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Voto de DeStrangis:
4
6,6
1.975
Drama
Bob Roberts, un cantante folk, anuncia su candidatura al Senado de los Estados Unidos por el estado de Pennsylvania. La campaña electoral resulta ser una trama con fines económicos, racistas y militares. Un humilde periodista revela la verdadera personalidad e ideas del candidato y de sus colaboradores. (FILMAFFINITY)
12 de diciembre de 2007
12 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película de política ficción que no funciona debido a que el mensaje político trabaja en contra de la trama argumental y viceversa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El mensaje es la típica conspiranoia izquierdista según la cual la CIA y los fabricantes de armas son el gobierno en la sombra del país (EEUU) y la opinión pública influye poco o nada en las grandes decisiones. Aunque el mensaje se expresa expícitamente en varias ocasiones, ya sea por boca del candidato opositor o por el periodista, no queda sustanciado por la trama argumental en absoluto, como hacen otras películas como "El candidato del miedo". En este caso, nos quedamos con las ganas.
La trama argumental es un político populista que hace su campaña al senado de EEUU mediante mítines-concierto en los que expresa sus ideas conservadoras en forma de canciones country, lo que le proporciona una gran popularidad, pero, ¡ay!, resulta que tiene cadáveres en el armario en forma de un uso fraudulento de fondos destinados a viviendas populares, que habría desviado para tráfico de drogas. Un periodista de una publicación marginal lo descubre y lo saca a la luz, lo que afecta negativamente en la campaña por lo que es preciso deshacerse del periodista de una manera particularmente aviesa.
En cualquier caso, los pecados del político en cuestión, según el propio argumento de esta película, son sólo suyos y no se pueden extrapolar a nadie mas, lo que deja huérfana la tesis conspiranoica. Por otro lado, igual que el Cary Grant de "Con la muerte en los talones" sería un ejecutivo de publicidad normal y aburrido si no se hubiera visto metido en una trama de espionaje por designios del guionista, el espectador imparcial, salvo que sea tan fanático de presuponer sin más que los chanchullos del protagonista son consustanciales a todos los políticos de sus mismas ideas (cosa que indudablemente insinúa el filme) no puede menos que imaginar que un Bob Roberts sin el turbio pasado y el juego sucio que le atribuye el guión podría ser incluso un político viable.
Pero los realizadores ven imposible que alguien se plantee el personaje imparcialmente. Son tan maniqueos que dan por sentado que Roberts es tan malo (por sus ideas, ya que sus acciones sólo serían la inevitable consecuencia de éstas) que les parece normal presentar con luz favorable a quien al grito de 'fascista' y 'nazi' sabotea una retransmisión televisiva del canoro político, no sea que convenza a algún espectador incauto. Dime de qué presumes...
En resumen: La película podría haber funcionado presentando simplemente al carismático político populista y millonario con arranques de mal genio y descubriendo sus contradicciones y la falta de sustancia de sus propuestas frente a las del candidato opositor, quizá incluso llegando a una reflexión seria sobre la democracia en general... Toda la obra esta llena de ocasiones perdidas.
La trama argumental es un político populista que hace su campaña al senado de EEUU mediante mítines-concierto en los que expresa sus ideas conservadoras en forma de canciones country, lo que le proporciona una gran popularidad, pero, ¡ay!, resulta que tiene cadáveres en el armario en forma de un uso fraudulento de fondos destinados a viviendas populares, que habría desviado para tráfico de drogas. Un periodista de una publicación marginal lo descubre y lo saca a la luz, lo que afecta negativamente en la campaña por lo que es preciso deshacerse del periodista de una manera particularmente aviesa.
En cualquier caso, los pecados del político en cuestión, según el propio argumento de esta película, son sólo suyos y no se pueden extrapolar a nadie mas, lo que deja huérfana la tesis conspiranoica. Por otro lado, igual que el Cary Grant de "Con la muerte en los talones" sería un ejecutivo de publicidad normal y aburrido si no se hubiera visto metido en una trama de espionaje por designios del guionista, el espectador imparcial, salvo que sea tan fanático de presuponer sin más que los chanchullos del protagonista son consustanciales a todos los políticos de sus mismas ideas (cosa que indudablemente insinúa el filme) no puede menos que imaginar que un Bob Roberts sin el turbio pasado y el juego sucio que le atribuye el guión podría ser incluso un político viable.
Pero los realizadores ven imposible que alguien se plantee el personaje imparcialmente. Son tan maniqueos que dan por sentado que Roberts es tan malo (por sus ideas, ya que sus acciones sólo serían la inevitable consecuencia de éstas) que les parece normal presentar con luz favorable a quien al grito de 'fascista' y 'nazi' sabotea una retransmisión televisiva del canoro político, no sea que convenza a algún espectador incauto. Dime de qué presumes...
En resumen: La película podría haber funcionado presentando simplemente al carismático político populista y millonario con arranques de mal genio y descubriendo sus contradicciones y la falta de sustancia de sus propuestas frente a las del candidato opositor, quizá incluso llegando a una reflexión seria sobre la democracia en general... Toda la obra esta llena de ocasiones perdidas.