No voy a negar el hecho de que I am Not a serial Killer es como una bocanada de aire fresco en un género en el que se cae fácilmente en la repetición y en el hastío. Tampoco voy a negar sus virtudes a nivel de interpretación (madre mía que bien está Christopher Lloyd en esta cinta); ni mucho menos en el aspecto audiovisual (me ha gustado mucho esa búsqueda de asemejarse visualmente al cine setentero u ochentero, pero sin ser TAN descarado).

Sin embargo por su trama me ha parecido muy contradictoria y no paraba de sacarme del visionado cada vez que el protagonista habría la boca y eso en una película es un problema; y grave.

He discutido con compañeros mios sobre este aspecto y es muy posible que eso sea algo personal mio, más que un fallo de la cinta. Pero si una película no te atrapa,... no te atrapa.

Lástima.