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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Drama La inminente muerte del anciano patriarca de una acomodada familia sureña crea una gran tensión ambiental. Uno de sus hijos, Brick, indeciso y apático, se refugia en el alcohol y se muestra completamente indiferente ante la situación, pero Maggie, su mujer, no está dispuesta a contemplar impasible su destrucción. El otro hijo, Gooper, al igual que su esposa, es ambicioso y oportunista. (FILMAFFINITY)
24 de diciembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gata sobre el tejado de zinc es un clásico indiscutible por muchas razones, y difícilmente otra adaptación del texto de Tenesse Williams al cine podría superar a esta. Eso no quita que el ala conservadora de los Estados Unidos censurasen las partes más escabrosas del texto original, y por tanto los detalles más definitorios. Pero no se dieron cuenta de que los personajes de Williams están tan bien escritos que hablan por si mismos, son inmodificables en sus pasiones, sus años anteriores, y lo que les ha llevado a ocupar esa “misma jaula”.

Porque Maggie, diga las palabras que diga, seguirá siendo una bomba sexual, rebosante de erotismo y sensualidad. Y Brick, diga lo que diga, ha llegado hasta donde está (alcohólico, lisiado, ira en estado puro), por haber perdido a un amigo, que no era un amigo cualquiera.

Y además Elizabeth Taylor y Paul Newman, además de los animales más bellos del mundo, entienden tan bien por lo que pasa esta joven pareja, que nada invita al equívoco. Ambos están inmensos, rebosantes de pasión, con emociones indesciptibles, y la dureza del rencor, la pérdida y el arrepentimiento plenos, lo que les convierte en Maggie y Brick de por vida.

Esta adaptación es además, una de las más grandes traslaciones de teatro a cine que se han hecho, ya que da a las palabras y a los actores el poder que merecen, pero además presenta los escenarios que en el teatro no podría haber, acertando de pleno en esa mansión sureña, en esa familia insoportable, en esa larga y húmeda noche.

Richard Brooks sabe que nos encontramos ante una historia de amor por encima de lo sufrido, y propone la bellísima metáfora de que donde había una almohada, acabará habiendo dos.
jaly
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