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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama En 1924, con sólo 29 años, J. Edgar Hoover fue nombrado director general del FBI para que reorganizara la institución. Obsesionado con detener a comunistas, gángsters, delincuentes y a cualquiera que fuera un peligro para la nación, Hoover ocupó el cargo hasta su muerte en 1972, sobreviviendo a siete presidentes, alguno de los cuales intentó inútilmente destituirlo. Los archivos que guardaba celosamente, llenos de secretos inconfesables ... [+]
3 de febrero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
J. Edgar no es una película fácil, ni una biografía complaciente. Pero es un retrato tan complejo y sutil que su elegancia y su magnitud son imposibles de no aplaudirse. La película habla sobre los secretos, las mentiras, y la moral que definen a una persona conocida por saber los secretos y mentiras de toda una nación, y por perseguir en sus casi ochenta años de vida la moralidad -para él- absoluta. Pero el gran mérito de Eastwood es cómo plantea estos temas, haciendo que toda su historia sea una hazaña, definitoria para el país, pero disfrazada con mentiras que utilizó el propio Hoover para ensalzarse a si mismo; una identidad subyugada por los secretos imposibles de reconocerse hacia su propio yo; y una moral absoluta que Hoover mismo era incapaz de alcanzar, dando como resultado una personalidad confusa y obsesiva, reprimida en sus emociones más humanas por él mismo, por su propia mentalidad, por su personal miedo.

Eastwood demuestra una maestría única al tratar esta historia, repleta de claroscuros, con unos recursos visuales que apoyan su discurso. Pero a su vez, Lace Black hace que cada paso institucional de Hoover se complemente con unas carencias emocionales de alarmantes taras sociales, de irreparables daños psicológicos para su ser. Pero todo está hecho con tan buen gusto, sutileza e inteligencia, que J. Edgar en ningún momento es un juicio inapelable a su protagonista, ni una elegía a ese hombre tan influyente, sino un retrato completo e imparcial, que invita a los espectadores a sacar una propia conclusión.

Al margen del maquillaje (extraordinario para mi: no se ve a las estrellas debajo de él, es cierto, se ve a unos ancianos cargados de años y experiencia, con el peso de la vejez en sus rostros), todos sus actores están perfectos. Ya sea por la progresión emocional del personaje (Hammer), o por la dificultad de hacer de él alguien especial y complejo sin que se muestren distintas caras del mismo, o apenas nada de su vida (Watts), o por su complejidad psicológica y su dureza (Dench) todos los actores secundarios están perfectos.

Y en cuanto a DiCaprio, parece difícil, casi imposible discutir las cotas tan altas a las que llega en esta interpretación, fruto de una carrera en que sus trabajos y su genialidad van subiendo película a película. Desde los papeles de estrella (Titanic, Romeo + Julieta), a sus primeras composiciones verdaderas (Atrápame si Puedes, Diamante de Sangre, El Aviador), hasta llegar a puras muestras de un talento y entrega totales (Revolutionary Road, Shutter Island, Origen), ha llegado hasta aquí para demostrar lo perfecto que puede llegar a ser el trabajo de un actor con un personaje. Cómo sin alardes ni dramatismos puede dominar un texto complejo y conscientemente frío; cómo amoldar cada gesto y tono de voz al de otra persona; y cómo dejarnos atisbar la humanidad de éste en breves momentos conocidos a su pesar. Su interpretación es, sin discusión, extraordinaria.
jaly
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