Es muy floja. No hay mucho que decir de ella, la vi por mi hija y por darle una oportunidad aunque la nota fuera muy baja.
La película es sencillamente mala, con una historia interesante que podría haber obtenido mucho mejor resultado si los actores hubieran sido otros, si el guión también, si tuviera banda sonora y si lo hubiera dirigido otra persona. Pero no ha sido así, con lo que al final es un tremendo desastre.
Me gustaría añadir algo sobre Loles León o sobre Leo Harlem: si alguien se dignara en dirigirles probablemente no harían lo que les apetece en cada plano o en cada escena. Es siempre lo mismo, una y otra vez. Aunque tal vez el equivocado sea yo, y no es que no sepan dirigirles, es que es imposible obtener algo distinto a lo que nos dan una y otra vez.
Bueno..., no la veáis, no perdáis el tiempo que ya lo he perdido yo por todos.

Voy a empezar con lo bueno, que como no es mucho, acabaré antes. La animación es sencillamente impresionante, maravillosa. El colorido.y en general la puesta en escena es, como siempre con Disney, para quitarse el sombrero. Y aquí acabo, ya no hay más.
Con la parte negativa me voy a explayar un poco, aunque tampoco quiero hacer leña del árbol caído, entre otras razones porque con una media de más de 6 (en el momento en el que escribo esta crítica), este árbol no está precisamente en el suelo.
Adolece de guión, en parte porque no tiene chispa alguna, y en parte porque no se entiende. Sobre esto habría mucho que hablar, me imagino que en su versión original podemos comprender lo que dicen, pero en español tristemente no. Si a esto le añadimos que la historia es por definición insulsa la tesis es poco menos que obvia: un petardo.(eufemísticamente hablando).
A todo hay incluir que la banda sonora es sencillamente mala, nada que ver con Frozen, por si alguno quiere compararlas. Aquí te dan igual las canciones, porque por una parte no te enteras de lo que están diciendo, y por otra la música no te atrapa, en definitiva otro desastre (eufemísticamente hablando también).
Y por poner la guinda, aunque en este pastel no la hay: la cinta adolece de un villano. Es verdad que no tiene porqué haberlo, tenemos películas verdaderamente maravillosas que no lo tienen, o que este se encuentra bastante difuminado; pero en estos films sí hay un objetivo claramente definido que sustituye al malo. El problema de Encanto es que el objetivo no está claro en ningún momento en los más de cien minutos que dura (para mí más de doscientos); y si no sabes qué es lo que está ocurriendo, y cuál es la crisis real a la que se enfrenta la protagonista, entonces todo te da igual.
En definitiva: un 4 tirando por lo alto.

Después de Leone vivimos una etapa en la que salvo Clint Eastwood nadie era capaz de hacer buen western hasta que llegó Tarantino. Con él volvimos a disfrutar de una forma diferente de hacer cine, no tanto la historia, sino cómo contarla, en la que el guión, la música y la puesta en escena eran los principales recursos. Con Jeymes Samuel, que debo decir ni siquiera había oído hablar de él, tengo la esperanza de que al terceto anterior se una un cuarto en discordia que nos vuelva a hacer sentir bien cuando vemos una película del oeste; porque "Mas dura será la caída" es precisamente eso, una espléndido western.
Todo en su conjunto es bueno. Las interpretaciones son más que aceptables, no solo por Idris Elba, que hace de los mejores villanos que he visto últimamente, como Jonathan Majors, Regina King o Delroy Lindo, o los restantes actores de reparto, que sencillamente están notables.
Esa mezcla entre Leone y Tarantino es la que vemos en todo el film, con esos primeros planos fantásticos que rememoramos de "El bueno, el feo y el malo", sin querer compararlas; o esa forma de mover la cámara y esos encuadres simétricos de Tarantino y en ocasiones casi imposibles de "Los odiosos ocho", también sin querer compararlas. Jeymes Samuel consigue lo que quiere, y en mi caso es mantenerme pegado a la pantalla las dos horas y media que dura la película.
El guión francamente bueno y la fotografía sin comentario, pero lo mejor, lo que se lleva la palma con diferencia es la música. Te lleva en volandas en todo el metraje, siempre está en el momento oportuno y siempre es la oportuna. Sencillamente maravillosa.
A mí me ha encantado.

Concebida para la televisión llega a los cines el mismo año que la de Kevin Costner. Supongo que previeron que en otro caso no serían capaces de recaudar lo invertido; y en parte tiene su lógica. Pero conlleva que tengamos que compararla y se quede con la peor nota, no tanto cómo catalogarla como desastre, y eso que la otra no es una obra maestra.

Dicho esto tenemos delante un film con una estructura casi teatral, con muchos primeros planos tanto en interiores como en exteriores. Esto no es necesariamente negativo, los actores y actrices están correctos y el bajo presupuesto obliga a que la cámara apenas abra campo y en ocasiones tenga la impresión de que se está rodando en el jardín de la casa del director. El diseño de vestuario es bastante aceptable, así como la fotografía. Pretende ser lo que es, una película en tonos grises y en general apagados, poco saturados.

El guión tiene altibajos, como si este se hubiera encomendado a un equipo y cada miembro se hubiera encargado de una parte. Tiene momentos interesantes, y otros que parecen escritos de cualquier forma. La dirección es correcta, nada sobresaliente, así como las interpretaciones de las que tampoco podemos destacar a nadie salvo como mucho a algunos de los secundarios o de reparto. En este caso me gusta especialmente Jeroen Krabbé en el papel del barón, pero ni Patrick Berlín ni Uma Thurman son especialmente reseñables.

De la banda sonora no digo nada… ¿había banda sonora?

Bueno… pues podéis verla. No deja de ser interesante.

Es una pasable película que se queda en un “Quiero y no puedo”. Su nota es de 5 porque 5,5 no se puede poner; así que al menos aprueba holgadamente.

Tenemos en retrospectiva la vida de un hombre, la de Calvin Barr. Sus miedos, sus deseos, sus esperanzas, sus intenciones, sus secretos, en esencia la vida de cualquiera. Pero para Krzykowski, Calvin no es cualquiera, y como no lo es, quiere dotarle de la importancia que tiene. Tenemos delante al hombre que mató nada más y nada menos que a Hitler y a Bigfoot (dos por el precio de uno). Del primero poco hay que comentar, pero es que del segundo tampoco. Así que, con esta primicia Krzykowski nos introduce en parte de la historia de una vida, al menos la parte que la justifica.

El problema que tiene es que, aún con todas las buenas intenciones que se le presumen; la película no llega, no la sientes, la percibes pero lejos, como si te rozara, como si no ahondara en lo que siente su protagonista.

Hay una parte que la compras porque no te queda más remedio, pero que no te la venden, o te la venden muy mal. Y es curioso porque aunque la historia es buena, la película se tambalea.

Es como una silla a la que le faltara una pata. Se sostiene por las interpretaciones (la de Sam Elliott es magnífica); por una buena dirección, que la tiene; por una buena banda sonora y una buena fotografía; pero se cae con el guión, esta es la pata que no encaja. No está hecho para lo que está contando, como mucho está hecho para lo que está narrando, pero detrás hay algo que quiere que el espectador perciba, y el problema es que el espectador no llega a hacerlo. En cualquier caso, aunque el guión flojee en bastantes momentos todo lo que resta es suficiente para aprobar.
Resumiendo, que hay que seguir a Krzykowsky al menos como director, y no tanto como guionista.