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España España · LA CORUÑA
Críticas de migfersaav
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Críticas 116
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
29 de abril de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie es un logro impresionante. Es difícil recrear la magnífica historia narrada por Bernard Cornwell en las numerosas novelas de su saga de "Sajones, vikingos y normandos" y no quedar insatisfecho al verla. Partiendo de que el personaje principal Uhtred de Bebbanburg es mucho más completo, más canalla y más señor de la guerra en las novelas, y que se ha simplificado (como es lógico) la trama y los personajes, lo cierto es que es una de esas series que van ganando con cada episodio y cada nueva temporada, enriqueciéndose.

Al ver el primer episodio de la primera temporada estuve a punto de abandonar antes de tiempo, pues me pareció que la historia no iba a estar a la altura de los libros, pero debo reconocer que mi fe se ha visto recompensada, y según han ido avanzando los episodios y las temporadas, la serie ha ganado mucho y al final me está entusiasmando.

Su mayor mérito, además de unas buenas interpretaciones, es la cuidadísima ambientación y respeto con que se ha hecho. En todo momento tienes la sensación de que estás en la edad media, en esa época en que Inglaterra todavía no era Inglaterra, en un sin vivir de invasiones vikingas y normandas, donde la supervivencia del reino de Wessex pende de un hilo. Las batallas son una delicia, y huelen a autenticidad, sin caer en las recreaciones informáticas, con extras en cantidad abundante y generosa, dándole realismo a las batallas, que están muy bien coreografiadas. Ves los muros de escudos (bastante bien recreados), las cuchilladas bajas y traicioneras, las armas, las vestimentas, los peinados, etc. y crees estar en esa época tan poco conocida. No verás castillos ni palacios, las recreaciones de las ciudades, los pueblos, las aldeas, el campo y jardines, son sencillas, pero espectaculares.

Si a eso le sumas un magnífico uso de la cámara (muy épico), que sigue a los protagonistas a caballo cuando galopan, cámara en mano en algunas batallas, con unos planos aéreos bien utilizados y muy destacados, y con un uso de la cámara muy natural y acorde a la experiencia que podrías esperar en esa época, pues todo contribuye a un mayor disfrute y una mejor experiencia visual.

Los actores están francamente bien. Aunque, físicamente Alexander Dreymon no me parece que sea el señor de la guerra que nos presenta Cornwell en sus novelas (y a pesar de los cambios de peinado, parece que no envejece), no cabe duda de que le da un aire muy personal y muy sentido a su personaje, con escenas maravillosas, dignas de agradecimiento. El elenco de actores es magnífico, y por destacar a alguien, voy a destacar a dos personajes que creo que bordan sus papeles: David Dawson (en el papel de Alfredo el Grande), que me parece de las mejores interpretaciones que he visto de este personaje, y que en algún momento (al final de la tercera temporada sobre todo) ha llegado a emocionarme profundamente; y a Eva Bitrhistle (en el papel de la monja Hild), que me ha emocionado en varios momentos y que borda uno de esos papeles que nunca se valoran suficientemente, dotándolo de dulzura y de calidez. Aún así, Ian Hart como el padre Beocca, Harry McEntire como Aethelwoldo, Tobias Santelman como Ragnar, Mark Rowley como Finan, Arnas Fedaravicius como Sihtric, e incluso Emily Cox como Brida, también tienen unas actuaciones destacadas.

Por lo demás, qué se puede decir de una serie que temporada tras temporada (hasta su final en la quinta y última temporada) renueva la confianza en los que la vemos, dejándonos una magnífica estampa y una hermosa historia ambientada en ese mundo sajón, vikingo y normando que tanto placer culpable nos despierta, y en el que seguimos a uno de esos desconocidos señores de la guerra de la edad media, que tanto peso tenían en el crecimiento o desaparición de reinos medievales, en un mundo lleno de traiciones, conspiraciones, choques de religiones, muerte, desolación y honor.

Ahora, tras la quinta y última temporada, y aunque la serie se ha alejado de las novelas, puedo decir que las 2 últimas temporadas tienen altibajos, pero esta quinta y última temporada no defrauda, y le concede a esta magnífica serie el final satisfactorio y cargado de emoción que se merece, y que da sentido a este largo viaje, en el que hemos seguido a Uthred de Bebbanburg, alter ego del supuesto antepasado del escritor Bernard Cornwell (autor de las novelas de la saga sajones, vikingos y normandos, en las que se basa, con ciertas libertades, esta estupenda saga), desde su dura infancia, hasta culminar el sueño de su vida y recuperar lo que es suyo, porque, como dice el leitmotiv de la serie, "el destino lo es todo".
migfersaav
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7
17 de febrero de 2020
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1917 es una buena película, que ganó los Globo de Oro y Bafta a la mejor película y mejor dirección en 2.019.

Pero la historia que se narra en la película resulta poco original, y en algunas cosas recuerda a "Gallipoli" o a "Salvar al Soldado Ryan", y en otras a "Senderos de gloria". Es una interesante historia bélica, bien narrada, con verdadera maestría detrás de las cámaras, pero con un guión poco acertado y una historia resuelta de forma sencilla, sin arriesgar en el desenlace.

El comienzo de la película no resulta especialmente espectacular. La primera mitad es una historia bien contada, con una buena representación de lo que era la guerra de trincheras en la Primera Guerra Mundial, con un realismo atroz, pero sin excesivos horrores, que llega a volverse anodina e incluso algo irritante. La película gana muchos enteros en el apartado visual, pero pierde mucho en el argumento. Su cuidada estética no puede ocultar graves fallos de guión y un grave problema a la hora de matizar y contextualizar a los personajes alemanes. No hay un trazo amable con ninguno de los alemanes, convirtiéndolos en malos sin alma, recurriendo al tópico de los malos-malísimos, sin lógica o argumentos convincentemente esbozados, alcanzando el paroxismo de la vergüenza y mezquindad en el episodio con el piloto alemán, que abochorna a cualquiera que tenga dos dedos de frente (lo explico en la zona spoiler, para quien le interese).

Pero la magistral aparición de Mark Strong, cambia el rumbo de la película, y marca el inicio de la segunda parte, a mi juicio la mejor de la película, que discurre principalmente de noche, con momentos de un cine verdaderamente extraordinario y de muchos quilates, que por momentos resulta impactante por la brillante forma en que está rodada. Es en la noche, en la iluminación con bengalas, en la visión difuminada por el fuego de las llamas, en la negrura, donde esta gran película se agiganta visualmente. Ya no importa tanto lo que se cuenta, sino cómo lo cuenta el director. Es en esta segunda mitad, cuando la película coge perspectiva y con una magnífica banda sonora, alcanza cotas de insospechada calidad y lirismo. Sin embargo, las buenas sensaciones se diluyen con un final blando y fácil, que le resta mérito a la película y a la historia contada. La secuencia final es decepcionante, y desluce en buena medida el resultado final, a la espera de un climax que no llega. Gallipoli y, sobre todo, Senderos de gloria, te disparaban en el alma, te estremecían. A esta película le falta precisamente eso.

Pero a pesar de todo, el resultado cinematográfico es notable. Al director no le importa tanto la historia y el rigor, como la recreación de ese año que da título a la película, en el frente de una guerra espantosa, en la que murieron casi 20 millones de personas. A pesar de que no se puede negar que la historia es sumamente sencilla, y el relato endeble en varios momentos, el director (cuyo abuelo participó al parecer en la Gran Guerra, y quizás el motivo por el que caracteriza tan mezquinamente a los personajes alemanes), ha convertido el relato de algo casual, casi cotidiano, en algo visualmente extraordinario, con una narración muy interesante. El principal lunar, un guión bastante flojo, no le resta mérito al resultado final.

Algunos se muestran sorprendidos por la magnífica interpretación de George MacKay. Este actor ya llamó la atención en la maravillosa "Captain Fantastic", con un papel pequeño en el que interpretaba al hijo mayor de Viggo Mortensen. Es un actor joven (27 años), que aqui carga con todo el peso de la película, eclipsando a todos los que se le aparecen, excepto a un sublime Mark Strong. Esperemos que esta película le de la proyección que quizás aún no tenía, y aparezca en más producciones, porque es un magnífico actor.

Se ha criticado y alabado por igual el uso del plano secuencia. Quiero señalar que, con menos méritos a mi juicio, ha ganado Alejandro Gozález Iñárritu alguno de sus Oscars (por ejemplo el de "El renacido"). Mucho más loable y coherente me parece el uso del plano secuencia en esta película. El plano secuencia utilizado (con casi imperceptibles trampas) en esta película, tiene una finalidad evidente: seguir a los protagonistas por el frente, mostrar el horror de la guerra y la difícil vida en ese frente de trincheras. Aquí el plano secuencia está al servicio de la película, y la película consigue entretener y deslumbrar visualmente al espectador en todo momento, sin caer en el narcisismo.

En resumen, 1917 es una buena película, que perdurará en la memoria más por sus méritos artísticos, que por el flojo argumento. Pero a pesar de ello, cuando uno acaba de verla, sale del cine con un buen sabor de boca, deseando que se haga más cine como éste, porque a pesar de sus problemas de guión (que detallo en la zona spoiler), este es el tipo de cine que deseamos que vuelva a hacerse: cine artesano, de autor, con una buena dirección, bien interpretada, y en la que todo está al servicio de la película, y no del lucimiento individual. Falta quizás algo más de guión, y asumir más riesgos precisamente en esa faceta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
migfersaav
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6
7 de febrero de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Coppola rodó la primera parte de El Padrino, Instauró un nuevo lenguaje cinematográfico en el cine de gangsters, una obra maestra en todos los sentidos. Cuando rodó la segunda parte, reescribió de nuevo el género, a base de unos inspiradosimos flashbacks, con un Robert de Niro estratosférico, y unos personajes más oscuros y llenos de matices, y un Al Pacino en plena madurez, que decía más con sus silencios, que con sus diálogos. Son las dos obras maestras del género, difícilmente superables, a cuya altura solo Scorsese ha podido acercarse.

Y llegaba esta tercera parte, con la difícil mision de culminar la afamada trilogía de la familia Corleone, de forma digna, y a la altura de sus antecesoras. Y la película, en esa tesitura, fracasó, mal que nos pese. ¿Es el Padrino III una mala película? Ni mucho menos. Es una buena película, que cierra con dignidad la trilogía, pero a un nivel muy inferior a sus dos antecesoras y, me atrevería a decir, que de forma ciertamente insatisfactoria.

La película adolece de varios problemas:

- Un guión poco agraciado y poco trabajado, que rompe con la estética y con la historia anterior, y que no se corresponde con el previo desarrollo de los personajes.

- Un desarrollo de los personajes poco creíble, y que no es acorde al carácter y personalidad magistralmente perfilados en las dos primeras entregas. No te crees a los viejos personajes de la saga, completamente desdibujados, convertidos en caricaturas de sí mismos. Michael Corleone queda privado de su garra y su sesuda personalidad. Su exesposa, Kate, es un sinsentido difícilmente digerible. Connie Corleone, quiere ser más de lo que es, sin el mérito de un desarrollo plausible que justifique su nuevo rol. Y aún resulta peor con la mayoría de los nuevos personajes introducidos. Solo Richard Bright (Al Neri), Donal Donnelly (el arzobispo), y el magnífico Raf Vallone (Cardenal Lamberto) se salvan, frente a unos horrendos Sofía Coppola y Andy Garcia, y unos flojísimos Eli Wallach y Joe Mantegna como villanos de turno. Se notan demasiado las ausencias de personajes destacados de las dos primeras entregas, como Robert Duvall en el personaje de Tom Hagen, o la obligada de John Cazale (Fredo).

- Además, a la película le falta pausa, tiene problemas de ritmo, y carece de la natural maldad y de la coherencia interna de sus predecesoras. Los grandiosos silencios de las dos anteriores partes, que lo decían todo, desaparecen.

- Parece que Coppola la hubiese rodado con el piloto automático, y más por obligación que por devoción.

- Nunca llegas a creerte la trama central de la película. No te crees la historia del personaje de VIncenzo Corleone (Andy Garcia) y su irrupción y ascenso en la familia Corleone. El rol de Mary Corleone (Sofia Coppola) carece de fuerza y convicción. El torturado Al Pacino como Michael Corleone se aparta completamente de la forma de ser y de pensar del personaje en las anteriores películas. La interpretación de George Hamilton como el abogado de la familia Corleone, está a años luz del previo papel de Robert Duvall como Tom Hagen.

- Se dijo hasta la saciedad que el papel de Mary Corleone era inicialmente para Wynona Rider, y que esta lo rechazó (Wynona Ryder aceptaría posteriormente el papel de Mina Harker en el Drácula que posteriormente filmaría Coppola), y que Coppola optó por su hija Sofía, a pesar de su falta de experiencia previa. Fue un grave error, que lastra toda la película.

- La trama alrededor de la muerte de Juan Pablo I y la banca ambrosiana resulta interesante inicialmente, pero el posterior planteamiento, desarrollo y plasmación de esta historia en la pantalla, resulta demasiado ligero para lo que Coppola nos tenía acostumbrados, y perfilado con trazos gruesos y poco creíbles.

- El final, al son de la caballeria rusticana, no está mal, pero su resolución deja un poso amargo de insatisfacción, ante la intensidad de los finales de las dos primeras partes.

Pero el principal problema de esta tercera parte, radica en su evidente inferioridad si se la compara con las dos primeras entregas. Es ahí donde pierde, donde se empequeñece, donde queda relegada a una obra menor, por mucho que tenga virtudes y momentos admirables. Por separado, es una película nada despreciable, con una historia interesante. Pero como colofón a esta gran obra magna, no da la talla y resulta mortificante. Una pena y un triste final.
migfersaav
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6
6 de diciembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una historia mas propia para un documental, que para una pelicula. Más que una película, parece un docu-drama. Realmente creo que el enfoque es interesante, y que la historia es terrible, pero el enfoque del guión es poco cinematográfico, y muy tramposo. Juega con la duda del espectador, ocultando las cartas importantes sobre la culpabilidad o no de Guy Georges, que se nos desvelan en la parte final, y que nos hacen pensar que nos han tomado el pelo en ese tema, para tenernos enganchados a la butaca.

Pero tiene cosas buenas. Una dirección solvente a pesar del guión; Un plantel de buenos actores, que asume roles muy creibles; Una historia verídica, a pesar de que adolece de un guión plano y por momentos truculento; Una interesante fotografía oscura; Una buena banda sonora; Y un montaje efectivo, pero en el que priman y destacan situaciones exageradas, que luego no conducen a nada importante, jugueteando con la sensibilidad del espectador.

Son 2 horas de película que no llegan para describir esta historia, y que por momentos se hacen largas e insustanciales, en la que los saltos temporales nos resumen 10 años de investigación, con alguna pincelada interesantes (sobre todo al principio), pero que en su conjunto se revelan inútiles y varias veces intrascendentes.

Da la sensación de que asistimos a un episodio televisivo de "Crímenes imperfectos" (mucho mejor filmado y con buenos actores), a la que no se le ha sabido sacar partido y poner en un contexto cinematografico atractivo. Si la comparamos (es injusto, lo sé, pero hay ciertas similitudes en el relato) con la serie de Mindhunter, palidece en todos los sentidos.

Quizás, el problema principal es el enfoque del guión, que quiere jugar al despiste, y centrarse en el juicio, cuando esa es la parte menos importante, y se aleja de la investigación policial, que es el motor que nos engancha al principio. Aquí, lo importante debería ser la investigación policial (bien lograda en la primera media hora de pelicula, pero que luego se difumina) y, si acaso, la motivacion del asesino (inexistente).

¿Es entretenida? Sí, como lo seria un documental. Pero adolece de una estructura cinematográfica. Es un documental disfrazado de cine, sin la profundidad adecuada para los personajes y la historia.

Demasiada historia para condensarla en una pelicula de solo 2 horas que, paradójicamente, al final se hacen largas y tediosas.
migfersaav
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9
29 de octubre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto Joker, y me ha impactado, me ha desconcertado y me ha roto los esquemas. Es demasiado todo. Demasiado adulta, demasiado visceral, demasiado anárquica, puramente salvaje, sin apenas acción, pura interpretación de un Joaquín Phoenix descomunal que hace una interpretación como pocas veces he visto en mi vida (muy pocas) devorándolo todo. Es una de las interpretaciones más brutales que he visto. Joaquin Phoenix se desnuda y lo vuelca todo en la pantalla. El es toda la película. Omnipresente, perturbador, desdichado, a contracorriente de lo establecido, construye un Joker humano, en un mundo enfermo, oscuro y deshumanizado. La película es pura anarquía y desconstruccion social, que recuerda poderosamente al cine oscuro, social y reivindicativo de los años 70. Una de esas películas que ya no se hacen, que resulta agotadora, que te desgasta mentalmente, con un personaje que se sale de arquetipos. Es una de las películas más incómodas de ver y que más me ha incomodado, en toda mi vida. Una película en la que, desde el principio hasta el final, el color, la luz, la música, la fotografía, la ambientación, te sumergen en un mundo inhumano en el que falta esperanza. Todo, desde el principio, hasta el final, tiene su razón de ser. Puede que te guste, puede que te disguste, porque son dos horas de dolor, de retorcimiento, de depresión, de angustia vital, de un silencio ensordecedor sobre la locura, la anarquía y la injusticia con los desheredados de la tierra. No sé, puede entusiasmarte, desagradarte, electrizarte, emocionarte, e incluso horrorizarte, pero no te dejará indiferente. Eso seguro que no. Es una película de autor, poderosa, que huye de tópicos y elementos preestablecidos. Y desde luego, no es una película de superhéroes (ni de puta coña). Es la interpretación más destacada de un actor que recuerde en muchos, muchos años, y he visto mucho cine. Joaquín Phoenix es el Joker, y no lo es. Podria ser otro personaje, con otro nombre, igual de poderoso. Solo toma prestado el nombre, porque no le hace falta.
migfersaav
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