Según afirman en la revistilla de la Renfe –sí, sí, esta también la he visto en un tren– la película es una versión juvenil de ''Noche de Reyes'' de Shakespeare, válgame el Cielo. Pues menos mal que lo dicen, porque nadie lo sospecharía, no se nota en absoluto, vamos. Con el mismo rigor podrían asegurar que es una versión juvenil de "La Divina Comedia", del discurso de nochebuena del rey, de la misa del gallo o de lo que les dé la gana. Lo que sí es, y de qué manera, es juvenil, repugnante, pedorra y recalcitrantemente juvenil, entendido este adjetivo de la peor manera posible y como caracterizador de un producto comercial que adula babosamente a un público adolescente, bienpensante y, en este caso, femenino. Y por si fuera poco, el tren llegó con retraso.