Hay dos frases que me suelen poner de muy mala leche. Una es: "Cualquier tiempo pasado fué mejor". La otra: "ya no se hacen películas cómo las de antes".
Después de ver "una disparatada bruja en la universidad" la primera frase queda automáticamente anulada. Pero mira tú por donde la segunda queda confirmada. Y además yo digo que mejor que no se hagan. Porque engendros cinematográficos como el que nos ocupa no se pueden volver a repetir.
Esta especie de comedieta infecta, mezcla entre el peor de los capitulos de "Embrujadas" (y ya es decir) y la típica High school movie, tiene la dudosa virtud de elevar a la categoría de clásicos a truñeces como la saga "American Pie". Rodada como si fuera el anuncio de mi primera colonia "Chispas", abunda en momentos de épica basuril. Esas escenas de baile rap, esos guaperillas de tres al cuarto (además que se parecieran a Tom Cruise era imprescindible) y ese insoportable hedor a moralina familiar metida con calzador acaban por hastiar incluso al espectador más avezado en visionados cutres.
Encima, tuvieron la osadía de contratar a Zelda Rubinstein, la medium de Poltergeist, reduciendola a un papel presuntamente autoparódico que acaba siendo, simplemente, una burla a la capacidad interpretativa de esta buena mujer. No me extraña que después de esto no volviera a hacer nada en su vida.

Lo mejor: Las risas (por no llorar) que te echas
Lo peor: Que podría pasar por una precuela de "Sensación de Vivir"