Distrito 9 despierta la ciencia ficción de un profundo letargo. Reinventa de forma sencilla y brutalmente efectiva los cánones del género. Es fresca, despiadada, agresiva, brutal y a su vez, enternecedora, con trasfondo político (referencias al "Apartheid") y una firme denuncia del tráfico de armas, guerrillas y ghettos existentes en la sociedad sudafricana (por ende en toda África).

Tiene una historia dura, salvaje y bella. No contaré nada de ella, ya que en su originalidad radica el poder del filme. Las actuaciones son sorprendentemente buenas. Los efectos especiales no tienen nada que envidiar a las grandes superproducciones (excepto algunos concretos). Sinceramente, para el poco presupuesto que ha costado, deduzco que Peter Jackson ha tenido que mover los hilos para conseguir tanta calidad a tan bajo coste.

Mención especial merece una fotografía que no esconde sus ojos a la fealdad, suciedad, marginalidad, visceralidad y dolor de los ghettos de Sudáfrica. Una fotografía que escupe a los espectadores, literalmente se transforma en un elemento con personalidad propia. Este primerizo director puede convertirse en un nuevo estandarte del cine de ciencia ficción, aportando una realidad totalmente desconocida a ojos norteamericanos. "Distrito 9" ha mojado la oreja de todas las grandes superproducciones del año. Un toque de atención espectacular, con errores poco considerables de guión (tal vez una transición excesivamente acelerada de los acontecimientos), y sin embargo con una madurez visual y narrativa muy superior a la media.

En mi humilde opinión, es muy buena pese a ciertos errores. Se convertirá en un clásico.