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Críticas ordenadas por utilidad
10 de diciembre de 2006
66 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tarde-noche del año 1972 (aproximadamente). Cine Actualidades, situado en la calle Buenos Aires de Bilbao. El que suscribe vió "La noche de los muertos vivientes" de George A. Romero (no confundir con ninguna otra) con uno o dos amigos (no lo recuerdo en detalle).
La película era diferente, con una atmósfera misteriosa, perversa, cansina, putrefacta. No existían excesivos antecedentes de este tipo de cine y el que suscribe no había visto nada similar. Ni de lejos.
Por eso, la experiencia fue casi religiosa. Una película de culto por los siglos de los siglos. Mi madre (a la que conté la película) no entendía nada ¿muertes vivientes?.
Existe un generalizado consenso en la valoración de "La noche de los muertos vivientes" (George A. Romero, 1968) como la mejor película de "muertos vivientes", de "zombis". Hay varios argumentos que avalan dicha valoración:
- Fué la primera película que se centra directamente en los "muertos vivientes" desde una perspectiva contemporánea. Existían antececedentes; pero casi siempre apoyados en el vudu africano (Yo anduve con un zombi) o en el mundo atemporal de los vampiros (las grandiosas películas de Drácula). En esta ocasión se presentan aquí y ahora. En nuestra casa.
- Por lo dicho anteriormente, el film supuso una nueva orientación (e inspiración) en el cine de terror. Plantea matices argumentales inéditos. Creó escuela.
- La elección del blanco y negro (una vez más) es impecable, sobrecogedora.
Luego vinieron muchas películas de zombis y "fauna derivada"; del propio Romero (p.e. Zombi, 1979) y de muchísimos otros. Es reseñable la reciente "Amanecer de los muertos" (Zack Snider, 2004) con la inmejorable acriz Sarah Polley..
Ha habido algunas películas interesantes, pero sobre todo, muchos "bluffs", repeticiones de lo mismo una y otra vez, en busca del grito (o lo que es peor, la carcajada, del espectador).
Y aquí un paréntesis para el redactor: Lo que menos soporto en una película de terror es que algunos estúpidos (en el sentido mas literal de la palabra) se partan el bazo riéndose. Pero, en fin, la libertad debe triunfar. No cabe duda.
Volviendo a tema de la película, es apasionante la fascinación (de la literatura, el cine, la filosofía..) por la vuelta a la vida trás la muerte. El hombre está aquí para morir (polvo eres) pero no se resigna. La vida a pesar de la infelicidad, es demasiado bella. Las válvulas de escape de la imaginación son imprevisiles ante semejante necesidad.
En cada momento los argumentos son distintos. En 1968 la amenaza de los avances científicos (la radiación) son la causa de la resurrección de los muertos. En otros momentos y en otros lugares existirán otros argumentos.
Se trata de una película de bajo presupuesto, con interpretes funcionales (poco conocidos). En todo momento el film tiene un tono amateur, con pocos matices, serio, sin concesiones humorísticas. La película es seca, eficaz....creible.
La película era diferente, con una atmósfera misteriosa, perversa, cansina, putrefacta. No existían excesivos antecedentes de este tipo de cine y el que suscribe no había visto nada similar. Ni de lejos.
Por eso, la experiencia fue casi religiosa. Una película de culto por los siglos de los siglos. Mi madre (a la que conté la película) no entendía nada ¿muertes vivientes?.
Existe un generalizado consenso en la valoración de "La noche de los muertos vivientes" (George A. Romero, 1968) como la mejor película de "muertos vivientes", de "zombis". Hay varios argumentos que avalan dicha valoración:
- Fué la primera película que se centra directamente en los "muertos vivientes" desde una perspectiva contemporánea. Existían antececedentes; pero casi siempre apoyados en el vudu africano (Yo anduve con un zombi) o en el mundo atemporal de los vampiros (las grandiosas películas de Drácula). En esta ocasión se presentan aquí y ahora. En nuestra casa.
- Por lo dicho anteriormente, el film supuso una nueva orientación (e inspiración) en el cine de terror. Plantea matices argumentales inéditos. Creó escuela.
- La elección del blanco y negro (una vez más) es impecable, sobrecogedora.
Luego vinieron muchas películas de zombis y "fauna derivada"; del propio Romero (p.e. Zombi, 1979) y de muchísimos otros. Es reseñable la reciente "Amanecer de los muertos" (Zack Snider, 2004) con la inmejorable acriz Sarah Polley..
Ha habido algunas películas interesantes, pero sobre todo, muchos "bluffs", repeticiones de lo mismo una y otra vez, en busca del grito (o lo que es peor, la carcajada, del espectador).
Y aquí un paréntesis para el redactor: Lo que menos soporto en una película de terror es que algunos estúpidos (en el sentido mas literal de la palabra) se partan el bazo riéndose. Pero, en fin, la libertad debe triunfar. No cabe duda.
Volviendo a tema de la película, es apasionante la fascinación (de la literatura, el cine, la filosofía..) por la vuelta a la vida trás la muerte. El hombre está aquí para morir (polvo eres) pero no se resigna. La vida a pesar de la infelicidad, es demasiado bella. Las válvulas de escape de la imaginación son imprevisiles ante semejante necesidad.
En cada momento los argumentos son distintos. En 1968 la amenaza de los avances científicos (la radiación) son la causa de la resurrección de los muertos. En otros momentos y en otros lugares existirán otros argumentos.
Se trata de una película de bajo presupuesto, con interpretes funcionales (poco conocidos). En todo momento el film tiene un tono amateur, con pocos matices, serio, sin concesiones humorísticas. La película es seca, eficaz....creible.
11 de noviembre de 2006
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Irregular película del siempre sorprendente David Lynch. Su cine nunca es corriente; podrá ser bueno o malo pero dificilmente generará indiferencia. Es el cineasta total. Controla todo: guión, filmación , montaje, música..
Tras momentos irregulares, confusos y difusos, la película se redime en la úlima media hora. El asalto al almacén (con detalles que recuerdan a David Cronenberg) y la escena final con los protagonistas de pie sobre los coches en el atasco, son brillantes. Tambien es intensa la escena en la que la pareja protagonista sale del coche en una carretera perdida y se pone a bailar frenéticamente.
Parece que David Lynch tiene una doble personalidad cinematográfica. Crea películas extrañas, difíciles (con momentos realmente incomprensibles), tales como Tween Peacks, Terciopelo azul o Muholand drive) y otras totalmente ortodoxas, como El hombre elefante o Una historia verdadera. Sería muy dificil decantarse por uno de los dos David Lynch. Mejor quedarse con los dos.
Corazón salvaje entronca más en su cine heterodoxo, libre. Es una historia (una novela) concreta y explicable, pero David Lynch la cuenta de una forma libre y personal. Se basa en la novela, pero crea lo que le da la gana, lo que le apetece; su formato es libre. No es esclavo de nada. Para bien o para mal.
La película narra la historia de amor puro de una pareja. Amor complejo pero casi perfecto ¿eterno?. Alrededor suyo existe un mundo corrupto y egoista. Ellos son inocentes, buenas personas (a pesar del salvajismo del personaje de Nicolas Cage); pero les persiguen los "malos", los intereses económicos, las decepciones personales, la madre de ella...
Willem Dafoe, insuperable actor secundario, está enorme en su corto papel. Es la mejor interpretación de la película. Nicolas Cage y Laura Dern están correctos. No mucho más.
Una mención y una debilidad: El encanto, sensación de libertad de esos hostales de carretera, en el medio de la nada.
El autor de la novela, Barry Giford, dice estar muy satisfecho con la película. No podía ser de otra forma. Si David Lynch elige una novela tuya para llevarla al cine.....todo estará bién. Faltaría más.
Tras momentos irregulares, confusos y difusos, la película se redime en la úlima media hora. El asalto al almacén (con detalles que recuerdan a David Cronenberg) y la escena final con los protagonistas de pie sobre los coches en el atasco, son brillantes. Tambien es intensa la escena en la que la pareja protagonista sale del coche en una carretera perdida y se pone a bailar frenéticamente.
Parece que David Lynch tiene una doble personalidad cinematográfica. Crea películas extrañas, difíciles (con momentos realmente incomprensibles), tales como Tween Peacks, Terciopelo azul o Muholand drive) y otras totalmente ortodoxas, como El hombre elefante o Una historia verdadera. Sería muy dificil decantarse por uno de los dos David Lynch. Mejor quedarse con los dos.
Corazón salvaje entronca más en su cine heterodoxo, libre. Es una historia (una novela) concreta y explicable, pero David Lynch la cuenta de una forma libre y personal. Se basa en la novela, pero crea lo que le da la gana, lo que le apetece; su formato es libre. No es esclavo de nada. Para bien o para mal.
La película narra la historia de amor puro de una pareja. Amor complejo pero casi perfecto ¿eterno?. Alrededor suyo existe un mundo corrupto y egoista. Ellos son inocentes, buenas personas (a pesar del salvajismo del personaje de Nicolas Cage); pero les persiguen los "malos", los intereses económicos, las decepciones personales, la madre de ella...
Willem Dafoe, insuperable actor secundario, está enorme en su corto papel. Es la mejor interpretación de la película. Nicolas Cage y Laura Dern están correctos. No mucho más.
Una mención y una debilidad: El encanto, sensación de libertad de esos hostales de carretera, en el medio de la nada.
El autor de la novela, Barry Giford, dice estar muy satisfecho con la película. No podía ser de otra forma. Si David Lynch elige una novela tuya para llevarla al cine.....todo estará bién. Faltaría más.
19 de noviembre de 2008
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Que es el monolito? ¿Una forma superior de inteligencia? ¿Una forma desconocida de energía? ¿Una raza superior, o simplemente más evolucionada? ¿Dios?
El monolito crea una nueva estrella en Jupiter y una nueva forma de vida. La Tierra tiene dos estrellas. Es razón suficiente para que Estados Unidos y Rusia firmen la paz y acaben con la guerra fría (ya bastante templada).
"2001, una Odisea del Espacio" fue una película extraordinaria, una de las más grandes de la historia del cine. (siempre genial Kubrick), pero casi nadie entendió casi nada. ¿Quizá de eso se trataba?.
Dieciseis años después el mismo Arthur C. Clarke (autor también de "2001") "explica" la historia con "2010". Y Peter Hyams lleva la historia a la pantalla.
La película, infinitamente menos espectacular y rompedora que su antecesora, es sin embargo, muy interesante y tremendamente entretenida.
Peter Hyams no es Stanley Kubrick, un artesano no es un artista. Es obvio. Pero "2010" es una película mucho más que aceptable. Es ciencia ficción pura y dura. Muy disfrutable para los buenos amantes del género. Con un desarrollo narrativo casi perfecto.
La crítica generalizadamente ha dado la espalda al film. De forma bastante monocorde ¿porqué?.
Me viene a la cabeza el seguidismo crítico. La aceptación (sin ningún análisis propio) de lo que parece políticamente correcto. La línea oficial dice que "2010" es mala; pues nada, allá van cientos de críticos aborregados diciendo lo mismo (supongo que muchos sin haber visto el film).
¡Reivindiquemos con fuerza "2010, Odisea Dos"!, como dice Metabarón.
Es curioso el tratamiento americano-ruso que presenta el film. La nave rusa es abigarrada, con muchas pantallas y botones de colores (predominando el color rojo); es fea, presuntamente utilitaria y eficaz....La nave americana es elegante, de diseño, colores suaves...
Y por último, una debilidad (mía). David Bowman es el astronauta que se perdió en "2001" y retorna en "2010". David Bowie es el nombre artístico que se puso Davis Jones, quien compuso la maravillosa canción "Space Oddity"
El monolito crea una nueva estrella en Jupiter y una nueva forma de vida. La Tierra tiene dos estrellas. Es razón suficiente para que Estados Unidos y Rusia firmen la paz y acaben con la guerra fría (ya bastante templada).
"2001, una Odisea del Espacio" fue una película extraordinaria, una de las más grandes de la historia del cine. (siempre genial Kubrick), pero casi nadie entendió casi nada. ¿Quizá de eso se trataba?.
Dieciseis años después el mismo Arthur C. Clarke (autor también de "2001") "explica" la historia con "2010". Y Peter Hyams lleva la historia a la pantalla.
La película, infinitamente menos espectacular y rompedora que su antecesora, es sin embargo, muy interesante y tremendamente entretenida.
Peter Hyams no es Stanley Kubrick, un artesano no es un artista. Es obvio. Pero "2010" es una película mucho más que aceptable. Es ciencia ficción pura y dura. Muy disfrutable para los buenos amantes del género. Con un desarrollo narrativo casi perfecto.
La crítica generalizadamente ha dado la espalda al film. De forma bastante monocorde ¿porqué?.
Me viene a la cabeza el seguidismo crítico. La aceptación (sin ningún análisis propio) de lo que parece políticamente correcto. La línea oficial dice que "2010" es mala; pues nada, allá van cientos de críticos aborregados diciendo lo mismo (supongo que muchos sin haber visto el film).
¡Reivindiquemos con fuerza "2010, Odisea Dos"!, como dice Metabarón.
Es curioso el tratamiento americano-ruso que presenta el film. La nave rusa es abigarrada, con muchas pantallas y botones de colores (predominando el color rojo); es fea, presuntamente utilitaria y eficaz....La nave americana es elegante, de diseño, colores suaves...
Y por último, una debilidad (mía). David Bowman es el astronauta que se perdió en "2001" y retorna en "2010". David Bowie es el nombre artístico que se puso Davis Jones, quien compuso la maravillosa canción "Space Oddity"
3 de enero de 2007
44 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
La "nouvelle vague". Cine directo, sin pausas, mucho diálogo, cortes bruscos, largos y continuos planos-secuencia, cine de sentimientos, sin concesiones. Truffaut (idea original), Chabrol (asesor técnico) y Godard (director) se dan cita en esta película de culto de la nueva ola francesa.
Amores y odios, momentos felices y grandes fustraciones. Ese toque de sadomasoquismo al final.
Jean Paul Belmondo: Un vividor. Disfruta (o sufre) el instante. Se rinde a la vida fácil; aspira con ir a Milán y Roma. Le gusta Patricia (Jean Seberg). Carece de moral. Pero no parece ser feliz; incluso está de acuerdo en ir a la carcel para acabar con la fustrante intensidad de su vida.
Jean Seberg: Guapa y perturbadora ¿que busca?. Es sensual y sexy. Parece tener dudas acerca de todo, lo cual es normal. Es casi una niña.
Jean-Luc Godard deja que los sentimientos afloren. Casi sin límites y muchas veces sin lógicas claras. Así es la vida. No todas las actitudes son explicables.
Es el cine de autor puro y duro, para bien o para mal.
Sin embargo es una película (un genero?) no excesivamente entendible-asequible, especialmente fuera de Francia. Puede haber un punto de sobrevaloración cinéfila.
Amores y odios, momentos felices y grandes fustraciones. Ese toque de sadomasoquismo al final.
Jean Paul Belmondo: Un vividor. Disfruta (o sufre) el instante. Se rinde a la vida fácil; aspira con ir a Milán y Roma. Le gusta Patricia (Jean Seberg). Carece de moral. Pero no parece ser feliz; incluso está de acuerdo en ir a la carcel para acabar con la fustrante intensidad de su vida.
Jean Seberg: Guapa y perturbadora ¿que busca?. Es sensual y sexy. Parece tener dudas acerca de todo, lo cual es normal. Es casi una niña.
Jean-Luc Godard deja que los sentimientos afloren. Casi sin límites y muchas veces sin lógicas claras. Así es la vida. No todas las actitudes son explicables.
Es el cine de autor puro y duro, para bien o para mal.
Sin embargo es una película (un genero?) no excesivamente entendible-asequible, especialmente fuera de Francia. Puede haber un punto de sobrevaloración cinéfila.
18 de diciembre de 2009
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda todos los hallazgos (y posteriores conquistas) de nuevas tierras a lo largo de la historia de la humanidad han sido enormemente emocionantes, excitantes. Rumbo a lo desconocido. Nuevos soles, nuevas tierras, nuevos seres vivos, paraisos inimaginables donde espera la felicidad.
Pero si alguna vez el cine ha expresado (no pocas veces) estas maravillosas sensaciones, ha sido en la "conquista del oeste"; en los innumerables westerns donde se abren continuamente nuevos horizontes (horizontes terrenales, horizontes sensoriales..).
Films en los que las caravanas avanzan por las grandes praderas. Esas enormes cabalgatas que acaban (cuando acaban) en los confines de América, en el Pacífico, en Oregón. La nueva Tierra Prometida, la nueva Jerusalén.
Camino de Oregón es una lujosísima producción, que aun estando muy lejos de lo mejor del género, cumple las expectativas básicas. Y se queda en estas expectativas básicas por falta de imaginación, de alma, quizá de un director menos rutinario y cumplidor (Andrew V. McLagen).
Aún así, emociona ver esas familias que dejan un mundo conocido para tratar de alcanzar otro desconocido, del que solo han oído hablar; un paraíso, una quimera. Todas sus ilusiones dentro de unas carretas. Y cruzan (a mitad del siglo XIX) más de 2000 kilómetros, desde Missouri hasta Oregón. Y es que Oregón y sus magníficas praderas y tierras fértiles se respira desde la lejanía. El principio y el final son lo mejor de la película.
Por el camino ocurre lo esperable: amores, odios, luchas por el liderazgo, accidentes, muertes y (cómo no) indios. En este caso, indios respetados y muy respetables.
Y llegamos a los actores. Poco se puede decir de Kirk Douglas, Robert Mitchum y (quizá en un escalón menor), Richard Widmark.
Impresionante Douglas, dolido profundamente por las muertes de sus seres queridos, violento, autoritario, pero con una sola determinación: construir la ciudad de Oregón, casi a cualquier precio.
Y para el final, como plato fuerte, Robert Mitchum. Cazador, viajero, libertario, descreido, enfermo de tristeza por la muerte de su único amor, una mujer india. Y casi ciego. Impresionante el personaje y el Sr Mitchum
Pero si alguna vez el cine ha expresado (no pocas veces) estas maravillosas sensaciones, ha sido en la "conquista del oeste"; en los innumerables westerns donde se abren continuamente nuevos horizontes (horizontes terrenales, horizontes sensoriales..).
Films en los que las caravanas avanzan por las grandes praderas. Esas enormes cabalgatas que acaban (cuando acaban) en los confines de América, en el Pacífico, en Oregón. La nueva Tierra Prometida, la nueva Jerusalén.
Camino de Oregón es una lujosísima producción, que aun estando muy lejos de lo mejor del género, cumple las expectativas básicas. Y se queda en estas expectativas básicas por falta de imaginación, de alma, quizá de un director menos rutinario y cumplidor (Andrew V. McLagen).
Aún así, emociona ver esas familias que dejan un mundo conocido para tratar de alcanzar otro desconocido, del que solo han oído hablar; un paraíso, una quimera. Todas sus ilusiones dentro de unas carretas. Y cruzan (a mitad del siglo XIX) más de 2000 kilómetros, desde Missouri hasta Oregón. Y es que Oregón y sus magníficas praderas y tierras fértiles se respira desde la lejanía. El principio y el final son lo mejor de la película.
Por el camino ocurre lo esperable: amores, odios, luchas por el liderazgo, accidentes, muertes y (cómo no) indios. En este caso, indios respetados y muy respetables.
Y llegamos a los actores. Poco se puede decir de Kirk Douglas, Robert Mitchum y (quizá en un escalón menor), Richard Widmark.
Impresionante Douglas, dolido profundamente por las muertes de sus seres queridos, violento, autoritario, pero con una sola determinación: construir la ciudad de Oregón, casi a cualquier precio.
Y para el final, como plato fuerte, Robert Mitchum. Cazador, viajero, libertario, descreido, enfermo de tristeza por la muerte de su único amor, una mujer india. Y casi ciego. Impresionante el personaje y el Sr Mitchum
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