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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Drama Una pequeña ciudad eslovaca, año 1942. El humilde carpintero Anton Brtko (Jozef Króner) intenta llevar una vida apacible ignorando a los seguidores de los nazis, que tratan de imponer su disciplina a la comunidad y erigir una absurda pirámide de madera en honor a la victoria. Sin embargo, las reprimendas de su esposa Evelyn (Hana Slivková) y las burlas de su cuñado Markus (Frantisek Zvarík), un caudillo fascista local, no le permiten ... [+]
11 de diciembre de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película para enmarcar por su humanismo, humanismo que curiosamente acaba ocupando todos los ámbitos que la maldad había invadido; a pesar de que el miedo es un mal consejero que afecta a todos salvo a la tozuda, y sorda, señora Lautmann.

La intrusión nazi, durante la Segunda Guerra Mundial, hace que en una pequeña población eslovaca los habitantes se posicionen en función de sus orígenes, religiones e incluso carácter. Unos se apuntarán de inmediato al caballo ganador, otros formarán parte de la resistencia y alguno, como el carpintero Anton Brtko, está molesto porque, estos y aquellos, no le dejan en paz y a él lo que más le gusta es beber, sestear y pasear con su perro.
En la tienda de la Calle Mayor, una vetusta mercería, la vida continúa tan rutinaria como siempre para la anciana Lautman que ni oye, ni quiere oir hablar de nada que cambie el ritmo habitual de sus últimos años.
Por razones que tienen que ver con la fuerza y las ideologías descalificantes el humilde maderero y la tendera judía se convierten en atípicos socios, mientras avanzan los monstruosos despropósitos fascistas.

La pareja de directores, que compartieron el guión con Ladilsav Grossman, consiguieron gran notoriedad con esta obra, que llegó a ganar el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa; porque si algo queda patente en este alegato contra las guerras, es la falta de sentido común de quienes se suman a la pestilente orgía del dolor, la humillación y la muerte.
Como dijo Miguel Hernández: "Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes armas si no son las palabras. Tristes hombres si no mueren de amores"

"La tienda de la Calle Mayor" es un retrato que se antoja irrepetible de una realidad que, desafortunadamente, se repite con cíclica constancia.
Sinhué
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