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Voto de Pedro_Moraelche:
8
6,5
24
Animación. Aventuras. Ciencia ficción. Drama Estamos situados en el año 2199, la Tierra fue bombardeada por el planeta Gamilus y contaminada por la radiactividad de sus ataques con asteroides, por lo que la humanidad está en peligro de extinción, la faz de la tierra se ha borrado, los océanos se han evaporado y la radiación ha llegado hasta gran parte del subsuelo. Lo que queda de la raza humana vive muy profundamente en las entrañas de la Tierra y sólo falta poco más de un año ... [+]
10 de julio de 2020
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En los años 70 era común aprovechar el tirón comercial de series o películas de éxito para rebautizar cintas desconocidas por no haberse estrenado. De este modo, tras el éxito televisivo de Mazinger Z se puso el nombre de “Maxinger X contra los monstruos” a la película recopilatoria de la serie del robot Groizer X y el nombre de “Mazinger Z, el robot de las estrellas” a la película y comics del robot Mach Baron. Análogamente, el exitazo de la película Star Wars provocó que la estadounidense Sandy Frank comprara los derechos de la serie japonesa Gatchaman y distribuyera el célebre refrito llamado “La batalla de los planetas”. Esto mismo pasó en España con “Acorazado Espacial Yamato” (Uchuu Senkann Yamato), una serie creada por el dibujante Leiji Matsumoto, nunca emitida y cuya película recopilatoria llegó a las pantallas de cine en 1978 con el nombre de “La guerra de los planetas”, similar a “La guerra de las galaxias” (la añeja traducción de Star Wars), película con la que compartió cartelera. La serie sí fue emitida en otros países con nombres diversos, como por ejemplo “Star Blazers” en Estados Unidos, “Nave espacial Argo” en Grecia (cómo no) y “Patrulla Estelar” en Brasil, aunque en España sigue siendo desconocida.

Esta es la película que resume los 26 capítulos de la primera temporada de la serie, dirigida por Toshio Masuda aunque con storyboard y guion de Leiji Matsumoto (alias “guerrero” de Reiji Matsumoto). Tras su éxito, este creó una segunda película (“Adiós, Acorazado Espacial Yamato”), quizá la mejor de todas, pero tan épica y seria que se cargaba a gran parte del elenco, por lo cual se realizó, a la inversa, una serie que desarrollaba la película pero alteraba el final de los personajes. Posteriormente siguieron otras películas con éxito progresivamente descendente. En 2009 y 2012 se resucitaron las series con modernos dibujos y en 2010 se realizó una película en imagen real con multitud de efectos especiales que seguía el esquema argumental de la primera, pero metía intertextos de otras películas del género y modernizaba los caracteres originales según los nuevos patrones de feminismo y diversidad.

El argumento es conocido: En el año 2199, la Tierra está en una situación crítica. Debido a los sistemáticos bombardeos con meteoritos de los gamilianos, una raza que lucha por su supervivencia en su planeta Gamilas (Gorgón en el doblaje latino), los mares se han evaporado y la superficie terrestre es un desierto contaminado por la radiación, que lentamente va infiltrándose en las ciudades subterráneas edificadas por los humanos supervivientes. A bordo del Acorazado Espacial Yamato, y sorteando toda clase de obstáculos que pondrán los ejércitos gamilianos comandados por Dessler desde sus bases en Marte o Plutón, un grupo de soldados liderados por Kodai (cuyo hermano murió en batalla) y a las órdenes del capitán Okita, tratarán de llegar (a través de la curvatura espacio-temporal) hasta Iskandar, un lejano planeta de la Nube de Magallanes donde la reina Starsha dispone del remedio anticontaminante, pero no de los medios para trasladarlo (aunque sí para haber enviado a su infortunada hermana con el mensaje y el medio para llegar).

El Yamato fue el mejor acorazado del Imperio japonés, hundido en 1945, símbolo del heroísmo, la grandeza y la derrota. El épico Matsumoto transforma las ruinas del barco en una nave espacial con supercañón que surca “los espacios siderales” (como rezaba el cartel de la película), a las órdenes del venerable y anciano Capitán Okita, vestido con uniforme tradicional de la Armada, y con jóvenes y heroicos soldados de atavío setentero que se enfrentan a unos enemigos humanoides de piel azul pero uniformes, ademanes, costumbres y hasta nombres que remiten a los nazis. Con todo, el honor se derrama a espuertas (incluso entre enemigos) y el sacrificio por una causa superior justifica toda acción. Las chicas, según el fetiche de Matsumoto, son rubias, esbeltas y delicadas, como Yuki Mori, la fiel compañera de Kodai, o Starsha, la glamurosa reina del planeta Iskandar. El vestuario es quizá lo que peor ha envejecido.

La característica principal de Leiji Matsumoto es su concepción épica a la japonesa de argumentos y personajes, una especie de sublimación del viejo espíritu samurai y una reliquia de aquel imperio que acabó derrotado en la Segunda Guerra Mundial. En esta película todo es serio, dramático y no hay mezcla de escenas cotidianas o comicidades tontas (salvo quizás el doctor Sado en algunas escenas). Entonces sorprendía el carácter tan poco infantil de unos dibujos animados (aún estábamos lejos de “Akira”) y hoy sorprendería aún más. Aunque hoy la técnica de animación ha mejorado mucho, la película sorprende por su excelente animación y sus poderosos y emotivos planos.

Mención aparte merece la gran banda sonora de Hiroshi Miyagawa. La carismática canción principal de la serie fue tan popular en Japón que llegó a considerarse su segundo himno y, aparte de los característicos temas épicos, destacan otros líricos y melancólicos, que evocan ese universo enorme en el cual una Tierra destruida y contaminada está a punto de acabar su historia.
Pedro_Moraelche
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