Pues eso. Si la cinta la filmase Haneke, todo el mal rollo, el ambiente insano y lo desasosegante se perdonaba y habría peña celebrando el cine con mayúsculas. Pero como la hace un chileno que no conoce nadie, pues hala, a la mierda, es desagradable y ofende al espectador.

En mi opinión, estamos ante una cinta con dos pilares muy poderosos: un ambiente muy conseguido a base de escenas geométricas y silencios inquietantes, y un reparto muy talentoso que con solo 6 elementos es capaz de llevar la tensión durante casi 100 minutos a puntos muy álgidos. No hace falta ser muy listo para darse cuenta del símil que propone el guión, entre esta familia de cariño turbio y la sociedad clasista actual, donde el abuso de poder con los trabajadores-esclavos está a la orden del día.

Quizá adolece un poco de lentitud en algunos tramos y de incomodidad en otros (*ver zona spoiler). A mí me ha gustado, aunque no la haya dirigido Haneke.