Sí, vale, es un tipo de cine ágil, rítmico, joven y de cierta comicidad, pero poco creíble y que huye de la mínima profundidad. Me explico: en un ambiente en el que la vida de los que pululan en el vertedero vale menos que un moco, nuestros pícaros e inocentes amigos, así como el resto de operarios de los bajos fondos, no saben qué es el miedo o al menos no saben expresarlo, ¿o es que quedaría mal en una comedia de jugadores y mafiosos temer a la muerte?; parecen más preocupados por la posibilidad de estropearse los trajes que por la de fenecer.

Si lo que pretende Guy Ritchie es elevar al grado máximo el listón de la incompetencia de los descerebrados capos y de los incautos afortunados que accidentalmente les sustituirán, lo ha conseguido. No estoy de acuerdo con él, en cambio, si lo que nos quiere contar es que la suerte, a veces, se pone de lado de los sinvergüenzas simpáticos, ya que para ello ha de desencadenar una traca de milimetradas casualidades difícil de digerir.

Posiblemente lo que me ha pasado con Lock & Stock es que es un tipo de cine que no me apasiona tanto y que seguramente (a juzgar por las votaciones) tiene más virtudes de las que yo veo; aunque es cierto que algunas otras historias con aspectos comunes, como Trainspotting o Drugstore Cowboy, por no hablar del cine de Tarantino, son bastante más de mi agrado