Si Sofia Coppola habitualmente bordea con riesgo los límites de lo banal y del esteticismo puro, The Bling Ring es su película más arriesgada. En forma y fondo, se mantiene durante todo su metraje como un funambulista en su cuerda. ¿Sostiene el equilibrio o se cae de bruces contra el suelo?

No soy un admirador ferviente de Sofia Coppola, ni tampoco tiro por tierra sistemáticamente los trabajos de esta autora personal y precisa en su lenguaje. Pero lo cierto es que en The Bling Ring algo falla. No tengo problema con la visión general desde el retrato autoindulgente de joven millonaria que puebla toda su filmografía. Algunas de sus películas me emocionan (Somewhere, Las Vírgenes Suicidas) y otras me crispan los nervios. El problema aquí es que no me pasa nada. El tema de un grupo de niños pijos de Los Angeles robando en casas de celebrities podía dar mucho juego, pero el distanciamiento decidido hacia sus protagonistas, otorga cierta veracidad, aunque eso le reste poder de identificación de los espectadores hacia sus personajes.

The Bling Ring es estética y superficial porque los hechos que se cuentan son así. Pero una vez acabada la película, uno se queda con la sensación de haber visto poco más que un catálogo dramatizado de marcas de lujo, una exposición aséptica de eventos reales. Entiendo las decisiones (de guión, de dirección) de apostar por esta lectura de los acontecimientos, pero eso me deja bastante frío, y eso que se cuenta con una historia suculenta para trazar cierta crítica/comentario sobre la fama, el anonimato, lo superfluo y la generación joven de hoy.

Me gusta pensar que hubiera hecho otro cronista de la juventud como Larry Clark con un material como este. En este mismo año vimos también otro retrato generacional, no tan distinto en temática a The Bling Ring en Spring Breakers (que era excepcional). Y The Bling Ring, contando con buenas interpretaciones, con ideas interesantes y un sello autoral clarísimo, se queda para mi en una cinta entretenida que podría haber dado mucho más juego.