamente oscura. Los actores están todos fabulosos: en especial Maribel Verdú. El punto malo y que le resta bastante en mi valoración es su lado gore. Es una película muy pero que muy desagradable.

Posiblemente, ésta es la película de Almodovar en donde se ve con mayor claridad la devoción del director manchego por lo extravagante y por lo que no es políticamente correcto. Si bien, la estravagancia y lo no convencional bien llevados pueden ser bastante enriquecedores, si no se llevan bien pueden resultar vergonzósamente patéticos. Ni que decir tiene que en esta película Almodovar vuelve a demostrar que tiene interesantes ideas para poner patas arriba la moral de nuestra sociedad, pero que no sabe llevarlas a la gran pantalla.

Una cantante de poca monta decide refugiarse en un convento tras la muerte de su novio. Allí convivirá con unas extrañas monjas de esperpénticos nombres y extrambóticas maneras de pasar el tiempo.

El recurso de llamar a los protagonistas con nombres tan peculiares como "Sor Estiercol", "Sor Perdida" o "Sor Rata de Carretera" y juntarlos en una historia de monjas que tienen relaciones sexuales, escriben novelas de dudosa moral, o se ponen hasta arriba de cocaína es algo que puede servir muy bien como reclamo para un público curioso. El problema viene cuando después de todos esos fuegos artificiales no hay nada. Ese es el problema del largometraje: no tiene una historia, ni tiene personajes carismáticos, ni tiene un buen guión, ni destaca por aspectos técnicos. Sólo tiene las ocurrencias de Almodóvar.

En cuanto a los intérpretes, destacar a Cristina Sánchez Pascual y a Julieta Serrano. El resto no han tenido guión para poder destacar.

Loable intento del cine canadiense de tratar de mostrarnos las adversas consencuencias de un ambiente opresor en el seno de una familia. En ella, un niño con una sensibilidad especial tiene la desgracia de nacer en una familia compuesta por un montón de hermanos, una madre ultra-religiosa y un padre homófogo, machista, y excesivamente autoritario. En ese ambiente, Zach tendrá que enfrentarse a uno de sus hermanos mayores por la aprobación de su padre. Para eso, se desviará del camino correcto y se embarcará en un viaje que le hará probar los excesos y le creará grandes dudas acerca de su sexualidad.

El relado del niño que crece junto a un padre incapaz de entender sus preocupaciones es un relato que periódicamente se nos presenta en la gran pantalla. En esta ocasión, la historia resulta un exagerado conglomerado de exageraciones y de tópicos que restan bastante realidad a un problema que, efectivamente, es típico en el mundo real.

La película, a parte presenta dos graves problemas; su inconexión y su irregularidad. Fruto de eso es su pesadez y la dificultad de digerir lo que cuenta. Además, su protagonista resulta demasiado oscuro y raro como para poder ganarse el afecto del gran público.

En cuanto a los actores, todos bastante bien exceptuando a un actor principal que destaca por no gesticular absolutamente nada.

Lo normal cuando uno está en frente de una serie de críticas hacía una película de tiros, es encontrarnos con gente que la pone de vuelta y media a causa de su pobre guión o de sus fantasmadas. Lo que no es tan habitual es encontrar críticas referentes al tema que trata y menos si ese tema sólo sirve para arrancar un desarrollo que va por otros derroteros. Sí, "Colombiana" parte de uno de los muchos asesinatos por temas de mafias que ocurren diariamente en Colombia, pero la referencia inicial no puede empañar una continuación de la película que no profundiza en el drama colombiano.

Cataleya, nuestra guapa protagonista, es la hija de un mafioso colombiano que tras ver, cuando es niña, como sus padres y hermanos son asesinados tiene que huir a casa de su tio en Chicago. Allí, gracias a las enseñanzas de su tio sobre el negocio de los asesinos a sueldo, prepara un plan para acabar con los asesinos de sus padres.

A pesar de que se trata de una película de acción en la que predomina la belleza de Zoe Saldana, tiene en su haber otros puntos fuertes: una trama sencilla pero muy bien elaborada, y una secuencia de escenas (el asesinato en la carcel) extraordinarias. En su defecto, que da la sensación que la historía hubiera dado para algo más que una típica película de acción.

En cuanto a las interpretaciones son todas bastante cumplidoras a pesar de que el guión no da para grandes actuaciones.

El daño producido por una violación suele ser un buen inicio por dónde enfocar una película. A partir de ahí se pueden hilvanar numerosas tramas relacionadas con traumas personales, cambio de actitud respecto a la gente de alrededor, problemas para tener una relación amorosa... Sin embargo, todos conocemos que Almodóvar tiene una capacidad especil de desaprovechar buenas ideas en pos de cansar a los cinéfilos con sus fricadas sacadas de la movida madrileña.

Efectivamente, esta película tiene un final resultado de la violación de una pobre chica. No obstante, el afamado director manchego coloca la violación al final y centra el desarrolo de su película en un montón de ideas sin acabar y escasamente desarrolladas. Más le hubiera valido centrarse en una sola de esas ideas y desarrollarla. A pesar de ello, hay que reconocer para alivio de muchos que en ésta, Almodóvar parece haberse dado cuenta que su peculiar desfile de Travestis, heroinómanos, y demás elementos de sus películas cansan cuando se dan en abundancia.

Por el resto, lo que suele caracterizar a las películas del oscarizado director; personajes poco creíbles, exageraciones que no vienen a cuento, y estética muy simplona. Conviene recalcar unguión que, aunque no es nada del otro mundo, si que parece mucho más serio que otras películas de los inicios de Almodóvar.

En cuanto a los intérpretes, destacar a las actrices como viene siendo habitual en las películas de un director que parece tener un don para que sus actrices den lo mejor de si mismas. Respecto a los intérpretes masculnos, estos sufren la escasa habilidad de un director para retratar personajes de su género.