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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
7
Ciencia ficción. Drama. Animación La necesidad de dinero, lleva a una actriz (Robin Wright) a firmar un contrato según el cual los estudios harán una copia de ella y la utilizarán como les plazca. Tras volver a la escena, será invitada a un congreso, que se desarrolla en un mundo que ha cambiado completamente. Basada en una novela de Stanislaw Lem, se trata del retrato de un mundo que se dirige inevitablemente hacia la irrealidad.
25 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos críticos y revistas internacionales han colocado a El congreso como una de las mejores películas del año. Pareciéndome una cinta fascinante en lo interpretativo, lo argumental y lo estilístico, también creo que El congreso es un experimento esencialmente fallido por falta de concreción en un guión que comienza de forma maravillosa, pero que hacia el final divaga demasiado, pierde el punto de partida y se dedica exclusivamente a epatar con el estilo.

Dicho esto, pienso que El congreso es una experiencia extraordinaria, primero y sobre todo por reivindicar el talento de la actriz Robin Wright, y convertirla en un icono. Porque lo he pensado durante muchísimos años, es una actriz extraordinaria, sea en productos mainstream (La princesa prometida, Forrest Gump, Mensaje en una botella), en otros más indies (La flor del mal, La vida privada de Pippa Lee, Perfect Mothers, Nueve Vidas), o como más se prodiga últimamente, como secundaria de lujo (El hombre más buscado, Moneyball, La sombra del poder, Millennium). Porque todo el entramado metatextual que el guión de El congreso monta en torno a la figura de esta hermosa actriz me parece maravilloso, certero en su contenido satírico, emotivo en la valentía y la desnudez con la que Wright lo afronta, original en la manera casi naturalista pero sublimada del primer acto de la cinta.

Después de eso, empieza la parte animada, esencial en el contenido narrativo de la historia, pero que bajo mi punto de vista hace perder parte de la fuerza con la que la película había arrancado. Los dibujos parecen ensimismados, y en las escenas humanas la arrolladora capacidad emocional de Wright había establecido un tono muy claro. Además, pasados ciertos minutos, la narrativa se vuelve reiterativa y va perdiendo los temas esenciales de la cinta, hasta que una vez volvemos al "mundo real", no queda nada en pie de la apasionante trama que se nos había presentado.

Pero al margen de eso, la distopía Hollywoodiense que presenta El Congreso en su primera parte y en las ideas más concretas de la segunda, esa vampirización de la imagen y mercantilización del talento; esos juicios superficiales ante una persona; esa hermosísima captación de los rasgos, emociones y expresiones de una pletórica Robin Wright (probablemente en la mejor interpretación de una carrera llena de grandes interpretaciones), hacen de El congreso una experiencia tan inusual como imprevisible, tan fallida como fascinante, tan emocionante como aterradora.
jaly
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