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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
10
Drama Continuación de la historia de los Corleone por medio de dos historias paralelas: la elección de Michael como jefe de los negocios familiares y los orígenes del patriarca, Don Vito Corleone, primero en su Sicilia natal y posteriormente en Estados Unidos, donde, empezando desde abajo, llegó a ser un poderosísimo jefe de la mafia de Nueva York. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno ve El Padrino en seguida piensa que no puede existir una película mejor. Abstrayéndonos de lo que sabemos de esta saga, saber que va a haber una secuela, según la regla de calidad de las mismas, produce escalofríos y una gran incertidumbre. Pero tan solo dos años después de que El Padrino llegará al mundo, Coppola demostró que se puede mejorar lo inmejorable, que detrás de una gran tragedia, de una gran saga, y de una gran familia, siempre hay unos grandes caracteres humanos, que son los que viven las amargas lágrimas que el destino les depara.

Porque el secreto de esta segunda parte de El Padrino no es demasiado complicado, bien visto. Coppola realiza una carambola narrativa alternando la manera en que Vito Corleone consiguió el poder; y la forma en que su hijo, Michael Corleone, lo perpetuó. A su vez, el guión de esta segunda entrega, hace que aquello que sólo se presentaba en la anterior, explote, en referencia a las relaciones entre los personajes. Ahí está el secreto, para mí, de El Padrino II. Que partiendo de un material perfecto, elegíaco, humaniza cada protagonista de la historia, convirtiéndose en una película de actores, ya que aquellos que repiten (Duvall, Cazale, Keaton, Shire, Morgana King -la mamma Corleone), ahondan en los conflictos humanos de cada personaje de manera aberradoramente profunda: a lo largo de sus más de tres horas de duración, hay tal cantidad de escenas abrumadoras entre todos ellos, que la película se convierte de nuevo en una especie de biblia viviente sobre los deseos, anhelos, y arrepentimientos humanos.

Y luego están Pacino y De Niro. Estas dos figuras clave de la cinematografía hacen que este padrino se eleve hacia cotas sobrenaturales. Pacino se entrega en el proceso autodestructivo del poder, arrinconando a todos aquellos que le quisieron por mantener vivo el recuerdo de lo que cree que era su padre. De Niro, compensa la ausencia de aquel animal cinematográfico que es Brando, que creó uno de los mejores personajes del cine, tomando con precisión milimétrica la interpretación de Brando, presentando un pasado marcado por la venganza, una incursión en el famoso Sueño Americano a golpe de tragedia y ambición.

Porque El Padrino, como toda saga familiar, habla de seguir adelante, de perpetuar una casta, mellada aquí con la muerte de los hijos y los hermanos, porque la lucha por un sueño, como dice el “American Way Of Life”, hará que este su cumpla, pero si el sueño es el poder, cuando se haga realidad, hará que ese poder estalle en la la cara de los seres que más querías, aislándote de todo aquello que un día definió quién eras, lo que eras como persona.
jaly
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