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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
8
Drama Leningrado, un verano a principios de los 80: la escena del rock de la ciudad está en pleno apogeo. Viktor Tsoï, un joven músico que creció escuchando a Led Zeppelin, T-Rex y David Bowie, está tratando de hacerse un nombre. El encuentro con su ídolo Mike y su esposa, la bella Natacha, cambiará su destino. Juntos construirán una leyenda como pioneros del rock ruso. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante manera de contarnos la vida e influencias de un músico de Leningrado (ahora San Petersburgo) y su círculo más próximo. Viktor Tsoï, a pesar de su pronta desaparición, murió a los 28 años en accidente de tráfico, dejó una huella muy profunda en una importante tropa juvenil que buscaba escapar, a través de la música y otros añadidos, de una pegajosa y grisácea realidad. El pop, que de alguna forma se subvencionaba, era para ellos un mal sucedáneo, una brida de seda. Lo que les hacía volar y proyectarse más allá, eran las propuestas de las bandas inglesas, la música contestataria de Dylan, el rock alternativo de Lou Reed y todo lo que tuviera que ver con el underground y el movimiento punk.

Estos muchachos rebeldes, aunque pacíficos, tenían una formación cultural nada desdeñable para su edad; eso mismo les hacía parecer enjaulados y utilizaban los caminos de la creación para aislarse de otras cuestiones y alimentar su micro-mundo de fiestas clandestinas, amores inocentes y escapadas oníricas.

Kirill Serebrennikov se ha valido de los medios técnicos que a aquellos artistas les faltaron, para rendirles un homenaje en esta película que seguro que, de vivir, la mayoría de ellos hubieran aplaudido; porque está hecha con mucho cariño y aprecio, poniendo en el centro al líder de Kinó y a cuantos le auparon; tratando a toda aquella generación inquieta con toda la dulzura y comprensión que seguramente merecían.

Impagable su banda sonora, no solo por los recuerdos que nos traslada a los más mayores, también porque demuestra que las referencias lo son por algo, que lo bueno flota, que se puede crecer sobre la excelencia y que las melodías (asentadas sobre textos poéticos y veraces) son un vehículo revolucionario de transformación.
Sinhué
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