Voto esta película con un excelente por la belleza formal, por la manera en la que está contada y su ritmo cadencioso , por la emoción directa y despojada, por los bellos colores de las flores y otros objetos que acompañan el blanco y el negro de las monjas , por el espacio austero en el que se mueven los personajes, por el retrato de unas vidas que trancurren de manera sencilla, entre silencio y susurros. Entre esas vidas se esconde una mezcla de beatitud, santidad, y la inocente sensualidad de la actuación de la protagonista. La inocente sensualidad de la relación con Lucie, de la recitación del Cantar de los cantares, y del susurro de las emociones y de la vida reprimida y agazapada de las monjas. Una vida que transcurre entre la beatitud y la dureza de una orden en la que se impone el sacrificio.