Cuando era pequeño, un marinero de esos de barba rala y ojos transparentes me regaló un cachorro Fox Terrier blanco al que llamamos Milú. Como perro era un desastre porque ni seguía la pelota, ni ladraba a extraños, ni mostraba demasiado amor, ni aprendió siquiera a orientarse por el barrio. Pero era nuestro perro y sin tener muy claro porqué se le quería con locura.

El marinero tenía un pequeño “llaüt” de siete metros de eslora y una pequeña vela cangreja. En verano, sacaba el toldo y nos acercábamos a alguna cala deshabitada, donde no existían bañistas y los peces abundaban. Tardaba media hora en preparar las cañas. Todo lo hacía muy despacio, sin hacer casi ruido, y no se crean que era por miedo a espantar los peces, en tierra se movía con la misma pericia sigilosa. Era el único momento en que permanecíamos en silencio.

Cuando el plomo hundía el sedal Milú, que siempre nos acompañaba, movía una oreja y a mí me daba la risa. Entonces hablábamos de como arreglar nuestro mundo. Sólo el nuestro, porque no existía venda tan grande para sanar el de los demás. Y me preguntaba por los libros que él me dejaba para que leyera o cotilleábamos sobre las actrices que nos gustaban. ¡A la Hayworth la invitaba yo a cenar! -decía.

Cuanto más rato pasaba a su lado, más preguntas tenía sobre el mundo. Ahora diría que este perro marinero fue guionista de Lost, porque abrir interrogantes los abría, pero cerrarlos no cerraba ni uno. Con el tiempo me daba cuenta que con mi siguiente pregunta ya había respondido a la primera duda del día. Me imagino que notaría la cara de estupefacción porque no en pocas ocasiones el marinero sonreía.

La culpa de que muchas veces suspendiera en clase, era de este marinero que me mal acostumbró a aprender queriendo y no por imposición; o a no buscar respuesta antes de entender la pregunta. Yo ahora, con el paso de los años y la memoria intacta, creo que incluso quería decirme que no todo tiene una única respuesta, como el amor a Milú o el cochino monolito de 2001. Y es que en el arte, las respuestas suelen ser preguntas.