Media votos
7,0
Votos
3.563
Críticas
1.378
Listas
20
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Sinhué:
7
6,8
26.873
Drama
España. Verano de 1936. El célebre escritor Miguel de Unamuno decide apoyar públicamente la sublevación militar que promete traer orden a la convulsa situación del país. Inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca. Mientras, el general Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la ... [+]
5 de diciembre de 2019
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre que en este país se estrena algo que tenga que ver con el conflicto armado más reciente, al que unos llaman guerra civil y otros golpe de estado, resucitan las dos Españas. Aunque, como es el caso de Mientras dure la guerra, su artífice sea alguien nacido en Chile, de madre española y que tenía tres años cuando murió el sátrapa gallego.
La visión pues del cainismo patrio por parte del director pasa suficientes filtros, incluida la dubitativa mirada de Miguel de Unamuno, que deberían alejar al espectador más concienzudo de la idea de partidismo u obra ideologizada; al margen del éxito técnico o artístico de su autor.
No es el caso, y las opiniones se reparten, en una u otra dirección, teniendo en cuenta los posicionamientos partidistas, en lugar de las evidencias históricas.
Los más jóvenes tendrán la oportunidad de acercarse a unos años, aunque recientes, muy desconocidos para ellos y ver en pantalla lo que la normalidad tendría que situar en los libros de texto.
Porque a pesar de los más de ochenta años de aquella rebelión militar contra una república bendecida en las urnas, sigue teniendo más peso de análisis el poco objetivo discurso de las "batallitas del abuelo"; y, el lugar en que se encontraban nuestros antecesores el 1 de Abril de 1939 (último parte de la guerra).
El rector de la Universidad de Salamanca, según los escritores de este film; fue más humano que sabio en los últimos y amargos días de su vida, vivió en propia carne la inmisericorde ley que se le atribuye a Edward A. Murphy Jr.; y lo que, a ojos del filósofo bilbaíno: "no podía empeorar más", se convirtió en una cascada de despropósitos, a mayor gloria de un militar megalómano; que le llevó a alargar una guerra, que podría haber solventado de forma inmediata, para eliminar al mayor número de enemigos, y a algún ex-colaborador; estableciendo así un régimen de miedo y manu militari.
Es la mirada de Unamuno la que nos permite pasear las calles y cafés de la capital salmantina, conocer de primera mano los sucesos escritos o radiados, lo que se cocía en algunas instituciones, las soflamas incendiarias de Millán Astray y Queipo de Llano, la desconfianza de algunos integrantes de la Junta Militar y los comentarios quedos de la población... actos que profetizaban peligros acechantes.
La visión pues del cainismo patrio por parte del director pasa suficientes filtros, incluida la dubitativa mirada de Miguel de Unamuno, que deberían alejar al espectador más concienzudo de la idea de partidismo u obra ideologizada; al margen del éxito técnico o artístico de su autor.
No es el caso, y las opiniones se reparten, en una u otra dirección, teniendo en cuenta los posicionamientos partidistas, en lugar de las evidencias históricas.
Los más jóvenes tendrán la oportunidad de acercarse a unos años, aunque recientes, muy desconocidos para ellos y ver en pantalla lo que la normalidad tendría que situar en los libros de texto.
Porque a pesar de los más de ochenta años de aquella rebelión militar contra una república bendecida en las urnas, sigue teniendo más peso de análisis el poco objetivo discurso de las "batallitas del abuelo"; y, el lugar en que se encontraban nuestros antecesores el 1 de Abril de 1939 (último parte de la guerra).
El rector de la Universidad de Salamanca, según los escritores de este film; fue más humano que sabio en los últimos y amargos días de su vida, vivió en propia carne la inmisericorde ley que se le atribuye a Edward A. Murphy Jr.; y lo que, a ojos del filósofo bilbaíno: "no podía empeorar más", se convirtió en una cascada de despropósitos, a mayor gloria de un militar megalómano; que le llevó a alargar una guerra, que podría haber solventado de forma inmediata, para eliminar al mayor número de enemigos, y a algún ex-colaborador; estableciendo así un régimen de miedo y manu militari.
Es la mirada de Unamuno la que nos permite pasear las calles y cafés de la capital salmantina, conocer de primera mano los sucesos escritos o radiados, lo que se cocía en algunas instituciones, las soflamas incendiarias de Millán Astray y Queipo de Llano, la desconfianza de algunos integrantes de la Junta Militar y los comentarios quedos de la población... actos que profetizaban peligros acechantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Don MIguel de Unamuno fue utilizado, y posteriormente ninguneado, por los responsables golpistas que aprovecharon a los pocos intelectuales, fieles o indecisos, para blanquear un acto traidor y criminal.
La alternativa que plantea Amenábar, nos descubre a un hombre que, aunque dotado de unos conocimientos portentosos y una inteligencia indiscutible, había perdido la referencia de la realidad popular. De otra forma no se entiende su, aunque renuente, apoyo a la plataforma militar, habiendo sido él mismo diputado en 1931 de las Cortes constituyentes de la Segunda República.
Murió dos meses después del "venceréis, pero no convenceréis" en arresto domiciliario.
Es imposible no hablar de política cuando se habla de "Mientras dure la guerra"; pero, a diferencia de otros, yo no considero que sea malo hacerlo ni que sea bueno bajar la voz. Los actos de libertad siempre se enfrentan al miedo.
Yo sí creo que los libros y las películas tienen una intencionalidad que trasciende lo políticamente correcto y que a la gente sí le interesa lo que piensan otros, aunque solo sea para estar en contra.
La alternativa que plantea Amenábar, nos descubre a un hombre que, aunque dotado de unos conocimientos portentosos y una inteligencia indiscutible, había perdido la referencia de la realidad popular. De otra forma no se entiende su, aunque renuente, apoyo a la plataforma militar, habiendo sido él mismo diputado en 1931 de las Cortes constituyentes de la Segunda República.
Murió dos meses después del "venceréis, pero no convenceréis" en arresto domiciliario.
Es imposible no hablar de política cuando se habla de "Mientras dure la guerra"; pero, a diferencia de otros, yo no considero que sea malo hacerlo ni que sea bueno bajar la voz. Los actos de libertad siempre se enfrentan al miedo.
Yo sí creo que los libros y las películas tienen una intencionalidad que trasciende lo políticamente correcto y que a la gente sí le interesa lo que piensan otros, aunque solo sea para estar en contra.