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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama. Thriller Un joven hastiado de su gris y monótona vida lucha contra el insomnio. En un viaje en avión conoce a un carismático vendedor de jabón que sostiene una teoría muy particular: el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; sólo la autodestrucción hace que la vida merezca la pena. Ambos deciden entonces fundar un club secreto de lucha, donde poder descargar sus frustaciones y su ira, que tendrá un éxito arrollador. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2008
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Fincher es, además de uno de los mejores cineastas del cine contemporáneo, un visionario poeta del descontento. En esta, probablemente su obra más personal, Fincher desata su ira en forma de estilizado, complejo y bilateral estudio filosófico sobre la enfermedad del alma del humano del siglo XXI. Es curioso que al final de la pasada década tres de los filmes más representativos de la misma (American Beauty, Matrix y esta, El Club de la Lucha) hablasen, en distintos géneros, de lo mismo: la alienación del hombre en una vida rutinaria, la conversión de individuo a consumidor, la crisis moral y social del capitalismo y la sociedad contemporánea desde el punto de vista anímico. Pero la visión de estos conceptos en El Club de la Lucha poco tiene de discursivo. La violencia inherente a la historia se vió en su momento como una apología del fascismo, y que voy a decir, quién vió eso es que no entendió o no quiso entender la afilada crítica que hace Fincher a los principios más arriba formulados, y tampoco quiso ver que la violencia es el medio que los humanos, o consumidores, de hoy en día, usamos para autodestruirnos, ante la impotencia de no poder luchar contra la evolución natural del mundo, aunque esto nos lleve al desastre.
Filmada con una precisión absoluta, Fincher, por medio de cientos de recursos fílmicos, rodó memorables escenas de principio a fin de la cinta, como cada encuentro en El Club, el trabajo del protagonista, los actos vandálicos, las terapias ("la gente que se muere escucha de verdad, no solo espera a que acabe tu turno para hablar" dixit...)... y premonitorias, como ese negro, negrísimo final, que al final todos vimos en el mundo real como símbolo de la caída del imperialismo capitalista.
Además, y como apéndice a la perfección, El Club de la Lucha contó con tres protagonistas que ya podrían ser iconos del séptimo arte. Norton es el mensajero, la persona gris con la que todos podemos sentirnos identificados ante su rutina y su descontento, pero que lucha por salir de ella de maneras inimaginables. Bonham Carter es, en la que sin duda es su mejor interpretación, la mujer enamorada, Marla, tan poco aferrada a la vida como aferrada está a sus pasiones. Pitt es lo que todos queremos ser. El ser libre y anárquico, el poder, la fascinación, la inteligencia, el ingenio, la lucha sin tregua, por, en teoría, mejorar, pero, ¿Cómo mejorar si no sabemos lo que vendrá después?
jaly
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