Descubriendo Nunca Jamás es una película de visión fácil y buen recuerdo, pero además de eso es una grata sorpresa, ya que en un panorama en general en que es dificil salirse de los patrones establecidos, los responsables del filme consiguen hacer un buen drama sentimiental a la par que un efectivo biopic, pero todo contado desde un punto de vista fílmico original, imaginativo, arriesgado y bello, al utilizar la propia imaginación de sus protagonistas como explicación argumental a la par que dejan que nuestra imaginación vuele en los momentos más mágicos. En ese sentido la labor hay que agradecersela a su director, el versátil Marc Forster, que tanto es capaz de dirigir una pequeña, dura, e intimista película como Monster´s ball; un filme moderno y complejo que se podría enmarcar en la era "post lynchiana" como la infravalorada Tránsito; o esta delicada fábula para niños y adultos de bellísima poesía visual.
Cierto que el guión recurre a muchos lugares comunes y clichés del género, pero el diseño visual, la mencionada labor del director y el entregado reparto hacen de verla una experiencia agradable a la vez que bañada por una poética tristeza, ya que durante muchos de los planos, la platea cae emocionada ante las acciones de los jóvenes y de los adultos (como la secuencia del estreno o la representación de Peter Pan en la casa de los pequeños). A ello ayuda un excelente reparto, en el que destaca sin lugar a dudas la labor de Freddie Highmore en un papel emocionante y creible, pero también de una Kate Winslet llena de detalles, de credibilidad y de sentimiento (no obstante rodó el film poco después de tener hijos), incluso Johnny Depp, con ciertos tics interpretativos pero sin lugar a dudas en una caracterización certera y acertada del personaje.
Es una película para soñar, para imaginar y para emocionarse, por ello no tiene sentido tratar de que sea ni un retrato de la encorsetada sociedad victoriana ni un retrato polémica personalidad de Barrie.