Manhattan es, adornada con un alegato al intelectualismo y al psicoanálisis, una película que ironiza sobre las relaciones de pareja en un mundo demasiado pragmático. Sus personajes hablan de música, de cine, acuden a museos de arte para comprobar qué opinión es la más acertada, pero a pesar de mostrar su alto nivel cultural, parecen abonados al desastre amoroso. Manhattan habla sobre esto: las relaciones de pareja. Quizás habla de asuntos de los que todos tenemos conciencia, pero Woody Allen lo representa de un modo esclarecedor, de forma que todos pensamos: pues si, eso es lo que sucede en las relaciones de pareja.

Manhattan me dejó unos minutos mirando como pasaban los títulos de crédito al final del film, no atendiendo a estos sino pensando: es verdad, la gente no suele apreciar el amor verdadero, es muy dificil de adivinar. Es verdad, la gente no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Es verdad, cuando dejamos en la estacada a una pareja no lo hacemos nunca por su bien, sino por el nuestro. Tambien es verdad que en la juventud es cuando amamos con más sinceridad, y tambien es verdad que el matrimonio es una cuesta sólo apta para voluntariosos.

Y luego claro, si tu mujer te deja por que es lesbiana, eso ya es cosa aparte.

El LDF I: Creo que el cine español no ha sacado suficiente provecho a los sucesos de la guerra y postguerra civil, diría que es un tema todavia por exprimir. En el LDF encontramos una historia cruenta, desgarradora, con personajes cercanos que rescatan nuestra memoria histórica, y nos recuerdan lo duros que tuvieron que ser aquellos tiempos. El capitán del ejército franquista se nos presenta como un ser sin escrúpulos, machista, represivo, y que tiene acorbardado a todo aquel bajo su mando. Ante esta situación, los vestigios del bando republicano buscan la manera de ocultarse y salvar la vida, con la ayuda de algunos infiltrados en la convivencia con el bando franquista. Estos últimos, tendrán que cuidar cada mirada, cada gesto, cada desplante, para salvar su propia vida, y la de sus allegados ocultos en las montañas, ya que el mínimo movimiento en falso les dalataría y les constaría algo más que la muerte.

El LDF II: En el LDF nos encontramos una historia fantasiosa, tan adorable que no nos importaría aceptar como creible, basada en una niña que para volver a ser princesa tiene que superar unos juegos enigmáticos, aunque peligrosos, que le plantea un fauno surgido de un extraño laberinto. La niña Ofelia no duda en seguir el juego, y valientemente se aferra a las pruebas, algunas veces parece estar jugando, otras parece estar jugándose la vida, pero al fin y al cabo, acaba introduciéndose en un universo lleno de magia donde parece sentirse a gusto. Los personajes surgidos del laberinto son divertidos, muy bien conseguidos, y aunque los sucesos son mágicos, no crean contradicciones, no provocan dudas, y si las hay las aceptamos sin mayores reproches.


NEXO: La fuerza de esta película se basa, en mi opinión, en cómo estas dos líneas argumentales paralelas se apoyan, nunca se estorban, sino que una de sirve de la otra. En ocasiones parecen como si se saludaran, en otras parecen tocarse, pero ambas fluyen con sentido, creando un género innovador y admirable, en la que la variedad de sensaciones aporta al film una riqueza inusual, consigiendo un resultado sorprendente. Me alegro de que sea española.

Si has visto la 1ª, has visto la 2ª
Si has visto la 2ª, has visto la 1ª
Esta segunda versión imita, y no aporta nada nuevo, por lo que hubiera preferido volver a ver la primera, que ver la segunda. Al asemejarlas no quiero decir que sea tan buena, sino que al ser una imitación, esta segunda versión pierde mucho interés. Es previsible, las escenas eróticas parecen calcadas, las situaciones copiadas, y a Sharon Stone los años no le pasan en balde. El guión vuelve a ser confuso, pero esta vez irrita, y David Morrissey no parece ser el más indicado para acompañar a Sharon en esta nueva aventura, como evidencia su actitud plana ante la cámara. La espera para ver si el final aporta algo distinto, es lo único que nos mantiene ante la pantalla.

Les gustará a los que les gustó "La vida es bella", ya que el corte de película es similar; el personaje de Benigni se podría decir que es el mismo que protagonizó "La vida es bella", pero trasladado a otra guerra, esta vez la guerra de Irak. Parece que su cometido sigue siendo el mismo, proteger a un ser querido de las maldades de una guerra, pero esta vez la carga humorística es tal vez más insistente que la carga emocional de la vida es bella. Tranquilamente, la película se podría haber titulado "La vida es bella 2, 50 años despues". Muchos son los paralelismos con ésta: personaje optimista, que se esfuerza en proteger a su ser querido, en un escenario bélico. El comienzo es un poco torpe a mi gusto, porque la presentación de los personajes es muy lenta, pero enseguida te metes en la historia para ya poner pocas objecciones al resto.

No es habitual encontrar películas de este corte en los últimos tiempos. Esta es una de las razones de la fuerza de Big Fish. Se agradece cuando el cine te brinda la posibilidad de disfrutar de historias diferentes, y esta lo es. Tim Burton no solo nos cuenta un cuento, sino que sabe como hacerlo. La estética y los personajes acompañan, y las emociones afloran. No hace falta ser niño para sumergirse en un cuento, ni sumergirse en el río para ser un gran pez.