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España España · Barcelona
Voto de alex:
8
Drama Drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convierte en su mano derecha. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas. (FILMAFFINITY) [+]
6 de junio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos predican el amor, aunque también creen en madres vírgenes, espíritus santos, milagros y resurrecciones, y condenas eternas en lugares imaginarios como el cielo o el infierno. Otros predican el autoconocimiento y la liberación de los lastres del pasado. Y aunque afirman que la humanidad fue creada por extraterrestres, abogan, en general, por un enfoque científico y racional de los fenómenos espirituales. Y sin embargo los primeros reciben la consideración de religión respetable cuyos venerables símbolos presiden importantes actos de las más altas instituciones de muchos estados, mientras que los segundos son tildados despreciativamente de “secta” y cuyas extravagancias (conocidas por el gran público gracias a personajes como Tom Cruise) son aireadas con recochineo por los medios de comunicación.

Y es que la diferencia entre religión y secta reside fundamentalmente en su grado de antigüedad (y por lo tanto de prestigio), así como en el número de sus adeptos. Si de pronto hago que me sigan 12 analfabetos, aunque me monte una doctrina guay y novedosa, dirán que soy un sectario y es incluso posible que me crucifiquen; pero dentro de 1000 años, cuando 1500 millones de humanos veneren mi idealizado recuerdo, todos pensarán que yo era la leche y nadie se acordará de lo mal que olían mis pedos. Este es el verdadero meollo que hay tras la mayoría de sectas y religiones. Y también la búsqueda del padre (o de la madre a veces). Si papá se muere o ha estado ausente en nuestra vida, qué mejor que consolarnos con la fantasía de un papá cósmico y maravilloso de cuya amorosa compañía gozaremos por toda la eternidad tras nuestra muerte.

Sin embargo el protagonista de esta inquietante película, el vagabundo y sociópata Freddie Quell (en una interpretación conmovedora y brillante de Joaquin Phoenix), cuya madre está internada en un psiquiátrico y con un padre al que odia, no tiene una predisposición hacia filosofías espirituales ni fantasías sobrenaturales: lo que le seduce es haber encontrado en la figura de un líder carismático al padre amoroso, y tal vez incluso a la madre, que nunca tuvo. Y el intelectual y sofisticado líder de la secta en ciernes Lancaster Dodd (estupendo Seymour Hoffman), se siente a su vez atraído por el amoral instinto animal de Freddie Quell (cuando en sus enseñanzas no se cansa de repetir que los humanos somos totalmente distintos de los animales y por ello debemos dominar nuestros instintos).

Se ponen pues aquí sobre el tapete algunos de los mecanismos básicos que existen tras las sectas y religiones, tanto por parte de los líderes que detentan el poder y tienen la potestad de definir “la verdad”, como por parte de los seguidores, con todas sus ocultas motivaciones, fidelidades, y dudas. Y es este, me parece a mí, uno de los temas más apasionantes y fundamentales que atañen al ser humano. Si unos extraterrestres aterrizaran en la tierra y se pusieran a estudiarnos, una de las cosas que más les sorprendería es nuestra capacidad para inventarnos fabulas complejísimas y muy distintas entre si (y a veces irreconciliablemente enfrentadas), con las que intentamos conjurar la inevitable cuota de sufrimiento que todos tenemos asignada cuando nacemos –sin que nadie haya pedido nuestro consentimiento- a esta a veces injusta, cruel, y azarosa vida.
alex
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