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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de febrero de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminada la guerra civil, el confederado, Jim Trask ha vuelto a Abilene, el pueblo donde fuera sheriff antes de enlistarse. Todos lo daban por muerto, así que, grande es la alegría cuando lo ven volver, pues, lo que ahora se ha implantado es la ley de los ganaderos… y estos están dispuestos a arrasar a los granjeros para satisfacer sus necesidades y sus desmesuradas ambiciones. Pero, Jim, resulta ser amigo de Dave Mosely, el mandamás de los ganaderos y también lo fue de su entrañable hermano, Tad, muerto durante la guerra… pero, otro amigo suyo lo va a poner al tanto de la situación: “Si te quedas no podrás permanecer al margen, tendrás que escoger de qué lado estás”.

Una historia de Clarence Upson Young (1895-1969) titulada “Gun Shy”, trasladada a guion por Berne Giler, fue la base para esta película que, con presupuesto de serie B, dirigiera Charles F. Haas, un director de marcado talento que ¡vaya a saber por qué razones! -aunque no es difícil deducirlas sabida su posición “progresista”- no tuvo tantas oportunidades como, siento, que se merecía.

Lo que nos ofrece, <<LUCHA SIN CUARTEL>> -película que realizara inmediatamente después de terminar su brillante “Star in the Dust”, es otra lucha de clases donde, “unos tienen que perder para que otros ganen”, según reza la ley de los prepotentes. Haas, resulta muy efectivo para dar aliento de vida a sus personajes, y como en su filme anterior, consigue de nuevo que podamos ver almas en vez de cadáveres fisiológicamente activos como los que solemos ver en tantísimos viejos westerns.

Su composición de planos es bastante efectiva y, como botón de muestra, esa escena clave en la que, Dave, es visto ante un espejo que se interpone entre Jim y Peggy (su, ahora, prometida y, antes de la guerra, la novia de Jim). También la ambientación resulta bastante convincente y la trama ofrece suficientes elementos de western-psicológico como para lograr la trascendencia.

Una vez más, estaremos ante un personaje “progre” que quiere ver su ciudad sin más armas que las que deben portar los hombres de ley, y con sumo carácter, impondrá su ley recurriendo, solo en situaciones extremas, al uso de la pistola… ¡otra razón para que, a Haas, no se le quisiera más haciendo westerns!

Un buen reparto que incluye a notables actores como David Janssen, Lyle Bettger, Martha Hyer y Ted de Corsia, solventa este filme que, 11 años después, tendría un afortunado remake con, “Gunfight in Abilene”.

Título para Latinoamérica: EL DEBER DE MATAR
Luis Guillermo Cardona
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8
4 de enero de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las vecinas ciudades, Sodoma (Sdom) y Gomorra (ʿAmora), estaban situadas en una llanura frente al valle del Jordán y muy cerca del valle de Sidim, próximo al mar Muerto. El rey de Sodoma era Bera y el de Gomorra era Birsha… y fue allí a donde llegó Lot, con sus hijas y su pueblo, para establecerse en unas tierras por las que comenzó a pagar tributo al gobernante de turno. En el Corán, 7:80-81, se menciona la razón por la que Dios decidió exterminar a estas ciudades: “¿Cometéis una deshonestidad que ninguna criatura ha cometido antes? Ciertamente. Por concupiscencia os llegáis a los hombres en lugar de llegaros a las mujeres”. Y en cuanto a la forma de destruir tales ciudades, es de nuevo ocasión para que entren en contradicción los llamados libros sagrados y la verdad queda para siempre en entredicho: La Biblia (Génesis, 19:24) habla de que, “el Señor hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra” y el Corán (15:74, 54:34) menciona que, “hicimos llover sobre ellos piedras de arcilla” y “enviamos contra ellos una tempestad de arena”.

En fin que, con la lacónica información que, sobre este caso, dan los respetados libros, fueron los guionistas quienes tuvieron que agregarle imaginación al cuento, y esta vez fue, Hugo Butler (con la colaboración de Giorgio Prosperi), quien concibió una trama que no está muy lejos de lo que aún sigue ocurriendo en unas cuantas ciudades del mundo. Pero, que nadie espere que se va a encontrar con gente santa y otra ‘que carece absolutamente de amor al prójimo’, ni con ‘actos homosexuales’ (significados que se han dado antes y ahora a la palabra sodomita), pues, al igual que el guionista, el director Robert Aldrich, también sabía ver la polaridad humana, y su pretensión, en lo que logro advertir, fue dejar sentado que la esclavitud, el maltrato a la mujeres, la crueldad… y los abusos de poder, tendrán, en su momento, la necesaria y merecida respuesta por parte del pueblo y, créalo o no, del Universo.

Memorables escenas de acción (la batalla de Lot y su pueblo contra los edomitas; el enfrentamiento entre Lot y Astaroth… y la destrucción de las ciudades del pecado), dan un fuerte realce a esta historia bíblica que, con igual eficacia, ya había sido llevada al cine, en 1922, por parte del director húngaro, Mihaly Kertesz (Michael Curtiz).

Entre los intérpretes, aparecen nombres muy efectivos como, Stanley Baker, un Astaroth más interesado en dominar a las mujeres que a un imperio. Rossana Podesta’, la bella Shuah, enamorada sin remedio del abusivo hermano de la reina; y entre otros, Pier Angeli, una sugestiva Ildith, de esclava a mujer libre… hasta para decidir si mira hacia atrás.

… ¿y por qué será que nosotros, los espectadores, siempre nos vemos mirando hacia donde no deberíamos?

<<SODOMA Y GOMORRA>>, nos reclama unas cuantas reflexiones.
Luis Guillermo Cardona
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8
15 de agosto de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas guerras han dejado tanta huella en la humanidad como la Guerra contra el Vietnam. Primero, porque fue un conflicto bastante desigual que comenzó con Francia, una nación rica muy bien armada, y luego quedó en manos de los Estados Unidos de Norteamérica, la primera potencia del mundo que, con su inmenso armamentismo, parecía capaz de aplastar a quien se le diera la gana. Pero, el aguerrido pueblo vietnamita demostró que, si a una fuerza descomunal se antepone una indeclinable resistencia, la opción de vencer está bastante potenciada, y también dejó sentado para la historia que, con una Guerra de Guerrillas bien consolidada, se tiene una alta ventaja sobre el enemigo porque éste no domina el terreno.

EE.UU., tenía el poder técnico y económico para dominar la guerra, pero, a una nación pobre como Vietnam, le bastó tener Resistencia, Táctica y Estrategia, para contener el poder de las miles y miles de toneladas de bombas que les arrojaron con el firme propósito de exterminarlos… y ese es un incontrovertible hecho histórico que dejó plantado un valiosísimo precedente. Y también queda entendido -como bien lo dice Fidel Castro- que, “la lucha armada no es el camino que han escogido los revolucionarios sino que es el camino que, los opresores, les han impuesto a los pueblos”.

Hacia 1967, muchas voces en el mundo entero -incluso en los propios EE.UU.-, se habían pronunciado contra la cruenta agresión que se venía causando al pueblo vietnamita y, en Europa, se reunieron siete directores de cine: Alain Resnais, Joris Ivens, Jean-Luc Godard, Chris Marker, Agnès Varda, Claude Lelouch y William Klein, quienes, decidiendo que la idea de autoría perdiera toda autoridad, juntaron una serie de materiales rodados por cada uno, y aunque se conserva la forma de segmentos, no se dice quien hizo tal o cual parte… aunque ya mucho de ello se sabe, incluso que, el segmento de Agnés Varda, se excluyó del montaje final por considerarlo muy ajeno a la estructura general que, finalmente, se dio al documental; sin embargo, el crédito se le conservó.

Lo logrado por estos cineastas -con mayores y menores aciertos como suele ocurrir en los colectivos-, deja muy bien plasmado, en definitiva, lo que se fraguó… lo que se argumentó de lado y lado entre los sectores en conflicto… y la manera cómo, cada quien, enfrentó su particular tarea para ofrecerle a la historia una de las más infames guerras que haya podido concebir la mente humana.

Los materiales incluidos son, casi todos, documentales filmados en Vietnam o en las calles estadounidenses, excepto el segmento de Jean-Luc Godard donde, en un tono personal y muy sincero, él hace referencia al rechazo que recibió de las autoridades vietnamitas para viajar allí; y otro segmento -al parecer de Lelouch-, donde el actor, Bernard Bresson, ante una bella muchacha (Karen Blanguernon), habla de la guerra con el corazón partido.

Durante el estreno, el 19 de septiembre de 1967, de este valioso documental, la intolerancia de la extrema derecha quedó de nuevo al descubierto, al atacar y destruir parte de las instalaciones de la sala Kinopanorama donde se exhibía, y de paso golpear al gerente por haber permitido dicha proyección. Como suele ocurrir, pesan más los prejuicios y el fanatismo, que el conocimiento objetivo de aquello a lo que se censura.

<<LEJOS DE VIETNAM>>, es un material muy representativo… y de nuevo se demuestra que, “Todo lo que es justo y verdadero terminará por triunfar”.
Luis Guillermo Cardona
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6
8 de abril de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al oriente de Marsella, en Francia, se encuentra el Lago Thau donde, la gente del barrio La Pointe Courte (La Punta Corta), en la ciudad de Sète, realiza allí su pesca. Con una idiosincrasia muy propia, los Pointus -como les llaman- son gente muy luchadora y solidaria, y hasta ese lugar viajó la directora, Agnès Varda, en plan de hacer algunas fotos de un viejo amigo que desde tiempo atrás no había vuelto con su familia. Al revelar las fotografías, la directora se entusiasmó con aquel lugar, y fue entonces, que decidió volver para localizar allí su primer largometraje, <<LA PUNTA CORTA>>, un filme argumental que protagonizan, Philippe Noiret y Silvia Monfort, y el resto de los participantes son auténticos habitantes de la región.

La historia comienza con un hombre joven que, tras doce años de ausencia, regresa con su esposa a su lugar de nacimiento, pero, su relación no le está causando felicidad, puesto que su pareja no se siente ahora segura de la relación… y tampoco cree que, este barrio de pescadores ofrezca nada atractivo para vivir.

Mientras los moradores de aquel lugar se ocupan de sus tareas diarias… se cuidan de las autoridades del Estado que andan vigilantes con la pesca y la salud… lloran un hijo que de pronto pierden… o procuran que sus hijas tomen decisiones acertadas, la pareja que acaba de llegar, se debate entre continuar juntos o separarse… se cuestiona si es amor lo que todavía sienten… y tratan de definir si quedarse allí o marcharse.

En lo personal, me resulta mucho más grata e interesante la relación que se da entre la gente del pueblo: fresca, dinámica y recursiva; mientras que, las elucubraciones de aquella pareja -que apenas si cruza algunas palabras con la gente de La Pointe Courte-, se me hace un tanto plana y reiterativa, pues, además de estar recreada con una sucesión de poses de mohái -de las que solo se rescata el ambiente en el que se mueven-, los diálogos poco significan y su pretensión de hacer poesía difícilmente convence.

Sin embargo, también aquí quedaban asentadas las características esenciales de ese movimiento cinematográfico que se venía consolidando lentamente con “Le Silence de la Mer” (Jean-Pierre Melville, 1947); “Les Dernières Vacances” (Roger Leenhardt, 1947); “Olympia 52” (Chris Marker, 1952)… y que, luego, se conocería como La Nouvelle Vague: Centrarse en la intimidad y hacer fluir el alma de los protagonistas; hacer un lugar al pensamiento que define los sentimientos y a las palabras que explican el ser; dar más ímpetu y trascendencia al ser interior que a las cosas externas…

Surgía, con <<LA PUNTA CORTA>>, una realizadora que daría mucho de qué hablar y que, tanto en el documental como en la ficción -pero, sobre todo en el primer género-, lograría materializar obras que ya han hecho -y seguirán haciendo- historia.
Luis Guillermo Cardona
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9
28 de enero de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1942, durante la II Guerra Mundial, un sargento y dos soldados estadounidenses que han sobrevivido a un cruento ataque nazi en el desierto de Libia, sólo tienen un tanque para obedecer la orden de retirada y poner a salvo sus vidas. En el camino se encuentran con un minúsculo grupo de aliados europeos… y juntos emprenderán la búsqueda de una salida que no parece nada fácil, pues, además de que tendrán detrás a varios centenares de enemigos, les urge encontrar agua para poder sobrevivir.

Lo que ocurrirá, desde entonces, servirá para ilustrar que, cuando se lucha por un objetivo común, desaparecen los prejuicios, se alienta el valor y se fomenta la unidad. De otra manera quedarán muy bien plantados los horrores y las atrocidades de la guerra… y, ¡aunque no lo creas, también veremos cómo ciertos milagros a veces se producen!

“SAHARA”, funciona como una sensible metáfora donde la sinergia, la solidaridad y el compromiso muestran los poderosos resultados que pueden llegar a producirse cuando, con buena voluntad, se persiste en los propósitos. Habrá tareas casi inhumanas; habrá sacrificios y vidas truncadas, pero en la vida (o en la muerte) el triunfo será un hecho cuando se hizo con entereza lo que se debía.

Remake de la película, “Trinadtsat” (Los Trece, 1937) que el director ruso, Mikhail Romm, ambientara en un páramo asiático, “SAHARA” es dirigida por el director húngaro, Zoltan Korda, y como el título indica, éste trasladó la historia al norte de África, y la llevó hasta el año 1942, durante IIGM. El propósito de abogar por la más plena unión de los países aliados se preserva intacto, y Korda -también un hombre de izquierda-, sabrá mostrar al fascismo con objetividad, pero, sin perder el más humano de los horizontes.

John Howard Lawson y el propio Korda, se encargaron del nuevo guion, y la puesta al día de esta magnífica historia logra a cabalidad su cometido, dando como resultado otra memorable aventura bélica en la que ambientación, diálogos e interpretaciones son todos de primera línea.

Aprovechando su privilegiada posibilidad de estar simultáneamente en dos estudios, Humphrey Bogart, firmó contrato con la Columbia Pictures para poder estar en esta producción que, una vez más, reafirmaría su condición de estrella AAA, y el rol que nos ofrece (el sargento Joe Gunn) es impecable tratando de mantener unidos a representantes de varias naciones y dándoles ejemplo de la más alta moral.

Complementan el reparto, Rex Ingram (Sarg. Mayor Tambul), un senegalés que, quizás se encargue de demostrar cuales son los verdaderos valores humanos; J. Carrol Naish, quien, por su rol de Giuseppe sería nominado al Oscar; y entre otros, Bruce Bennett, quien, como Waco, tendrá una difícil misión.

Diez años después -y sin crédito alguno para no prevenir a la abominable HUAC- André de Toth haría una nueva versión de esta historia, ambientándola en el oeste estadounidense y titulándola, “Last of the Comanches”.

Créanmelo, “SAHARA” es de esos filmes que da verdadero gusto ver.
Luis Guillermo Cardona
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