The Holiday es sincera, elegante y creíble, pero si hay algo que debe ser apreciado sin lugar a dudas de esta comedia romántica es que tiene alma, tiene la capacidad de emocionar con buenas dosis de ternura con clase, algo que no abunda en un género tan maltratado como las comedias, y menos románticas.

El disfrute que ofrece The Holiday es además doblemente apreciable, ya que consigue divertir y distraer sin mayores pretensiones, además de hacer sentir y emocionar con el retrato de una serie de personas reales, con problemas reales y que en ningún momento derivan a lo exagerado o lo histriónico (como si ocurría sin embargo en alguna otra cinta de Meyers). Es este uno de los mayores aciertos de una historia excelentemente bien escrita por la propia Meyers, que crea una cinta original dentro de su género y de excelente ritmo por el uso de la réplica veloz en los diálogos y la acertada descripción de los personajes, siempre los guías de una historia en la que también tiene cabida un sentido y sensible homenaje al cine, dentro de su historia y en el tono de comedia años 40 que tiene.

Dicho esto, hay que destacar ante todo (a saber: una excelente dirección, un guión excepcional, un uso del montaje imprescindible, una apasionante Banda Sonora del maestro Hans Zimmer, unos gags divertidísimos, unos cameos sorpresa...) la labor de un equilibrado reparto (en mayoría) que construyen una serie de entrañables personajes que van más allá de la mera caracterización, ya que están perfectamente definidos y creíbles. De los cuatro protagonistas sin embargo acaba convirtiéndose en un pero el personaje de Jack Black, no se sabe si por la limitada labor del actor o la apresurada descripción del mismo, ya que en la "aventura americana" acaba interesando mucho más la relación entre el personaje de Winslett y el viejo guionista Eli Wallach, repleta de momentos brillantes, emocionantes y humanos. Así la labor de Winslett se convierte en algo realmente admirable, ya que con una pasmosa facilidad construye a una insegura mujer que encuentra en su libertad y en el cine la manera de disfrutar de la vida con sus pequeños detalles. Camero Díaz consigue por fin deshacerse de alguno de sus molestos tics y nos da una neurótica mujer y sin embargo encantadora, que acaba resultando emotiva y elegante a partes iguales, con la ayuda de la excelente química que desprenden sus escenas con Law, cumbres románticas de la cinta. El trabajo de Jude Law se revela sutil y sensible, consiguiendo pasear su atractivo en un personaje con sorpresa, y fruto de muchas lágrimas.

Una película para aquellos que no tengan prejuicios contra las comedias blancas, y sin embargo no exenta de ironía, sobre las segundas oportunidades para el amor, para quienes aprecien las historias humanas, y para quienes simplemente busquen entretenerse y encuentren un lujoso regalo repleto de romanticismo, diversión y clase.