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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Comedia. Fantástico En el 9177, mil años arriba, mil años abajo -que tampoco hay que pillarse los dedos con estas minucias-, el mundo entero (y según algunos, el universo también) se ha visto reducido a un solo Edificio Representativo y a unas afueras cochambrosas habitadas por todos los parados y hambrientos del cosmos. Entre todos estos desgraciados está José María, un tipo que decide que salvando ciertas dificultades, y mediante la venta en el Edificio ... [+]
8 de enero de 2019
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filosofía-socio-política-manchega vuelve a cabalgar; entre pinceladas esperpénticas, que no tanto, y brochazos surrealistas, que tampoco. El camino que inició Total, hace 35 años, y que continuaron Amanece que no es poco y Así en el cielo como en la tierra, tiene afortunadamente continuidad en esta distópica comedia. que ha lugar allá por el siglo 92, pero que va dirigida claramente a los borregos de nuestrros días, que seguimos manteniendo en el poder a una serie de inútiles impresentables y chapuceros psicópatas que nos exprimen, nos engañan y nos mean encima desde tiempos inmemoriales; y que están dispuestos a seguir haciéndolo, con suficiencia y regodeo, ad infinitum, como ya hicieron sus tatarabuelos y continuarán haciéndolo sus tataranietos que, eso sí, han sabido conservar, en venas afines, esa sangre de color azul y olor pestilente, y ese adn que encumbra a las élites, menos escrupulosas e insensibles, nacidas para mandar bajo cualquier formato.

El profeta de Albacete vuelve a desgañitarse señalando entre jotas y coplas, no exentas de gracejo consuetudinario que esquivan la tentadora opción sarcástica, a los lobos con piel de cordero y a los sistemas y empresas que todo lo envasan al vacío...Pero estos bienintencionados avisos, como diría José María, se perderán en el tiempo como orín bajo la lluvia.

Al margen de otras reflexiones artístico-técnicas-intelectualoides, Tiempo después, transmite mucho afecto por los seres humanos que, a pesar de todo, no merecen la inacabable peste de imbecilidad en la que se encuentran irremediablemente sumergidos; desde los albores, hasta el momento en que un piadoso mortal, que puede ser perfectamente un presidente de los Estados Unidos, o de otros estados etílicos, apriete el botón nuclear que nos devuelva a la condición de cucarachas que tal vez nunca debiéramos haber abandonado.

José Luis Cuerda forever.
Sinhué
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