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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
10
Comedia En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
18 de noviembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luís García Berlanga, que físicamente se nos ha escurrido hace unos días, no creía en la muerte y, con su cabezonería, consiguió ser de los pocos en conseguir vivienda en la parcela de la inmortalidad. El, y sus obras entre las que destaca, como una lumbre bajo un puente en pleno temporal, la historia de un buen hombre, su familia y el motocarro; rodeados de mojigatos, meapilas, pobres solemnes y "piadosos ciudadanos", tirando dentelladas a su supervivencia y a las ruedas del humilde vehículo que consigue para los suyos un plato caliente cada día.

Las vicisitudes de Plácido son algo más que el retrato de una época. Son la disección y exposición de los habitantes de un país que se llama España y que aún hoy conserva todas esas señas de identidad que fueron un filón interminable para la portentosa creatividad de gente como Berlanga y Rafael Azcona. Hoy, en color, seguimos siendo dignos hijos y nietos de aquellos que organizaban campañas navideñas para "sentar un pobre a su mesa" y de quienes soportaban tal indignidad.
La España de negro corazón que levanta altares políticos a los hipócritas y que mira a otro lado cuando se cruza con la injusticia, aún está aquí. La de inmigrantes sí, pero no; la de corruptos aplaudidos; la de "vivir en concubinato" con peligro de fuego eterno; la de funcionarios malhumorados; la de "póngame a los pies de su señora" (por otra parte, más elegante que el "a quién hay que hacerle una ......", de nuestros días); la de mentirosos sin rubor y pillastres del sí señor........... La España profunda, que tan bien conocía este valenciano cabreado. Todo sigue igual pero él no está para contarlo, y tampoco su amigo Azcona.

Si aún no la has visto, no tardes, está entre las tres mejores películas del cine español y entre las diez del europeo. Y si eres de los que vuelves de cuando en cuando a Plácido ya sabrás de lo que estoy hablando, de esa experiencia irrepetible que te hará reir durante 85 minutos, sin parar de llorar en ningún momento.
Sinhué
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