Un error craso que se tiende a cometer comúnmente es juzgar -con los ojos de hoy- los sucesos de la historia. No digo que las limpiezas étnicas ni la esclavitud fueran buenas, ni pensarlo, tan sólo planteo que es necesario analizar en qué contexto social, económico y político se daban esos eventos. Michael Curtiz hace algo parecido con esta película, la cual aborda de manera arriesgada la perspectiva que desde el Sur esclavista estadounidense se tenía del abolicionista John Brown.

En efecto, no se podía esperar que una sociedad esclavista viera con buenos ojos a alguien que propendía por quitarles el "bien" más preciado, los esclavos, y creo que el filme lo logra de buena manera. Incluso en la cinta hay momentos en que en algunos sudistas tienden a compartir el ideal humanitario de Brown, más no sus métodos.

Tal vez hay algunos elementos no aportan nada a la construcción de la película. La intentona de triángulo amoroso entre los dos cadetes y la virginal heredera (Errol Flynn, Ronald Reagan y Olivia de Haviland) es una mera anécdota. Así como la robótica y lineal construcción del personaje de Brown no convence como recreación histórica.

Por último, me pregunto. Si se hace una película biográfica de Joseph Goebbels o Heinrich Himmler, ¿qué quieren ver? ¿Qué salgan dando regalos y abrazos amorosos a los judíos? La construcción de un personaje o un suceso histórico en el cine debe partir desde la perspectiva de estos, no sobre lo que hoy consideremos como lo bueno o lo malo, o sobre lo que se nos antoje ver.