El viento que agita la cebada narra con valentía y madurez la reciente historia de la independencia de Irlanda, un conflicto que aún hoy encontraría homólogos políticos en el resto del mundo. La película, de académica dirección e innumerables virtudes técnicas, encuentra su punto débil en ansiar demasiadas pretensiones, en querer ser la palabra definitiva del conflicto, que caiga sobre todos nosotros tan fuerte como un sermón eclesiástico...o uno político. Porque también si algo se puede decir del film, es que, desde luego, es muy partidista, algo completamente respetable...
Por lo demás, los escenarios naturales en los que está rodado, sus sinceras interpretaciones (no obstante dando vida a unos personajes en exceso esquemáticos y desdibujados) enfrentados a dolorosas decisiones morales; y su combinación de lo épico y lo intimista dan impulso a una cinta irregular pero interesante.