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España España · Asturias - Madrid
Críticas de david
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Críticas 91
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
6 de octubre de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

En Coherence no hay efectos especiales, ni complejas localizaciones. Tampoco tenemos intérpretes de renombre. Coherence, como las películas anteriormente citadas, vive del guión. De su calidad y efectividad depende el éxito del proyecto. El primer largometraje de James Ward Byrkit apuesta por el suspense, el juego psicológico y los giros narrativos. El espectador tendrá que poner todo de su parte para desentrañar las claves de la historia. Es un juego cinematográfico que nos encanta. Y por eso, presenciamos el inicio de Coherence con interés.

(...)

La cinta de Ward Byrkit tiene en vilo al espectador buena parte del metraje. El director y guionista consigue persuadir al espectador introduciendo algunos hábiles recursos como el tema del El gato de Schrödinger o que uno de los personajes parezca saber más que el resto. Pero una vez que el planteamiento de la historia ha logrado de forma certera su objetivo, comienzan los problemas narrativos.

La forma de actuar de los personajes no es verosímil. Hemos repetido esta frase mil veces, pero es uno de los grandes problemas de esta clase de cine que depende tanto del guión, especialmente de la relación entre personajes, su evolución y sus reacciones. Una vez que la cosa se pone seria en casa de estos amigos, nadie actúa con mucha lógica. Internet no es la única forma de obtener información sobre una situación extraña o peligrosa. No acabo de entender por qué no pueden salir del vecindario en un principio (por qué no lo intentan, al menos). Y una vez que se acepta (aceptación demasiado rápida) que se están enfrentando a algo a lo que nunca nadie se ha enfrentado en la historia de la humanidad, se comportan como si nada. “Voy a echar la siesta", "¿Por qué no nos enrollamos sin que nos vea tu novia?", etc. Pero no es lugar para spoilers.

Podríamos resumir los problemas de Coherence de esta forma: el responsable de la película sacrifica la verosimilitud en favor del juego y el efectismo narrativo, pero efectividad no es lo mismo que efectismo… El espectador sigue con intriga la evolución de la historia, pero ya no está fascinado porque los trucos son demasiado visibles. La trama pierde seriedad, porque los personajes, por lo general, no se compartan de forma creíble.

No obstante, en la fase final de la película, cuando uno de los personajes toma las riendas de la historia, la tensión vuelve a crecer y disfrutamos de nuevo, gracias también, a un final bastante acertado. Concluyendo, Coherence es una cinta de ciencia ficción con altibajos, pero interesante y debatible.

Lo Mejor: El planteamiento y la resolución.

Lo Peor: Muchos comportamientos no son creíbles en el contexto en el que se encuentran los personajes. Cierto efectismo en el desarrollo narrativo.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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6
26 de septiembre de 2014
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Joe es una película muy digna, teniendo en cuenta lo que a priori parecía ofrecer: otro guión para el lucimiento y la sobreactuación del bueno de Nic.

Pues no. Nicolas Cage no sobreactúa (apenas) y deja que la historia sea la protagonista, aunque su presencia sea, obviamente, fundamental para el desarrollo de la misma.

(...)

Pero al veterano actor californiano le gusta mucho trabajar. Y no le hace ascos a casi nada. “Oye, Nic, tengo aquí un guión…”. “Sí, sí, cuenta conmigo”. Así más o menos debe ser la cosa. Por eso en su trayectoria encontramos decenas de títulos mediocres o malos de solemnidad. Pero le miras, y te ríes. Y se lo perdonas. Un poco…

(...)

Joe. Joe. La historia va sobre Joe, pero también va de violencia, desencanto, alcohol, autocontrol, perros, mamadas imposibles, meteorología… Una vez que se establecen los mimbres de la historia, la película de Gordon Green va ganando enjundia. Volvemos al sur, como en Mud, y de nuevo con Tye Sheridan, el chaval que triunfó sobre el lodo…

Sheridan ejecuta un papel muy similar al de Mud y no sorprende. Destaca mucho más su padre, y el propio Nicolas Cage. Ambos encarnan las dos opciones ante la vida que plantea esta película: la entrega o la resistencia. Lo explica el propio Joe en un amargo parlamento. Uno no puede hacer siempre lo que quiere. Autocontrol…

Joe lucha por seguir el camino correcto en un escenario deprimente, plagado de perros asesinos, borrachos, rifles, y ociosos varios… Y con la policía bastante ausente. En este sentido, la película no es un derroche de originalidad, pero partiendo de unas bases muy conocidas consigue satisfacer gracias a la atmósfera, a la calma tensa que asfixia desde el inicio del metraje, y a la buena labor de la mayor parte del reparto. A ello hay que sumar un cierto sentido del humor bastante enfermizo que nos encanta y algunas escenas opresivas que recuerdan al Harmony Korine de Gummo y cosas así.

El sur de Estados Unidos es un territorio muy explorado por la literatura y el cine. Joe no es la primera ni la última película que muestra lo más turbio de este lado del mundo, pero los responsables del proyecto han conseguido dotar de cierta personalidad a una cinta que, de mano, parecía condenada al cajón de las olvidables. Pues no. Merece la pena. Aunque el final telefílmico le reste calidad al conjunto…

Lo Mejor: el trabajo de Nicolas Cage y Gary Poulter. La atmósfera y la tensión que envuelve casi toda la película.

Lo Peor: el final.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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4
25 de septiembre de 2014
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

La última cinta de Eastwood está basada en un exitoso musical de Broadway. En descargo de Clint, podríamos decir que es un proyecto que el cogió ya precocinado y solo tuvo rodarlo. Sí, pero no vale. Un director de su trayectoria tiene una elevada responsabilidad artística. También puede decir aquello que un día dijo Dave Grohl ante una crítica: “Déjame en paz, yo estuve en Nirvana”. Clint diría: “Mira, tengo más de 80 años, he rodado Sin Perdón, uno de los mejores western de la historia, igual hasta el mejor, tú quien eres para decirme cómo tengo que plantear mis películas”. Correcto, Clint. Pero aun así, no me sirve.

Veo acercarse a la pantalla a un chaval de fuerte acento italoamericano. Y me empieza a hablar. Es un recurso que, en pequeñas dosis, puede ser eficaz, pero Jersey Boys no tiene medida en esta faceta. Scorsese ya lo quemó. Y cualquiera que lo utilice detrás suyo y en su mismo contexto, huele a chamusquina.

Los diálogos son bastante ágiles en la primera parte de la película. Pero pronto caemos en la cuenta de que vamos a ver otro ortodoxo biopic musical ascenso-caida-redención. Por eso, Inside Llewyn Davis es una de las mejores películas musicales de los últimos tiempos. Por ofrecer la otra cara de la moneda. Lo que en la cinta de los Coen es frescura y emoción, en Jersey Boys es cartón piedra y tedio. Ni siquiera Walken anima la película.

Eastwood sabe hacer biopics eficaces. Bird es muestra de ello. Jersey Boys, sin embargo, se enmaraña demasiada mostrando las dificultades internas de un grupo de éxito. También se cuela la mafia por ahí. Pero los diferentes bloques narrativos no están bien empastados, y cuando queda un tercio de película ya estamos agotados. Queremos que llegue ya la redención y esperar la próxima película de Clint.

Jersey Boys no funciona porque sus personajes son poco atractivos, porque el casting no es para tirar cohetes, porque la puesta en escena es un tanto descuidada y, especialmente, y lo más importante, porque aburre. Los Four Seasons tenían algunas canciones muy buenas. Y al final, es lo que más disfrutamos: la música. Y para eso, prefiero ir a verlo a Broadway, aunque sea un poco más caro.

Lo Mejor: Vincent Piazza está bien en su papel de Tommy.

Lo Peor: Aburrida, sin encanto y demasiado convencional.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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6
23 de septiembre de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Fue con Under de Skin, cuando comentamos el asunto de las influencias en el cine. Cuando estas son demasiado evidentes, la película no suele funcionar. En Ida pasa algo parecido. No quiero otro Bresson, otro Bergman ni otro Dreyer. Ya existen, no necesitamos más. Lo que necesita el cine son nuevas ideas, nuevas propuestas estéticas, asumir riesgos formales y narrativos. Eso es lo que yo busco en el cine. Y creo que es lo que una disciplina artística reclama constantemente: renovación, búsqueda, desafío.

Ida es atractiva desde el punto de vista formal, pero no impacta, no emociona. Veo Los comulgantes, La pasión de Juana de Arco, Dies Irae, etc. Y ya las he visto.

(...)

Lo mejor de la cinta de Pawel Pawlikowski es su reflexión histórica. La búsqueda de los restos mortales de una familia de judíos asesinados en los albores de la II Guerra Mundial, sirve a Pawlikowski para investigar sobre la barbarie desde un punto de vista original. Los nazis no fueron los únicos culpables de aquella matanza. Tendemos a ver, de forma muy pueril y autoindulgente, que el Holocausto fue solo cosa de una decena de locos comandados por Hitler. Es lo más cómodo. Ellos eran la encarnación del diablo, y todos los demás solo fueron víctimas. Los que miraron para otro lado, los que se aprovecharon de la situación… Todos ellos fueron arrastrados por la barbarie. Nadie tuvo culpa de nada. ¿O no?

Situaciones críticas como las que se dieron durante la II Guerra Mundial saca lo peor de la naturaleza humana. Para sobrevivir el ser humano es capaz de muchas cosas. ¿Se puede justificar cualquier acción con tal de sobrevivir? No, no se puede.

Es con lo que nos quedamos de esta pequeña película llamada Ida, triunfadora el año pasado en diversos festivales europeos, incluyendo el galardón de mejor película en Gijón. Pero además de las influencias expuestas sin pudor, cuyo objetivo es, precisamente, contentar al espectador menos exigente y nostálgico (en este caso nostálgico de cine europeo clásico), la película no convence en la construcción de sus dos personajes principales. La monja y la fiscal. Las miro y no veo personas, sino personajes. Personajes creados para seducir al espectador. Cuando el truco es demasiado visible, la cosa no funciona.

Especialmente cansina resulta la fiscal bebedora, acumulación de tópicos un tanto aburridos. Tampoco la monja despierta mucho interés. Como decimos, es la infectada herida histórica, mostrada desde un prisma original, lo que eleva un poco la categoría de esta película. El desenlace, no obstante, es notable. Los dos personajes, se convierten en personas. Una se da por vencida (al estilo de uno de los personajes de La mejor juventud, aquella maravilla italiana de hace unos años) y la otra toma una decisión. “¿Y después?”, pregunta al saxofonista… No le convencen las respuestas. Prefiere buscarlas en otra parte…

Lo Mejor: la reflexión histórica. El final.

Lo Peor: las referencias formales y la construcción de los personajes principales.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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6
9 de septiembre de 2014
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a empezar por el final. ¿Obra maestra? Más allá de que se abusa de ese término alegremente, Boyhood no es una película sobresaliente. Es una película ambiciosa, única, obstinada, es una película apreciable, pero no alcanza la categoría de obra maestra, aunque una gran parte de la crítica se haya desmayado tras su estreno.

(...)

Linklater quiere atrapar el tiempo en sus películas, ya sea un día o toda una vida. Su cine hiperrealista, como muestra también en Boyhood, aspira a sujetar ese momento, ese instante de vida, como dice un personaje al final de la cinta…

A principios de los 90, con Slacker, Linklater ponía los mimbres de su cine. Aquel estrafalario desfile de personajes noventeros, vagando por las calles de una ciudad tejana, fue un experimento interesante. Un testimonio de una época. Si se quiere entender aquella extraña etapa, la del grunge, la apatía, las camisas a cuadros, y la ironía como escape vital, Slacker es una cinta de obligado visionado. Aunque nosotros preferimos Suburbia, un perfeccionamiento del concepto Slacker por parte de Linklater, ya después de rodar Antes del Amanecer.

En Suburbia, el director tejano introducía algunos elementos dramáticos, dando más empaque a su cine. Suburbia ya no era solo un desfile de personajillos más o menos insoportables divagando sobre la vida, era un tratado sobre el desencanto juvenil, sobre la pérdida de la inocencia, la amistad, los ajustes de cuentas y el miedo al futuro. Los personajes de Linklater no quieren crecer, no quieren seguir la línea marcada, dudan sobre el camino a recorrer.

Como duda el protagonista de Boyhood. “¿Realmente quiero ir a la universidad, hacer lo que todo el mundo hace? ¿Para qué? Mi madre lo hizo, y está tan confusa como yo”. 20 años después los personajes de Linklater estando igual de confusos. Mason podría ser uno de esos chavales de Slacker, o uno de los amigos que pasaban el rato bebiendo en la parte trasera de la gasolinera en Suburbia. Nada ha cambiado.

Boyhood alterna grandes momentos como el que acabamos de citar, reflexiones de peso, con instantes más intrascendentes. Pero creemos que Linklater lo ha planteado así de forma deliberada. No le gustan las exageraciones dramáticas, disfruta de lo ordinario, de la belleza de un día normal, de una vida normal. Mason ha tenido una vida normal (para un estadounidense). Y ese es quizás uno de los puntos débiles de Boyhood. Todo es demasiado normal.

El personaje principal tampoco ayuda a elevar mucho el ánimo. Como le dice uno de las parejas de su madre, se pasa la vida murmurando. Más allá de eso, su actitud es un poco meliflua. O dicho de otra forma, su personaje y la mayor parte de sus preocupaciones, no me resultan demasiado interesantes. Es la misma historia de un jovencito estadounidense que ya hemos visto decenas de veces.

En el caso de Linklater no podemos decir que le haya faltado ambición con su proyecto. Este es su estilo, su visión de la vida, un tejano de pura cepa, que vivió una infancia y adolescencia parecida, y con Boyhood ha querido volver a repasarla. El problema, en mi caso, es que no conecto muy bien con sus personajes. Mason no es una excepción. Más interesante es la evolución del personaje que encarna Ethan Hawke. De la confusión de un treintañero a los trajes y la mini-van de un padre de familia.

Boyhood es una de las películas más singulares de las últimas décadas. De eso no cabe duda y hay que valorarlo. Pero en su justa medida. Más allá de que Linklater haya utilizado a los mismos actores durante un rodaje de 12 años (¡ole sus huevos!), la historia de Boyhood no es gran cosa. Es la vida, sí. La vida de Mason. Y a mí el chaval, muy buen chaval por cierto, no me hace tilín.

Lo Mejor: única y ambiciosa en su planteamiento. La naturalidad de las interpretaciones y de algunos diálogos.

Lo Peor: A la historia, al guión, le falta chicha. Si te gusta Linklater, disfrutarás. Si no, son 3 horas de puro Linklater…

[crítica publicada en alucine.es]
david
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