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Voto de jaly:
8
5,2
49.416
Aventuras
Antigüedad, Helenismo. Alejandro (356-323 a. C.), rey de Macedonia, comenzó a reinar a los veinte años. Se apoderó primero de Grecia y, después de conquistar el inmenso Imperio Persa, siguió avanzando hacia la India. Fue un gran estratega que nunca perdió una batalla, un visionario cuyos sueños, hazañas y destino dejaron huella en la Historia. Cuando murió, a los 33 años, había forjado un imperio sin precedentes en la historia. Los ... [+]
8 de noviembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces que es difícil saber porqué los críticos vapulean determinada película, sin tener en cuenta el esfuerzo que hacerla requiere, su contexto en el momento en el que se encuentre el cine, o las aspiraciones de la misma. Otras veces, es el público el que da la espalda a una cinta que estando bien hecha, contando una historia interesante, o resultando distinta a otras de su género, no acaba de cuajar entre las masas.
Desgraciadamente, ambos casos se dieron la mano al estrenarse esta versión de Alejandro Magno, algo que no acabo de comprender, pese a reconocer las desmesuradas ambiciones de la película, y el hecho de que no es perfecta, de que tiene algún fallo de ritmo, o de que no se trata de una película de aventuras fácil, que probablemente era lo que muchos esperaban al ir al cine a verla.
Escribo estas líneas después de haber visto, casi siete años después de su estreno, el montaje del director llamado “Alexander Revisited: The Final Cut”, en el que Olvier Stone se aventura en un metraje de casi cuatro horas para contar la historia que ya contó en la versión estrenada en los cines, pero alterando el montaje, dejando a un lado la linealidad cronológica de aquel para ofrecer una estructura de flashbacks en la que el periplo de Alejandro contrasta con los hechos determinantes de su niñez y de se juventud, y cómo esos le convirtieron en el hombre legendario que llegó a ser.
Pese a ser un montaje más complejo, con mayor atención al detalle de las relaciones y a la psicología de su protagonista, la sensación que me deja es la misma de aquella película estrenada en 2004: la de haber asistido a un relato magnífico, en el que no se quiere epatar a las audiencias con espectaculares batallas y recreaciones históricas memorables (que las hay), sino que se trata de un minucioso análisis de una era, del concepto que la guerra representaba entonces, de un hombre, en definitiva, enfrentado a unas ambiciones tales que lo convirtieron en una leyenda. Pero la película no ensalza el mito, más bien formula la pregunta: ¿Quién fue realmente Alejandro? En sus relaciones con su ejército, con su pueblo, con su familia, con los amantes que tuvo, Oliver Stone deja caer esa pregunta a través de conceptos elevados, como el honor, la venganza, la ambición, la traición o la expiación máxima de un hombre que recorrió y descubrió mundo como pocos lo han conseguido.
(Sigue sin spoiler)
Desgraciadamente, ambos casos se dieron la mano al estrenarse esta versión de Alejandro Magno, algo que no acabo de comprender, pese a reconocer las desmesuradas ambiciones de la película, y el hecho de que no es perfecta, de que tiene algún fallo de ritmo, o de que no se trata de una película de aventuras fácil, que probablemente era lo que muchos esperaban al ir al cine a verla.
Escribo estas líneas después de haber visto, casi siete años después de su estreno, el montaje del director llamado “Alexander Revisited: The Final Cut”, en el que Olvier Stone se aventura en un metraje de casi cuatro horas para contar la historia que ya contó en la versión estrenada en los cines, pero alterando el montaje, dejando a un lado la linealidad cronológica de aquel para ofrecer una estructura de flashbacks en la que el periplo de Alejandro contrasta con los hechos determinantes de su niñez y de se juventud, y cómo esos le convirtieron en el hombre legendario que llegó a ser.
Pese a ser un montaje más complejo, con mayor atención al detalle de las relaciones y a la psicología de su protagonista, la sensación que me deja es la misma de aquella película estrenada en 2004: la de haber asistido a un relato magnífico, en el que no se quiere epatar a las audiencias con espectaculares batallas y recreaciones históricas memorables (que las hay), sino que se trata de un minucioso análisis de una era, del concepto que la guerra representaba entonces, de un hombre, en definitiva, enfrentado a unas ambiciones tales que lo convirtieron en una leyenda. Pero la película no ensalza el mito, más bien formula la pregunta: ¿Quién fue realmente Alejandro? En sus relaciones con su ejército, con su pueblo, con su familia, con los amantes que tuvo, Oliver Stone deja caer esa pregunta a través de conceptos elevados, como el honor, la venganza, la ambición, la traición o la expiación máxima de un hombre que recorrió y descubrió mundo como pocos lo han conseguido.
(Sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hay en esta película imágenes de un poder asombroso, que recuerdan la capacidad de Stone para pintar lienzos sobre las batallas y vidas definitivas. Y Alejandro Magno es, por mucho que digan, una de las pocas películas sobre la cultura clásica, sino la única, que muestra de manera veraz la clase de relaciones que había entre los hombres de aquella era, el papel que jugaban las mujeres que había detrás de esos hombres y lo que significaba la guerra para ellos. Sus batallas tienen pues un peso en la historia tan importante como los parlamentos de Alejandro antes de comenzarlas. Esta es una película grande, fiel, comprometida, inteligente, que sabe de lo que esta hablando, una película concebida no solamente como un espectáculo o una aventura, sino como una verdadera reflexión humana sobre una figura determinante de la historia universal. Puede que en su dramatización haya cabos sueltos, o altibajos de ritmo, pero es innegable la valentía, la emoción y el compromiso que desprende este Alejandro Magno.
También su reparto sufrió de injustificados ataques. Pero Val Kilmer nunca ha interpretado un personaje de manera tan desgarradora, tan dolorosamente real, de manera que consigas apiadarte de él a pesar de las aristas de su personaje. Y la imagen de Angelina Jolie nunca ha acompañado con tanta fuerza el papel que interpretaba, y su Olimpia es una muestra espectacular de un talento no demasiado explotado. Y Colin Farrell, no tan apreciado interpretativamente entonces como ahora, se enfrentó al mayor reto de su carrera (y casi de cualquier carrera), al interpretar a alguien más grande aún que su propia leyenda, a un joven de tal destreza, ambición, porte y trascendencia, que quedar por debajo de él habría sido fallar. Pero Farrell demuestra un compromiso absoluto y la fuerza necesaria para que su Alejandro perdure, para que su imagen se adapte al mito y el mito se adapte a él.
Alejandro Magno es pues, un extraño caso de cómo infravalorar una película de sobervia puesta en escena, de magnífica ejecución técnica, con grandes interpretaciones y con una historia que estando tan lejos en el tiempo, sigue viva aún hoy.
También su reparto sufrió de injustificados ataques. Pero Val Kilmer nunca ha interpretado un personaje de manera tan desgarradora, tan dolorosamente real, de manera que consigas apiadarte de él a pesar de las aristas de su personaje. Y la imagen de Angelina Jolie nunca ha acompañado con tanta fuerza el papel que interpretaba, y su Olimpia es una muestra espectacular de un talento no demasiado explotado. Y Colin Farrell, no tan apreciado interpretativamente entonces como ahora, se enfrentó al mayor reto de su carrera (y casi de cualquier carrera), al interpretar a alguien más grande aún que su propia leyenda, a un joven de tal destreza, ambición, porte y trascendencia, que quedar por debajo de él habría sido fallar. Pero Farrell demuestra un compromiso absoluto y la fuerza necesaria para que su Alejandro perdure, para que su imagen se adapte al mito y el mito se adapte a él.
Alejandro Magno es pues, un extraño caso de cómo infravalorar una película de sobervia puesta en escena, de magnífica ejecución técnica, con grandes interpretaciones y con una historia que estando tan lejos en el tiempo, sigue viva aún hoy.