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España España · Barcelona
Voto de Sergio:
8
Drama. Intriga En 1913, en vísperas de la Gran Guerra (1914-1918), extraños acontecimientos, que poco a poco toman carácter de castigo ritual, se dan cita en un pequeño pueblo protestante del norte de Alemania. Los niños y adolescentes del coro del colegio y de la iglesia dirigido por el maestro, sus familias, el barón, el encargado, el médico, la comadrona, y los granjeros conforman una historia que reflexiona sobre los orígenes del nazismo en ... [+]
8 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Theodor W. Adorno retomando las propuestas de Freud en El malestar en la cultura (“la educación que pretenda impedir la repetición de aquellos hechos monstruosos ha de concentrarse en esa etapa de la vida”) hablaba de la importancia de la educación en la primera etapa de crecimiento de los niños, la primera infancia, pues era en este momento vital donde la bondad del individuo se debía guardar fuertemente. Además de Adorno otros intelectuales de la 2ª mitad del siglo XX, como Arendt o Horkheimer, reflexionaron acerca de esta cuestión y de cómo la férrea educación prusiana, basada en la disciplina, el castigo y la culpa pudo ser causante del apocalipsis nazi.

No sé si era la intención del bueno y subversivo Haneke en su obra La cinta blanca hacer un esbozo de todo esto, de las monstruosas consecuencias de una educación severa e inflexible, como la que recibió la generación de adolescentes que vivió los albores de la Gran Guerra, pero en mi parecer creo que este asunto es el que sobrevuela a lo largo de todo el film, la conducta de los habitantes del pequeño pueblo alemán donde transcurre la acción de La cinta blanca representan estos principios teóricos: la hipocresía, la doble moralidad y egoísmo de los adultos es mimetizado por los jóvenes en sus propias conductas futuras.

¿Es pretencioso querer asociar la férrea educación prusiana, sufrida por el propio Hitler en sus carnes, con el futuro germen del nazismo al privar de empatía a las generaciones anteriores a la gran guerra y futuro horror nazi? Pues puede ser, pero Haneke solo sugiere, esboza, y el espectador ha de interpretar.

Lo que sí está claro es que el cine del maestro austríaco es un cine difícil de catalogar y de digerir, hecho de forma voluntaria siempre consigue implicar al espectador y marearlo de manera que cuando acabas de ver su peli te quedas con cara de que te han tomado el pelo, pero conforme va pasando el tiempo y reflexionas acerca de ella te das cuenta que hay mucha, pero que mucha más tela que cortar. Y es esto lo que me fascina de esta película.

En el libro ‘Haneke por Haneke’ nuestro protagonista decía: “En mis películas hablo de cosas desagradables sin ofrecer respuestas a las preguntas que planteo. Los que me tachan de moralista suelen ser aquellos que no quieren enfrentarse a este tipo de preguntas”.

La cinta blanca no es una peli fácil de ver, eso es verdad, es un metraje largo y lento que explora los dilemas filosóficos donde aún se debaten las viejas tensiones entre el anhelo de fé y el escepticismo racional, deteniendo el tiempo en cada fotógrafa, ignorando alardes o filigranas e imprimiendo lirismo en su concepción de la luz, el tiempo y el espacio. De manera teatral, nos implica pero nos deja libres.

Haneke detiene el tiempo, congela la imagen y recurre al fuera de campo de manera muy inteligente en algunas secuencias esenciales, consiguiendo dejarte a un lado, expectante, un poco atribulado y además lo hace en momentos de suma violencia que no nos muestra, por lo que consigue crear en el espectador angustia e incluso terror. Es acojonante este recurso y en mi opinión demuestra que estamos ante un auténtico cineasta con su sello personal indudable y reconocible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sergio
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