¡Qué grande es George A. Romero! Inventó un género dentro de un género hace casi 40 años, y ahora se reinventa a sí mismo justo cuando no tiene dinero ni tantos medios como en otras ocasiones. Demostrando que a veces en el cine más es menos, y viceversa. Ha vuelto, el padre del cine independiente de terror, a sus orígenes alejados de los grandes estudios, y tras el fracaso, al menos a nivel de recaudación, de Land of the Dead, nos presenta una de sus más acertadas obras. Y encima lo hace con una crítica a la época en la que vivimos. Una época dominada por los medios ( los "mass media" ). Nos muestra que la sobreinformación no es sinónimo de conocer más; y que los medios nos bombardean continuamente con mentiras y noticias manipuladas. ¿Hasta que punto somos libres al tener más información, si no podemos estar seguros de lo que está pasando?, ya que con la tecnología actual todo puede ser un montaje. Aparte de la crítica, nos encontraremos con una película de zombies muy divertida, llena de escenas memorables, y con las dosis habituales de sangre y látex. Y todo eso, al igual que un recién licenciado en cine, aportando frescura y nuevas formas de contar una historia. Muy grande Romero.

Hacer que lo difícil parezca fácil, y encontrar en lo más sencillo la esencia de todo lo demás. Eso se consigue con el tiempo, Juan Ramón Jiménez tardó toda una bellísima obra ( su vida, su poesía ) en expresarse a través de lo más simple. Belleza igual a sencillez, como en ciencia para Einstein. Esta película la hace un novato ( algo por otra parte nada fácil de darse ) y no conseguiría el reconocimiento que Promesas del Este está cosechando. Se necesita estar en una posición, y esa posición hay que ganársela. Y David Cronenberg se la ha ganado abriendo nuevas vías en el celuloide, con una carrera que ha ido ganando en solidez con los años. Como Eastwood, como Zidane; "que fácil", "si eso lo hace cualquiera", "si es que no le intentan ni quitar el balón", etc... Ha llegado ahí por sus méritos, y sí, es cierto; no es tratado como los demás, se le aplauden cosas que a otros no se le aplaudirían, pero está ahí porque se lo ha ganado. Como Cronenberg. Si queréis saber cosas sobre la película leer otras críticas, hay muchas. No sé si me he explicado con claridad. Yo creo que he hablado claro. Una delicia de obra, y encima sobre la mafia rusa. ¿Qué más se puede pedir?

Una de las muchas películas de Miike en 2001 y una de las más contenidas de su filmografía. Básicamente es la larga espera de unos yakuza; enfrentados los diferentes clanes, algunos buscan la forma de no vertir sangre y otros sólo quieren la guerra. Podría ser la versión posmoderna del clásico Sonatine, de Takeshi Kitano. Y aunque la contención no sea el terreno en el que mejor se mueva Takashi Miike, sale bastante airoso de la experiencia. Agitator no tiene el humor de Sonatine, pero tiene otro tipo de humor más oscuro y sádico, al que si se le pilla el punto puede hacerte pasar un buen rato. No quiero desvelar escenas aquí, pero cabe mencionar que hay algunas muy delirantes. Mi consejo: no esperéis un ritmo vertiginoso, los que conocen bien el cine oriental ya saben de que hablo, allí el ritmo es otro, se trata, como dirían mis padres, de una peli lenta; o como diría un amigo mio, lo más lejano que ha hecho a los diez primeros minutos de Dead or Alive. Lenta, es posible, pero como te pierdas un fotograma ya no te enteras de nada. De las mejores películas de gángsters, no a la altura de El Padrino o las fabulosas Election de Johnnie To, pero sí quizás a la de un hipotético segundo grupo de cabeza en el que podrían estar Scarface, Los intocables de Elliott Ness o la propia Agitator. Fundamental para conocer los entresijos de la yakuza.

Lo mejor de esta cinta es, sin duda, el tráiler. Pone los pelos de punta con esa música tan sugerente y extraña, es lo mejor de la cinta; ya que, al igual que cuando nos asomamos a un puente, en esas notas hay algo que nos atrae y nos provoca rechazo al mismo tiempo. Unas imágenes que no muestran si no que, de forma borrosa, disparan nuestra imaginación, acompañan a la música. Lástima que todas estas expectativas creadas por el avance del documento queden reducidas a escombros en el visionado de la misma. Eric Steel se pierde en el intento de mostrar crudeza, y lo que era sugerente ahora es mostrado con total claridad, y de esta forma la película se convierte en una serie de saltos al agua, intercalados con un sin fin de entrevistas a familiares y amigos. Así lo que parecía un documento especial se convierte en una aburrida serie de entrevistas, en las que sus testimonios no ofrecen nada nuevo ( incluido el superviviente que ahora cree en Dios ). A mi personalmente lo que me gustaría ver es un documento sobre la elaboración de esta película, ya que los realizadores dejaban una cámara fija esperando que alguien saltara ( se ve que salta bastante gente, y lo intenta aún mucha más ) , y cuando alguien lo hacía, localizaban a sus conocidos y familia para conocer las causas que le llevaron a tomar tan drástica decisión. Pues digo que me gustaría ver este proceso, porque ver la cara de una madre, a la que se le acaba de ir su hijo, cuando el realizador le diga : "estábamos esperando ahí en la bahía a que su hijo saltara y ahora que por fin lo ha hecho nos gustaría hacerle unas entrevistas a usted para un documental", debe ser bastante espectacular. De el documental, me quedo con la belleza de las imágenes del puente...y poco más. La película, claro está, ha tenido un notable éxito en Estados Unidos,un país en el que no se puede decir "fuck" pero si mostrar todos los días cómo mueren seres humanos.

Se trata de la historia del Stevie del título, el clásico redneck ( garrulo que diríamos por aquí ) de la América profunda. Con tres variantes muy peculiares; la primera, que el pobre Stevie tiene una ligera deficiencia mental, la segunda, que en el pasado atacó a una niña, y la tercera, que es el hermano del director de la cinta. Con estas premisas se podría pensar que el documental tomará, por decirlo de alguna forma, una dirección sensacionalista. Nada más lejos de la realidad. A través de la historia de Stevie y de su día a día, el director nos ofrece un retrato de nuestras propias miserias. Viendo el documental no sientes pena, ni te sientes superior, tan sólo empatía como ser humano hacia otro igual. A la vez su radiografía del género humano deja abierta una puerta al optimismo. Es una película que debería ser obligatoria en el cole. Vamos que hay que verla. También mencionar que es muy amena, entretenida e incluso divertida. Personalmente adoro los documentales, y este es mi favorito.