Federico Fellini. Uno de los grandes directores de la historia del cine. Tras trabajar en variados oficios, entró en el mundo del cine como guionista, empezando de la mano de Roberto Rossellini, director neorrealista por excelencia. Tras trabajar en diversos guiones, comenzó a dirigir sus propias películas. La Strada es su cuarta película.
Como director, empezó dentro del neorrealismo italiano, para pasar pronto a realizar una larga serie de films muy personales, teatrales, grotescos, oníricos (lo mejor de su carrera). La Strada puede considerarse el inicio de esta época (enmarcada en el neorrealismo de post guerra). Obras maestras posteriores fueron "Ocho y medio", "La dolce vita" o "Amarcord". En la última fase de su carrera, rebajó la dimensión de sus proyectos y fue blanco de la crítica.
Se puede decir que Fellini fué el menos realista de los neorrealistas. "La Strada" es una especie de fábula, donde el circo es el elemento de fondo y los dos personajes centrales construyen la trama.
Él, el personaje de Anthony Quinn, es un hombre escéptico, hosco, duro, sin ilusiones,"de vuelta de todo"; con un fondo de bondad que pocas veces sale a la superficie.
Ella, el personaje de Giulieta Masina, es un ser angelical, inocente que no parece de este mundo; situado entre Charlot y el mudo de los hermanos Marx (¿deliberadamente?). Es un ser sensible que se emociona continuamente, por ejemplo cuando el personaje del "loco" le dice que todo y todos valemos para algo, incluso una piedra.
La película, rodada en un espléndido blanco y negro, está minuciosamente rodada, aunque puede pecar de una cierta planitud y una falta de ritmo en determinados momentos.