Falta de ritmo al principio, parece como si quisiera ir introduciéndonos poco a poco en la "nueva" película de Lecter, al mismo tiempo que nos va "desconectando" de su magnífica predecesora. Después... no defrauda. El ritmo se va volviendo frenético a medida que avanza la trama y ese final al que el espectador llega exhausto e inquieto... uff, tremendo.
La fotografía es fascinante y variada, pues lo mismo estamos en Florencia, que en un lago norteamericano, que en la Italia más rural.
Como siempre, si algo se debe destacar es que Anthony Hopkins es un experto y muy buen actor de nuestros tiempos.
Julianne Moore, actriz exquisita, bella y talentosa, está a la altura de lo que se esperaba de ella.
Una señora película.