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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
4
Drama Drama sobre el asesinato de Bryan Kocis, productor y fundador de Cobra Videos, industria del porno gay. En enero de 2007 Kocis fue encontrado muerto en su apartamento, 28 veces apuñalado. Por el juicio posterior a dos escorts, condenados como autores de su muerte, desfilaron famosas figuras del porno como Bret Corrigan, estrella en varias de sus películas. (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No comprendo la necesidad de utilizar el cine porno como contexto de ciertas películas (Wonderland, Lovelace, The Canyons King Cobra), si después la mirada que se arroja sobre ese entorno y sus gentes es tan aséptica, tan educada, tan tímida, como la que hay aquí en King Cobra. La crítica de The Guardian de la película dice que King Cobra no es un Boogie Nights gay. Y desde luego no lo es, ni de lejos. Y no porque en aquella obra maestra de Paul Thomas Anderson apareciera una polla (que aunque parezca contradictorio, eso es lo de menos), sino porque en Boogie Nights se contaba la historia de un grupo de personajes que habitaban en un mundo determinado, y ese contexto daba lugar a unas situaciones, unas emociones, y unos caracteres irremediablemente influenciados por eso. Además, pese a tratarse de una película pensada para distribuirse en un circuito comercial "convencional", tenía una opinión, tenía algo que decir sobre el cine porno, sobre sus mecanismos y el estilo de vida derivado de ese género tabú.

King Cobra no es Boogie Nights porque nada de eso ocurre aquí. No hay un análisis verdadero si no una aséptica exposición de los hechos. No hay ninguna emoción importante a pesar de que por ahí pululan cosas como traición, ambición, pedofília, abuso, envídia, asesinato... No hay una opinión sobre lo que se cuenta, y no me refiero a un juicio moral sobre los acontecimientos, si no a una mirada adulta sobre sus personajes y sus situaciones.

Es una provocación infantil, acomodada en un par de inocentes escenas de sexo, en mucho abdominal desnudo, y en miradas tan excitantes como las de un perro pidiendo comida. Además, ni el montaje, ni la puesta en escena, parecen contar algo más de lo que encierra el plano: no hay opinión, no hay estilo, no hay contexto.

Y sus actores vagan posando por el metraje, buscando que algo signifique algo, pero eso nunca llega. Todos parecen aburridos, desclasados, fuera de lugar... Sólo en un par de momentos, en los que las escenas respiran algo más de lo evidente, consigue James Franco que su evidente fascinación por lo homoerótico (Interior: leather bar, Goat, Spring Breakers, The Broken tower....), asome en algún momento en su personaje. Lo demás es anodino, tedioso, intrascendente, como de telefilme subido unas décimas de tono.
jaly
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