Podía haber sido una aceptable película de entretenimiento. De esas que uno la ve, pasa el rato, y a los cinco minutos se olvida de que la ha visto. Sin embargo, no lo es debido a su excesiva duración. Si el metraje final no hubiera excedido de los noventa minutos (hora y media es la duración perfecta para este tipo de productos) sería más llevadera.
Zathura es una idea alargada en exceso por los efectos especiales y por los primeros veinte minutos tontaínas en los que se nos describe la vida familiar de una manera torpe y que no tiene mayor relevancia para lo que vamos a ver después. Son como el personaje de la hermana, que sólo sirve para que avance la trama en un momento determinado. Vamos, que la película podía haber comenzado ya con los dos hermanos sentados ante el tablero, que es la única información que nos interesa saber de estos dos elementos. De nada sirve mostrarnos cosas al principio de las películas si luego no son necesarias para el desarrollo de la historia. Claro, que si a esta película le quitamos todo lo que sobra, a lo mejor nos quedaría un corto. Pero un corto "mu bonito". Otro apartado a destacar es la lamentable actuación de todos sus intérpretes (algo achacable a los directores, primero al de casting y luego al de la película) Sólo se salva Tim Robbins que resuelve con oficio los pocos minutos que esta en pantalla y que le sirvieron para pagarse algún caprichito veraniego.
En resumen, que si te molestas en verla, Zathura no te va a inducir al suicidio, si acaso a un sueño profundo; y si pasas de ella, pues que sepas que tampoco te has perdido nada que vaya a cambiar tu vida. Al menos, para peor.