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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama Tom, un joven publicitario, asiste al funeral de su novio, que ha muerto en un accidente de tráfico. En una granja aislada se encuentra por primera vez con la madre de su amado. Ella no lo conoce ni sabe qué clase de relación mantuvo con su hijo. Tom descubrirá entonces que su novio había estado enamorado de una mujer llamada Sarah. (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habiendo tenido en general una excelente recepción crítica (y siendo tan difícil de ver en los circuitos comerciales como casi todas sus cintas), The Hollywood Reporter criticó sin piedad Tom à la ferme, y en especial la figura de Xavier Dolan como ególatra enamorado de sí mismo, narcisista y vacuo creador de estampas a su propia persona. Xavier Dolan respondió en Twitter al autor de dicha crítica con un somero “Puedes besar mi culo narcisista”. Y tanto en el ataque como en la respuesta, hay mucho en esta película de Dolan, una película distinta en la forma y el género a las demás de su filmografía (Yo maté a mi madre, Los amores imaginarios, Lawrence Anyways y Mommy), pero tremendamente coherente con su discurso cinematográfico.

¿Es Dolan un insolente (y narcisista) niño mimado de la industria y los festivales de cine? No puedo responder a eso, pero tampoco me importa. No conozco la obra de teatro en que se basa Tom à la ferme, pero la lectura que Dolan ha hecho de ella me parece tan valiente como arriesgada. En cierta forma, puede ser ésta su película más personal, pues al colocarse a sí mismo como centro de la historia, la identificación en el trasvase de personaje/cineasta/persona se hace inevitable. Y Tom à la ferme, en esencia, parece una sublimación de las fantasías sexuales más particulares de Dolan: las de un hipster asediado por la erótica de un bestia, en la fina línea entre el masoquismo y el maltrato (físico y psicológico).

Es interesante observar como Dolan abandona su colorista universo por uno mucho más apagado en esta película. Como deja a un lado prácticamente (aunque no del todo), sus eclécticas elecciones musicales por primera vez en su carrera al apostar por un score puramente instrumental del genio Gabriel Yared (compositor de las maravillas que sonaban en El Paciente Inglés y El talento de Mr. Ripley, entre otras). Y es que Tom à la ferme es su primera película de género, un thriller doméstico de esos que fascinaban en los 90 pero revestido por una atmósfera y unas motivaciones de personajes de cine negro, bañado todo ello por la insinuación erótica homosexual de la relación central de la cinta. Ahí queda eso.

Y por mucho que parezca que Dolan es capaz de alambicar hasta un argumento tan sencillo como el de esta película, la forma en que sugiere los grandes temas de la misma, la forma en que rueda la tensión, en que cuenta miles de detalles sin ser explicativo, en que capta personajes tan espectaculares como el de la madre… es lo que hace de él un director y un creador único, más allá de acusaciones absurdas sobre su narcisismo y egolatría. Porque lo que importa es si Dolan hace buen cine o no. Y lo hace. Tom à la ferme podría ser una de tantas de las historias de psicópatas asediando a un protagonista en un entorno aislado. Pero por su talento, su sutileza y su genio a la hora de jugar con la insinuación, la película se convierte en un tenso y hermoso relato pseudo erótico, y en un llanto por la muerte de los seres queridos.
jaly
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